IV

491 62 11
                                    




La noche seguía molestando a la ciudad de colores y cosas. Luna observaba, sus hijas Estrellas reían, pero a Tony Clock no parecía causarle gracia. Luego de su decepcionante encuentro en el restaurante, no pudo hacer más que sentarse en una solitaria banca de la plaza a comer la pizza anteriormente ordenada.

Shrignold se le acercó callado y cabizbajo.

-¿Quieres hablar?

El británico asintió, en seguida la mariposa se sentó a su lado.

-Gracias por tomarte el tiempo de venir-agradeció.

-¡No es nada! Para eso están los amigos.-"Supongo que somos amigos" pensó Shrignold.

-Sírvete si quieres-le dijo Tony, ofreciéndole pizza.

Al rato el plato italiano desapareció de la faz de la tierra. Ya con la panza llena, pasaron un buen rato en silencio. El cielo se había despejado completamente, revelándoles el baile de las pequeñas luces risueñas.

-Malcolm pintó el cielo.

-Oh, ¿En serio?-preguntó el mas alto.

-Si.-parecía no entender la ironía de Tony-Es el maestro del puntillismo.

-Creí que era Georges Seurat.

Pronto se quedaron sin temas de conversación. El ambiente se puso frío, incluso un viento gélido sacudió los árboles, y con ello vino la angustia.

-¿Qué les pasó?

-¿A mi y Paige? Es complicado.

-Haré un esfuerzo por entender.

-Ella siempre ha sido muy subjetiva. Yo soy realista y racional. ¿Ves a dónde va esto?

-Como con el agua y el aceite.

-Exacto-su frustración era notable-¡Las mujeres son de otro planeta!

-Exageras.

Tony lo miró incrédulo.

-Si has vivido casado una semana, ¡O menos, en una relación! Lo entenderías.

Shrignold se quedó callado.

-¡Tiene que ser una broma!-exclamó Tony.-¿Toda tu vida soltero?

-Aun no encuentro a mi persona especial.-dijo avergonzado.-Tu ya lo sabes.

Tony no pudo evitar reírse, una persona así era objeto de burla para él.

-Todo a su tiempo, todo a su tiempo.-se despistó un momento-Se hace tarde.

-Ah, está bien.-cortando la conversación, se despidió.-Si necesitas hablar, estoy siempre disponible.-luego se fue volando, ligero como el viento.

Tony Clock decidió volver a casa. Abrió la puerta lentamente y entró con sigilo, para no molestar a nadie. Pasó por la sala de estar, y de no ser por su capacidad de observación hubiera tropezado con un pequeño ser que yacía durmiendo en el piso. June había caído en los brazos de Morfeo mientras pintaba con sus crayones.

El padre suspiró con angustia. Lo torturaba pensar que si el divorcio llegaba a firmarse tendría que despedirse de los niños. Con el tiempo había desarrollado un enorme cariño hacia ellos, como si hubieran llenado un vacío en su corazón.

June, el pequeño calendario, tenía una conducta similar a la de Paige. Creativo, alegre y despistado. Metronome por su lado era más como su padre: Cascarrabias, organizada y perfeccionista. Como una niña prodigio que era, amante de la música, sabía tocar un sinfín de instrumentos, por lo que era muy autoexigente.

El hombre tomó a June en brazos con cuidado de no despertarlo y lo llevó a su habitación. La niña también estaba dormida, aunque parecía tener un sueño inquieto. El de rojo bigote dejó al niño en su cama y lo cubrió con sus mantas.

Antes de irse, Tony se quedó un momento apoyado en el marco de la puerta, reflexionando.

"Y pensar lo triste que sería mi vida sin ellos"

Otro fanfic de DHMIS #PremiosDHMIS2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora