Ender inicia con "E" | 7a.m #1

Capitulo 6

Dejen aquí su: "¡Llegué!"

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Kattia

La falda me incomoda un poco pero al menos no me veo mal. Trato de ponerme la corbata pero no lo logro, por lo que la dejo desamarrada para no arrugarla más. Bajo así a la cocina– sí, ya sé dónde está y sin un mapa– para que Joana o mi papá me ayuden.

Gracias a Dios que James me ha dejado asistir con unos zapatos tipo balerinas pero muy cómodos. No creo que podría aguantar más de ocho horas con la trampa mortal que quisieron venderme cuando busqué el uniforme hace unos días.

–¿Me ayudas, por favor?

Joana es quien me anuda la corbata mientras mi papá nos ve desde la mesa.

–Deberás aprender– me recuerda la señora más linda que he conocido– Vas a ponerte este uniforme dos años más, todavía, y debes saber hacerlo sola.

–Me incomoda– me quejo, cuando lo ajusta lo suficiente como para que la posibilidad de morir por falta de aire pase por mi mente.

Trato de alejarme pero me sostiene en mi lugar.

–Así lo debes tener, nada de ponerte así como esos adolescentes de hoy en día o dejarla suelta y verte como un vagabundo.

–Esa es la moda, Joana– me apoya James, reprimiendo una risa– Deja que vaya cómoda, no es un soldado.

Le agradezco con la mirada. Joana resopla pero le hace caso al desajustar un poco la trampa mortal de mi cuello.

Me siento a desayunar no mucho después. Son las siete de la mañana así que todavía tengo tiempo de sobra para llegar.

–¿Me vas a llevar?

–Pensé que querías ir en tu bicicleta.

Hago una mueca y tomo un poco de jugo.

–Quiero ver primero cómo se mueve todo– admito– Mañana iré en la bicicleta.

Para los que se preguntan, cuando monto bicicleta y uso falda siempre me pongo una malla, es como si estuviera en short, de hecho ni se nota la diferencia al conducir.

–Te puedo llevar siempre, si quieres.

Niego, no quiero aprovecharme tampoco. Comemos entre una plática ligera, Joana se metió a la cocina luego de ayudarme y ya no salió. Le pedimos que se quedara pero nos rechazó, ¿Quién la entiende?

Antes de partir, reviso que tenga todos los libros– que son, al menos, cinco– en mi mochila. Planeo dejarlos en mi casillero para no cargarlos todo el tiempo. Me miro otra vez al espejo y luego de repetirme unas cuantas veces que si puedo con esto, bajo para llegar al auto.

El camino se me hace más corto de lo que pensé. No me siento segura. Tengo una sensación que me aplasta el pecho con fuerza. Es miedo.

Ya no quiero entrar a la escuela.

–¿Seguro que no van a molestarme?– la pregunta escapa de mis labios sin poder pensarlo realmente– ¿Le dijiste a alguien más que estaba en Bt College[1] antes?

–No, tranquila, Kattia. George es el único que lo sabía y se me escapó, en realidad.

–Mamá no está, ella era quién me ayudaba a digerir, al menos un poco, cada horrible día.

–Lamento que hayas tenido que vivir eso– su semblante está cubierto de culpa, no debe sentirla pero no le digo nada– Te aseguro que aquí no te van a molestar y si eso pasa también puedes conversarlo conmigo.