VII

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El profeta abrió poco a poco los ojos para encontrarse con un cielo azul despejado, aunque su vista era interrumpida por las tupidas ramas del árbol, que apenas dejaban pasar unos rayos de sol.
Shrignold se levantó cuidadosamente, apenas despertando, y se quedó mirando a aquella planta milenaria.
-¿Sabes por qué estás aquí?-interrogó el árbol con una voz profunda y lenta.
La mariposa se inquietó, pues sabía exactamente lo que ocurría. Después de todo, lo había estado negando desde que llegó a aquella ciudad, sus primeros días como seguidor de Malcolm.
Siempre vio el mundo de una manera abstracta, diferente a los demás... Lo que lo hizo sentirse extraño también. A pesar de eso, ahora era el líder, habiendo ocultado la verdad tanto a sus compañeros como a él mismo.
-Es exactamente lo que piensas, Shrignold Bee-afirmó nuevamente con su tono pausado-, porque estás confundido.
-¿Confundido?-respondió éste disimulando su nerviosismo-En realidad no piensas esas cosas de mí, ¿no es cierto, Árbol?
-A mi no me ocultas nada, porque yo te vi crecer... Yo te conozco.
El rubor inundó sus mejillas y sus alas decayeron por la vergüenza.
-No vayas a decirle a nadie, Árbol-se mesó el pelo-. De lo contrario-tomó una pausa y suspiró-estoy arruinado.
-Ninguna palabra sobre el tema saldrá de mis labios ancianos, joven mariposa.

Mientras tanto, en la particular casa de la familia problemática, Harry se reunió esa tarde con sus amigos a conversar las soluciones al tema.
-Hemos estado cautivos en este maldito pueblo por años-admitió el pelirrojo-, se que ustedes están tan cansados como yo de esta mugre de casa y creo que finalmente he dado con la solución.
-Harry, lo hemos intentado todo-espetó el de lentes-, es imposible salir de este lugar.
-No, no del todo-procuró que no hubiera nadie cerca para continuar-. Es tan simple como que firmen el divorcio.
-Pero eso es muy malo-dijo el más joven, obteniendo una mirada fulminante de sus amigos por tan estúpido comentario.
-Quiero decir que si lo hacen, se irán a vivir a otro lugar y ya.
El hombre de pelo verde se lo pensó un instante, analizando las posibles indirectas que Harry haya dicho, movimientos posibles y porcentaje de éxito.
-No es una mala idea, aunque deberíamos planificarlo con lógica, con astucia....
-O simplemente crear un chisme, Robin. Así nada más.
-¡Eres brillante! Y se supone que yo tengo el IQ más alto de nosotros tres. Aunque necesitaremos un portavoz, digo yo...
Ambos voltearon para ver a Peter Pan. Como siempre, se había distraído con una mota de polvo o algo así de insignificante.
-Manny-Robin pasó su mano frente a él para llamarle la atención-, oí que te gusta jugar a los espías secretos.
-Oh, si. Me gusta, pero cuando yo soy el espía.
-Necesitamos tu ayuda, espía-añadió el de monótono hablar-. Necesitamos que transmitas un mensaje....

Paige estaba, en ese momento, trabajando en una nueva obra sin título. Las pinceladas iban y venían, generando en la tela una especie de éxtasis para el espectador. Después de tan arduo trabajo, años de esfuerzo, haría su primera exposición en el 'Museo Municipal de Bellas Artes'.
Pero algo, mas bien alguien, la interrumpió de su trabajo. Escuchó un murmullo a las afueras de su taller, y eso que ella insistía en que no la molestaran mientras se inspiraba.
Se aproximó a la puerta y la abrió, tan solo para ver a Manny YellowGuy jugar con un camión en el césped amarillo.
-Manny, conoces mis reglas-dijo ella con voz calmada, pues tenía claro que era la única manera de hacerle entender-, nada de ruidos cuando estoy pintando ¿Entiendes?-enfatizó-No. Ruidos.
-Ooooh, Libreta-respondió con asombro, pero en seguida actuando misteriosamente-. Tengo que contarte un secreto, Libreta.
-¿No habrás estado pintando payasos de nuevo, o si?
-No, Libreta. Libreta. ¡Libreta! Esto es muy importante-cada vez se emocionaba mas-Es sobre Reloj.
Paige le prestó real atención de una vez por todas.
-¿Qué pasa con Tony, Amarillo?
Los intentos del joven por omitir la risa fueron en vano. Se oía extrañamente malicioso (aunque no era su culpa ser el hijo de Roy).
-Escuché a las froles el otro día...
-¿Quieres decir las flores?
-Si, dijeron algo del Bebé paloma.
"Bebé paloma?" pensó la mujer de pálida piel. "¿Quién es bebé paloma?". Una idea perturbadora llegó a su mente. ¡Eso no podía ser!
-Reloj y Bebé paloma-confirmó Amarillo.
No fue necesario pedir más explicaciones.
Lo que siempre había temido, lo que siempre había sospechado, tan obvio y no se dio cuenta antes. Su mente la torturaba, estrechaba su cerebro. Tony era realmente importante para ella, pero ahora no sabía que pensar.
Manny la miraba sonriendo. Una sonrisa tan horrible como la de un mismísimo payaso.

Shrignold se paseaba por el jardín cuando fue interceptado por la artista, quien venía echa una furia desde el pequeño estudio. No saludó, no preguntó como estaba, no lo regañó, tan solo le dio una sonora cachetada en la cara.
Shrignold se quejó, nunca había sido tolerante al dolor.
-Auch-se sobó la cara-¿Por qué tanto odio?
Los ojos de Paige reflejaban un incomparable rencor y a la vez la angustia profunda que sufría en ese instante.
-¡Se lo que estas ideando, tú...! Tú, tú, tú... -vaciló tremendamente, aunque luego se decidió por concluir-Acordemos algo. ¡No quiero que vuelvas a poner pie en esta casa, no quiero que hables con ninguno de sus habitantes jamás desde ahora!-se esforzó por no quebrarse ahí mismo.
-No se de que estás hablando-realmente estaba confundido, podría haber pedido explicaciones antes de que lo golpeara.
-¿No sabes? ¡Pero si viniste a causarme problemas!-luego de dicho esto, se le humedecieron los ojos y apenas podía hablar-Tu quieres alejarme de mi esposo y mis hijitos...
-Todo lo contrario-la situación era tan desesperante que le impedía mantener la calma-, yo vine a ayudarlos, en serio.
-Pues no lo estás logrando, lo empeoras-a cada lágrima que caía su piel se resquebrajaba-. Por favor vete.
Decidió guardarse su respuesta, dar media vuelta e irse como se lo mandaban. Se echó a volar en dirección al sitio de reuniones, el templo al aire libre, que era su único lugar de tranquilidad.
A medio camino se detuvo a ver las nubes. Un sinnúmero de interrogantes lo atacaron, las palabras de la mujer le llegaron al alma.
¿Y si en realidad él no servía para ayudar a los demás, y que no podía crear el amor entre dos personas?

"¿Será verdad lo que dijo Paige?"

"No, solo estoy confundido. Eso dijo Árbol, es un malentendido..."

Además, nunca se había enamorado de nadie. ¿Cómo podría saber si eso que le ocurría ahora era una verdadera 'confusión'?
Se acurrucó a los pies de su mentor, el árbol. Cuándo creyó estar completamente solo, se desahogó.
-¿Qué hice mal ahora?
Ahí se quedó por el resto de la tarde, cuestionando sus actos.

Una camioneta deteriorada se detuvo frente al Museo, un edificio de arquitectura armoniosa y moderna, que inspiraba riqueza a todo aquel que rondaba por el exterior.
Un hombre alto de lentes se aproximó a la recién llegada. Vestía formalmente, con su camisa bien abotonada y un suéter a cuadros.
-Paige Notepad, ¿verdad?

Otro fanfic de DHMIS #PremiosDHMIS2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora