Capitulo 1

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Dejen aquí su: "¡Llegué!"

♠♣♠

Kattia

Las personas salen de sus casas y las pocas que habían en la calle se acercan formando un círculo alrededor del cuerpo de mi madre, algunos jadean, otros gritan y entre todo el tumulto escucho que un hombre está llamando a una ambulancia.

Yo estoy arrodillada. Hay sangre pero no se de donde proviene, los ojos de mi madre están cerrados, no se mueve y aún así le susurro que se despierte, le susurro mi amor por ella, le susurro la necesidad que tengo porque siga en vida.

–¡A un lado, a un lado!– grita un paramédico, uno más viene con él y después de tomar los signos vitales la suben a una camilla de color naranja.

Si hacen eso es porque sigue viva, ¿No?

Me levanto también con velocidad y camino tras mi madre, aunque mi mano nunca suelta la camilla. Nadie me impide subir a la ambulancia, me siento a un lado sujetando, esta vez, la mano de mi mamá, en tanto los paramédicos la revisan y ponen una máscara de oxígeno encima de su nariz y boca.

Me muevo automáticamente, mis ojos únicamente están en mi mamá. Me niego a derramar lágrimas pues eso solo significaría que todo ha acabado. Bajo de la ambulancia al llegar, no me separo de mi mamá hasta que unas enfermeras me detienen en contra mi voluntad.

–No puede entrar, señorita– me despierta una de ellas del transe en el que entré.

Me tiene sujeta del brazo. Parpadeo unas cuantas veces para poder enfocarla, advierto que hay al menos tres enfermeras rodeándome y mirándome con preocupación, aunque solo la que me tiene agarrada me habla. Carraspeo.

–¿Ella estará bien?

Mi voz sale atropellada, apenas puedo hablar.

–Deben extraer las balas– informa con suavidad, me guía entre los pasillos hasta llegar a la sala de espera– ¿Cuántos años tienes?

Abro y cierro mi boca, analizo si decir la verdad realmente sería una buena idea.

–Dieciséis años– respondo finalmente optando por afrontar las consecuencias de mi edad– ¿Eso es un problema?

Su mirada cambia a la lástima, mira a ambos lados tratando de buscar ayuda o algo así antes de volver a posar sus orbes llenos de indecisión en mí.

–Cuando tu madre salga de cirugía vendrá el doctor a hablar contigo, ¿Bien?

–Está bien.

Asiente y se aleja. Una vez me aseguro de que ya no me vea, camino en la misma dirección que aquella enfermera ha tomado, deteniéndome en una esquina escondida para escuchar la conversación que sostiene con sus compañeras de trabajo:

–Debemos llamar a servicios sociales.

–¿Por qué?

–Es menor de edad– suspira, trato de ver quién habla pero mi posición me lo impide– Su madre tiene heridas muy graves, apenas tenía pulso al llegar, no sobrevivirá y no ha aparecido otro familiar, no creo que tenga a nadie más.

Es cierto. En la vida somos solo mi madre y yo, nunca tuve tíos ni abuelos, ciertamente estos últimos si existieron, no obstante mi mamá dice que ambos la sacaron de su casa cuando les contó de su embarazo; desde ese momento jamás han querido contactarla y han rechazado los intentos por nuestra parte.

–Eso es un problema.

–Jamás me han gustado estos casos– dice con lamento la enfermera que me dejó en la sala de espera– Los niños no deberían perder a sus padres, especialmente cuando son lo único que tienen.

Ender inicia con "E" | 7a.m #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora