06: Hotel

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-Es una lastima, pero no podre aceptar su generosa oferta, príncipe. He planificado volver a mi pais dentro de dos semanas y debido a los preparativos no podre estar en las mejores condiciones para asistir. Tengo que asegurarme de que mi imperio este en optimas condiciones y temo que no podre asistir a la tan ansiada ceremonia-el hombre hizo una leve reverencia.

-Oh, no hay problema. Espero que le vaya bien en su viaje. Me encantaría acompañarlo algún día a conocer su imperio-el príncipe hizo una reverencia-pero me temo que no será posible, aun asi me encantaría volver a verlo antes de su partida si es posible, emperador-Bavilo hizo una reverencia y comenzó a caminar fuera de su vista.

Stefano hizo una mueca y chasqueo la lengua molesto, luego metió la cabeza dentro de su habitacion-De casualidad ¿Nos quedan dos asientos libres en el carruaje?- Rafael y Catalina se miraron con una sonrisa y ambos asintieron-Bien, entonces Ariana de Sacramise y Bavilo de Sacramise iran con nosotros a nuestro viaje para visitar nuestras tierras sagradas, hermanos.

[. . .]

-Acepto su petición parcialmente pero sobre el príncipe Bavilo... ¿Por qué desea que él vaya?-pregunto el emperador Jaider sabia que Ariana era su futura prometida y tenía sentido que ella viera su país antes de volverse emperatriz pero ni entendia que tenía que ver Bavilo ahí.

-Al parecer el chico es más simpático que todos ustedes juntos- el emperador más poderoso paso su mirada carmesi por la figura del emperador mas viejo con un poco de asco y superioridad que rápidamente se suavizó al ver los ojos amatistas del principe, se sentía menos culpable por aquellos sentimientos pecaminosos momentaneos gracias a sus hermanos.

Ariana hizo una mueca molesta al ver ese ablandamiento en su mirar al tan solo ver a su medio hermano sin embargo quedo más calmada al saber que ella también iría a visitar el bello imperio de Atheia.

Nell Phantom también había notado esa mirada y por más que lo negara, lo había puesto totalmente celoso con solamente ese gesto. Para que mentir, en parte era su culpa que el príncipe tenga un muy leve casi imperceptible sonrojo en sus mejillas.

-Pero para aceptar totalmente su petición, preferiría que fueran las joyas de mi hija, la primera princesa de Arbezela.

-Como quiera- contesto sin importarle mucho-Pero ustedes deberán sustentar los gastos de sus concubinos, yo solo me encargare de sustentar los gastos de mis invitados.

-A veces pienso que al emperador Stefano D'angelo no le teme a nadie-pensó Bavilo sin poder quitar su mirada de los ojos rojos del emperador (cosa que noto y molesto al primer concubino).

Finalmente con ciento veinte guardias, cinco concubinos, dos príncipes, un emperador, un obispo y una santa partieron puedieron partir al gran imperio de Atheia.

Dentro del carruaje más custodiado iban la santa Catalina y el obispo Rafael hablando alegremente sobre sus vidas con el emperador Stepano, mientras que Ariana que se encontraba a la derecha del empersdor intentaba entender su conversacion en latín y Bavilo dormia tranquilo en el lado izquierdo del emperador.

-Entonces... ¿Vas a aceptar que tus sentimientos no son pecaminosos o vas a seguir pensando que lo son?-pregunta la santa en latín notando la cara de aburrimiento de la princesa.

-Creo que el hermano Stefano debería pensarlo un tiempo más, no queremos entrometernos en su vida querida hermana-dijo Rafael en latín al notar el silencio del emperador.

-Creo que... si. Me gusta, pero me gustaría conocerlo más, un mes y una semana no es mucho tiempo-Catalina sonrío y tomo su mano y la acaricio ante la mirada de la celosa princesa.

-Yo, Catalina D'angelo, la santa del imperio de Atheia, te doy mi bendición para lo que desees hacer con el primer príncipe de Arbezela siempre y cuando sea por motivos puros-Stefano no pudo evitar sonreír muy levemente. Si se podía ablandar con alguien era con sus hermanos.

Ariana se sentía un poco celosa aun sin entender la situacion sin embargo no pudo evitar sonrojarse con aquella sonrisa que tenía el emperador pasmada en su cara.

Bavilo finalmente se despierta algo desorientado mientras se refregaba los ojos para luego poner su mano sobre su boca mientras bostezaba.

-¿Cuánto falta?-susurro el príncipe al emperador.

-Al menos un día y cinco horas, si quieres puedes volver a dormir-le susurro devuelta el emperador mientras veía al príncipe asentir y volver a su posición original para dormir otro rato más.

Ariana sabia que para lograr tal acercamiento como el que tenía su medio hermano con el emperador debía por lo menos tener algunos encuentros para hablar con el pero ¡Quien podía culparla! Era una mujer muy requerida entre sus amadas joyas, además estos siempre fueron calidos con ella (exceptuando a Jade, claramente) por cierto... ¿Que estarán haciendo sus amadas joyas ahora mismo?

En el segundo carruaje a penas vigilado por unos veinte soldados, las cinco joyas se encontraban en distintas burbujas, Haun estaba dormido mientras que Amber y Jade se susurraba algunas palabras que Efrit no llegaba a escuchar y tampoco le interesaba pues estaba hablando con la primera joya que parecía algo decaída.

-Te ves tan lindo con ese broche que te regale, gatito-le susurro Raymond al ver el lindo broche de zafiros que le había regalado a su novio.

-Callate, no me digas asi-Jade se sonrojo fuertemente ante ese apodo.

[. . .]

-L-lo lamento, su majestad el emperador de Atheia pero solamente nos quedan tres habitaciones que están a su nivel-Dijo el recepcionista de aquel pequeño reino aliado en el que iban a pasar la noche-P-puedo ofrecerles la suite matrimonial donde pueden entrar hasta seis personas, la segunda suite matrimonial donde pueden entrar dos personas y la suite donde entran otras dos-el emperador puso mala cara pero finalmente rodo los ojos y puso un saco lleno de monedas de oro.

-Bien, las tomare-todos los pertenecientes a la realeza y a la iglesia caminaron hacía dichas habitaciones.

TiranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora