El emperador Stefano salio de la ducha con una toalla alrededor de su cintura ya que se había olvidado la ropa fuera del baño.
El príncipe ya bañado y cambiado se encontraba acostado en el medio de la cama, acurrucado entre las mantas mientras leía un libro que le había prestado Stefano de uno de los autores más populares del imperio se Atheia.
—Debo admitie que la literatura de Atheia es muy entretenida, su majestad—Bavilo no levanto su mirada de las hojas porque temia ver algo que no queria ver.
—Sabe que puede llamarme por mi nombre, principe—Stefano rueda los ojos luego de haberse puesto la ropa interior.
—Lo lamento—dijo mientras apretaba levemente el libro.
—No lo hagas, esta bien, Bavilo—Dice el emperador mientras se ponía una de sus remeras para dormir para luego acostarse en el lado contrario de la cama—Apaga la vela antes de ir a dormir, por favor—al ver el asentimiento de Bavilo finalmente se acurruco encima de las mantas y se quedo dormido.
Bavilo se tomo unos minutos para apreciar lo bella que era la cara del emperador cuando este estaba durmiendo tan relajadamente a su lado y de la nada le dio una punzada de envidia porque si, se estaba enamorando del tirano.
Quería ser el el que viera esa escena todas las mañanas y que no sea su hermana la que lo vea recién se levante quería al emperador para si mismo, por eso la envidia lo estaba matando lentamente como siempre lo hacía cuando se trataba de su media hermana menor.
Bavilo suspiró y finalmente dejo el libro a un lado antes de apagar la vela y correrse más hacia la derecha para que el emperador.
[. . .]
Estaba rodo oscuro cosa que a Stefano no le gustaba, no podía siquiera divisar a Bavilo o algún mueble, solo habia oscuridad alrededor de él.
Una mujer pálida con cabello castaño y ojos verdes lo mira a los ojos dejando helado a Stefano, ve que a su lado hay un adolecente de cabello rubio y ojos rojos como los suyos. Ambos están palidos y tienen la ropa ensangrentada. Stefano siente que la respiración se le corta.
Al lado de ambos hay un hombre de cabello castaño de ojos rojos que lo miraba seriamente mientras sangre se escapa de un corte en su garganta.
—Nuestras muertes son tu culpa—Stefano pudo divisar a varias mujeres diferentes que habian pertenecido al Harén de su padre que él había matado a sangre fría—¿¡La culpa de la muerte de ese doncel también sera tuya?!—Stefano ahogo un grito.
Empezó a hiperventilar mientras sus manos temblaban. Tenia razon, era su culpa, sin embargo lo que mas le estaba haciendo entrar en panico era la cara de asustada, traicionada y decepcionada de una mujer rubia con ojos castaños.
¿Y si con sus acciones no la había vengado y solo se había vengado a si mismo? ¿Acaso... acaso había decepcionado a su madre al verse convertido en su padre?
—¡Es tu culpa!—el tirano pudo escuchar a la lejanía pero aun así no logro identificar la voz hasta que miro sus manos llenas de sangre y un cuerpo con cabello gris a lo lejos.
[. . .]
Stefano se levanta sobresaltado levantando sin querer al doncel que estaba a su lado y sin saber porque lo abraza mientras llora. Bavilo aun más dormido que despierto acepta el abrazo, esta cansado peto con tan solo escuchar sus sollozos y sentir sus temblores, no había que ser un genio para notar que había tenido una pesadilla.
—Todo va a estar bien, su- Stefano, ya lo vera—Bavilo acaricia su espalda y su cabello.
—¿Por qué?—Bavilo alza una ceja ante aquel balbuceo—¿¡Por qué no se aleja?! ¿¡Por qué no me teme?!—El D'angelo se zafó de sus brazos mientras sus ojos rojos seguían soltando lagrimas.
[. . .]
Ariana se encontraba sentada en un trono uno de oro lleno de joyas, había una amatista en el lado izquierdo inferior, un zafiro en el lado izquierdo superior, una jasper en el lado derecho inferior, un jade en el lado derecho superior, decoraciones de perlas en los costado y un rubi muy grande en el centro del trono.
Ella tenia una corona de rubíes con algunos diamantes y un vestido blanco que con un escote de corazón y una abertura por la espalda. Al lado suyo estaba aquel hombre que gobernaba Atheia besando el dorso de su mano casi besando el anillo de matrimonio se diamante en su dedo anular. Y a sus pies se encontraba el cuerpo muerto de la rosa roja de Arbezela y los cuerpos de Bavilo de Sacramise y Kamal de Sacramise.
[. . .]
—Princesa—la suave voz de Haun Baek la despertó de su hermoso sueño—es hora de desayunar.
Una vez ya cambiada con un vestido azul más ligero y con volados blancos en la parte baja, Ariana se sentó en la mesa del restaurante del comedor del lado izquierdo del emperador pues sabia que nadie se podía sentar a su derecha sin su persmiso por lo que uno puede imaginarse su cara al ver como Bavilo de Sacramise se sentó a su lado derecho sin ningún problema y solo recibiendo una pequeña sonrisa de parte del emperador.—Entonces ¿Como durmió su majestad? Se que mi hermano puede ser un poco molesto a veces—Ariana menciono antes de que su hermano pudiera comenzar a hablar.
—Bien, su hermano hace muy buena compañía de hecho—Dijo Stefano mientras le lanzaba una mirada a Bavilo y sonreía muy levemente cosa que paso inadvertida para la princesa Ariana.
—Oh, me alegro en ese caso, su majestad—se mordió la lengua mientras sonreía—En lo que queda del viaje me gustaria ir con mis joyas, no quiero interrumpir los asuntos que ayer discutia con las autoridades religiosas de su imperio—el tirano asintió sin mucha prestarle mucha importancia a las palabras de la princesa.
Bavilo no dijo nada mientras tomaba su té de frutilla con galletitas de chocolate. Al parecer estaba aun medio dormido. Parecia que los viajes siempre dejaban cansado al príncipe.
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Tirano
FanfictionEl imperio de Atheia era gobernado por el emperador tirano de nombre Stefano D'angelo que conoce por primera vez a su prometida, la princesa Ariana y le entrega su corazón al hermano de su prometida.