VI

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A la mañana siguiente, Shrignold se percató de que algo andaba mal, un detalle diferente.
-¿Alguien ha visto a Bonnie?
El grupo se movió inquieto. Movían sus cabezas en todos los ángulos posibles buscando a la dama, pero ningún par de ojos logró dar con ella. Se volvieron hacia el líder buscando respuestas.
-Eh...-vaciló, la única persona adecuada era Panchito Moradito-Tú te quedarás a cargo mientras yo no esté. Ya vuelvo.
La mariposa se retiró mientras era vigilado por el gran árbol del fondo.

Pasó un buen rato buscando a la conejita. Al no obtener resultados con la búsqueda, decidió preguntarle a Paige Notepad, a quien encontró en su taller.
-Buenos días, Paige-dijo él alegremente- ¿Sabes dónde está Bonnie?
La mujer, que en ese momento pintaba tranquila con óleo sobre tela, no se molestó en voltear.
-¿Así que vienes a disculparte?-se notaba irritada.
-Eso creo, si.-respondió el interrogado algo inseguro.
-¡Por lo menos llévale un regalo, aunque sea un ramo de flores!- exclamó solo para después encararlo con su rostro pálido.- Le rompiste el corazón, cara de payaso.
Shrignold quedó espantado ante tal reacción. Ese era el lado que no conocía de Paige, incluso pensó que actuaba así por una razón. Tal ves se sentía sola, o tal vez lo odiaba. Rezaba a Malcolm internamente para que la última opción no fuera verdad.
-Entiendo. Por favor dime dónde puedo encontrarla, se que sabes.
-¿Siquiera te importa?-quizá usó esto como una pregunta indirecta a Tony, quien no estaba ahí en ese momento.
-Claro que me importa.
-Todos dicen eso.
-Paige.-aclaró con firmeza- Yo le tengo mucho afecto, es mi amiga. Quiero disculparme con todo mi corazón.
-Demuéstrale que la quieres.-dijo ella finalmente-Está en la casa del árbol allá afuera. Anda ya.

Camino al jardín, la mariposa se encontró con June. Éste se encontraba tan solitario cómo Michael, normalmente un día como ese era el más largo de la semana, ya que su hermana se pasaba todo el día practicando, rehusándose a jugar.
-Mis papás todavía no se quieren y ya pasó una semana.-reclamó el pelirrojo.
-¡El amor lleva tiempo, criaturita de Malcolm! Aún quedan tres semanas, vamos a lograrlo.
-Si-respondió tristón.-¿Tendrás que irte después de esto?
-Si, amiguito. Tal vez hay mas relaciones que reparar.
-Pero... Antes de que te vayas ¿Puedes arreglar a mi hermana?
Él lo miró sin entender. El dulce canto del piano llegó al pasillo como un susurro.
-¿Qué le pasa a tu hermana, June?
-Está muy triste. A veces llora y no me deja abrazarla, ya casi no habla conmigo y no jugamos muy seguido.
El profeta se detuvo a pensar la situación. Nunca se había fijado en las consecuencias que traería el divorcio en los niños, sus emociones dañadas, la soledad, y sus pequeños corazones...¡Sin amor! Metronome ya había asumido el destino que le esperaba a su familia y era la primera en sufrir las consecuencias.
-Dime, ¿Alguien más sabe de esto?
-Tal vez Robin. Es muy inteligente y atento.
-¿Y tus padres?
-No lo creo...
-Tranquilo-dijo apoyando una mano en su hombro-Vamos a arreglarla, ¿Vale? Pero primero hay que resolver lo de tus padres.
Dejó a June atrás y salió al patio. Se dedicó a recoger unas flores, las cuales ordenó de la forma más bonita que pudo. Luego de esto, se acercó volando a la casa del árbol y tocó tres veces la puerta. Sin obtener una respuesta de vida, estaba decidido a irse cuando la escuchó hablar desde adentro de la pobre construcción.
-¿Quién es?
-Soy yo, Shrignold.
-¿Qué quieres?
-Vine a disculparme.
-¡Ya es tarde!-dijo ella de lo más dramática.
-¿Por...?-se dio cuenta de algo-Bonnie, ¿No me estarás haciendo seguir los versos de una canción, verdad?-ella no respondió-En serio lo siento.
Bonnie abrió la puerta para golpearlo con un 'no' rotundo, pero se detuvo al ver las flores: todas ellas tenían una sonrisa amplia en sus diminutas caras, con sus ojitos llenos de ternura.
-Me importas, Bonnie. Cuando no te vi esta mañana me preocupé, lo siento si fui muy duro contigo. Eh... Te traje estas flores, para que me perdones.
-Shrignold-recibió el ramo-Gracias, pero...-lo miró. Él la observaba con esos ojos dulces suyos, llenos de arrepentimiento y culpabilidad. Por supuesto, aquella mirada era su debilidad, así que se rindió y se precipitó a sus brazos.-Te perdono, te perdono.-murmuró.
Ninguno de los dos supo calcular cuánto tiempo permanecieron abrazados, pero el paso de los minutos no les importó. Lo que importaba es que eran amigos de nuevo.

***

-June, ¿Qué significa esto?-el hombre arrastró un papel sobre la mesa.
-Eso...-respondió el calendario asustado-Es el boletín de calificaciones.
-¿Nos puedes decir qué hacía escondido en la nevera?
-No quería que lo vieran...
-Si no fuera por Harry, nunca lo hubiésemos encontrado. Pero aquí está, June. Exijo una explicación justo ahora.
El niño rompió en llanto. Había perdido el interés en estudiar, desde hace mucho se le hacía difícil entender lo que la maestra decía, ahora se había rendido.
-No llores, mi niño.-lo consoló su madre, le limpió las lagrimas de las mejillas y lo acurrucó cerca de sí.
-Deberías estudiar como tu hermana, así te iría mejor académicamente.-acertó Tony.
-¡Tony Clock, no te atrevas a compararlo otra vez! ¿Por qué no lo aceptas como es y los quieres a los dos por igual?
-¿Quién te crees, mujer?-le respondió este-¿Cómo tienes el descaro de pensar eso de mí?
-¡Porque eres así, Tony! ¡Tan insensible!
-Ah, pues tú...
-¡Basta los dos!-interrumpió June con la voz quebrada, un grito lastimoso que nunca había salido de sus labios así.-¡Si me quisieran no estarían peleando!
Ambos se fijaron en él.
-¡Los odio!-acto seguido se largó a su habitación, llorando a mares cerró la puerta detrás suyo y puso el cerrojo. Se dejó caer en la cama, escondiendo su cara en la almohada. Lloró, gritó, pataleó, pero nada de eso podía arreglar el daño ya hecho. Se giró y miró el techo. De pronto se sintió tan vacío, tan perdido, tal solo... Había caído en el mismo agujero que Metronome.
Alguien tocó la puerta suavemente.
-June.-llamó una voz gentil desde afuera.
El chico se apresuró a abrir la puerta para recibir a su hermana. Ambos tenían el mismo temple de ánimo, ahora, tal vez, podrían hablar.
June tomó la mano de la niña, aunque sea para sentir su compañía mas cerca. Pero aunque lo intentara, seguía sintiéndose igual de solo, y se preguntaba cuánto tiempo más tendría que aguantar para que su sufrimiento terminara y que quizás sus padres no volverían a quererse como antes.

Otro fanfic de DHMIS #PremiosDHMIS2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora