Ender inicia con "E" | 7a.m #1

Capitulo 21

Dejen aquí su: "¡Llegué!"

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Kattia

Muevo mi cama, mi escritorio, saco toda la ropa que tenía encima de mi silla y aún así no encuentro nada.

Mi cuarto ha quedado hecho un desastre, pero eso es lo de menos cuando después de estar buscando desde las cuatro de la mañana el collar de mamá no ha aparecido aún. Desde hace ya un rato hay una única posibilidad rondando mi mente, sin embargo, me niego completamente a aceptarla, por lo que continúo levantando cosas.

–Hija– me detengo, volteando a ver a James. Él mira de mí a mi habitación con confusión– ¿Qué es lo que estás haciendo?

–Busco algo, ¿qué pasa?

Frunce el ceño.

–El desayuno está servido desde hace rato y no bajaste. Me preocupé.

Ladeo la cabeza, dejando mi búsqueda completamente de lado.

–¿Joana ya hizo el desayuno?

–Si. Normalmente ya estaría de camino a la escuela a esta hora.

Muevo mis ojos por el desorden, tomando y viendo la hora en mi celular cuando lo encuentro entre las sábanas.

–No me había dado cuenta– me excuso, empezando a juntar mi uniforme y toalla para meterme a bañar– Voy a... ¿Puedes decirle a Joana que me guarde el desayuno?

–Si, ya me ocupé de eso. Puedo llevarte en carro.

Asiento.

–Gracias– le doy una sonrisa rápida antes de meterme al baño.

Creo que ni siquiera termino de quitarme todo el jabón cuando ya estoy vistiéndome, mientras trato de peinarme como puedo con las manos. Aunque mis ojos se pasean por el baño con un poco de calma para verificar que mi collar no esté por ahí.

Saludo a Joana quien me dice que mi padre ya está en el auto, esperándome. Corro como alma que lleva el diablo porque estoy tarde y si hay algo que aborrezco más que educación física es llegar tarde.

–¿Qué buscabas antes?

Trato de regularizar mi respiración. Eso de correr no fue mi mejor idea.

–Un collar de mamá– murmuro. La culpa no me abandona porque he revisado por todos lados y no aparece, lo que significa que lo perdí en algún momento de la noche anterior.

–Puedo decirle a Joana que revise también.

–No está, va a buscar por las puras.

–Las esperanzas son lo último que se pierden– me anima, dándome un vistazo cuando gira en una esquina– ¿Cuál era?

Carraspeo.

–Uno dorado, tenía una pequeña piedra del mismo color. Nunca vi a mamá ponérselo, pero lo tenía bien guardado, como si fuera un tesoro.

No me responde, así que separo mi vista de la ventana, encontrándome con una sonrisa triste mientras sigue mirando al frente. En realidad, ni siquiera parece concentrado en el camino, sino más bien perdido en sus pensamientos.

–Ese...

–Tu le regalaste ese collar, ¿verdad?– pregunto temiendo la respuesta. Asiente– Lo siento, James, no lo sabía.

No dice nada más hasta que estaciona frente a la escuela.

–No tienes que disculparte– masculla antes de que baje– No lo sabías y, aunque lo hayas sabido, sé que nunca hubieras perdido algo que le perteneció a tu madre deliberadamente. Puedo comprarte otro, si quieres.