Cuando el destino de un amor no es permanecer; el tiempo siempre juega en su contra sea como fuere, quiero que sepas que te amé y que te amé mucho más de lo que podría haber imaginado que alguien pudiera ser amado.
"Mientras dormías, te di un beso en la frente y respiré cansada.Te acaricié el pelo y te olí, como hacen los animales con sus cachorritos.En ese segundo, me volvió el alma al cuerpo.
Recuperé la calma, y así, con la cabeza más cuerda, me arrepentí. De ese grito, de esa cara de enojada.
De tantas cosas que te había dicho durante el día.Mientras dormías,me reencontré con la culpa, esa vieja enemiga que tanto conozcoy no puedo, todavía, eliminar de mi vida.
Cerré los ojos y respiré profundo. Me reproché haber perdido, una vez más, la paciencia tan rápido. Porque en ese instante, mientras dormías, tu berrinche no parecía tan grave, ni tu demanda tan incomprensible.
Con la luz semi apagada y tus ojos cerrados, fue tan fácil ver lo frágil que eres, y lo mucho que me necesitas.Rogué al universo despertarme distinta. Deseé convertirme en una mejor persona para ti Más amable, más paciente. Y en ese instante, mientras dormías, decidí empezar conmigo.
Me abracé y me hablé con cariño. «No lo estás haciendo tan mal», me dije. Y me acordé.
No todo habían sido gritos y retos. Durante el día también te había dicho que te quería, más de una vez. Te había abrazado y consolado después de un largo dia de trabajo. Había tenido paciencia y me había reído. No siempre, pero sí muchas veces. Te di otro beso en la frente y respiré, un poco menos cansada.
«Te quiero, siempre», dije en voz baja. Y esa noche, mientras dormías, me fui de tu cuarto".
Texto: Belén Lopez Medus
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