01: Tirano

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Los demás imperios estaban tan metidos en sus asuntos como para notar la inminente amenaza que era el imperio Atheia, el cual había acabado con sus reinos vecinos en menos de cuatro meses.

Los imperios ahora pertenecientes de Atheia decían que este solía abusar de sus propias leyes, tales como:
-Cualquier delincuente que atente contra la integridad de algún ciudadano de Atheia sería esclavo o ejecutado.
-Ningún ciudadano está exento de pagar tributos e impuestos a partir que su salario conste de cinco monedas de oro.
-Cualquiera que pertenezca al imperio debe formar parte de la religión cristiana

Algunos hasta murmuraban que era el responsable de cientos de muertes causadas por un crimen de guerra durante la guerra contra Arbezela que desde ese suceso estaba en una crisis por lo que habían ofrecido a su hija en matrimonio con aquel hombre para mantener la paz además de mil monedas de oro y algunas joyas de rubí.

El hombre considerado como un tirano en potencia nunca mostró ningún signo de remordimiento por la sangre manchada en sus manos perteneciente a su propio padre o la de sus hermanos que debió de matar para poder subir al trono. Solamente evitaba hablar del tema con una sonrisa en sus labios y una mirada penetrante.

Con el carruaje andando y cien de soldados que estaban ahí para protegerlo de cualquier amenaza. Sus ojos no estaba siquiera interesado en el paisaje solamente podía pensar en qué hacer con esa propuesta. Ella era una mujer muy bella pero aun así algo había de ella que sentía que estaba oculto porque según los rumores la primera princesa de Arbezela era poseedora de un Harem con hombres de talentos divinos que la ayudarán a subir al trono y él no quería ser un eslabón más en aquel juego de dominación.

—Su alteza. Será mejor descansar. Todavía falta un día de viaje—habló uno de los sirvientes acompañado de un soldado. El emperador asintió mientras miraba otra vez el paisaje ahora nocturno.

Bavilo miró con gran asombro como el invencible de su padre volvía junto a sus tropas derrotados luego de haber peleado por la zona este de su imperio

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Bavilo miró con gran asombro como el invencible de su padre volvía junto a sus tropas derrotados luego de haber peleado por la zona este de su imperio. Temió por la vida de los ciudadanos sabiendo que el ganador fue el emperador de Atheia.

—¿Qué?—murmuró Ariana con miedo y confusión en su voz. Ambos se miraron confundidos y con miedo palpitante y corrieron a la sala del trono a pesar de no verse tan elegantes y refinados como deberían.

El ambiente allí era tenso. Benela parecía por primera vez consternada. Roseire estaba llorando a mares. Nell miraba todo con su cola inquieta. Efrit parecía más enojado que siempre. Jade parecía levemente feliz por eso. Haveron estaba intentando consolar a su madre que lloraba casi tanto como su madre. Kamal no mostraba ninguna emoción que no sea tristeza. Raymond parecía entretenido con sus propios pensamientos.

—¡Su majestad, el sol de Arbezela, Jaider de Sacramise!—el hombre entró sumamente enojado y deprimido.

—¿Padre, es cierto. Hemos perdido el este del imperio?—el emperador hablando su mirada.

—Es cierto, lamentablemente. Mi estrellita—Beso su cabeza en un intento de tranquilizarla inútilmente.

—¿Y ahora qué haremos, padre?—preguntó levemente temeroso, el primer príncipe.

—Un tratado de paz. No tenemos oportunidad contra ellos-dijo tomándose la cabeza mientras se tomaba la cabeza—Nos superan en número, armamento y en capacidades-su hija lo miró triste—el tratado de paz tiene que constar de tributos, joyas y seguramente un matrimonio—la emperatriz miró insegura a su hija y levemente a su hijastro mayor—Ariana va a ser la ofrecida en matrimonio. Solo nos queda esperar que acepte.

—¡Pero, padre!—gritó asustada—¡No puedes casarme con ese monstruo que tiene sangre en sus manos de su propia familia!—su padre tomó su cara lagrimiente.

—Entiendo que estés asustada. Pero esto es para todo el pueblo de Arbezela—acarició sus mejillas y la erosión entre los brazos de las joyas mientras su esposa y concubinas lo seguían y sus hijos iban a intentar mejorar con la espada.

TiranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora