11. Aaron

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Lo sigo hasta su oficina y entramos.

-Bien, soy todo oídos.-dice sentándose.

Me lleno de valor y hablo:

-Dijiste que ahora me iría a casa.

-Y lo cumpliré, pero primero iré yo a hablar con tu padre.-dice tomando de su vaso de whisky.

Lo miro ofendida porque sé que en mi padre ni en mil años me dejaría quedarme con el.

-Estás equivocado si piensas que mi papá me dejará quedarme.-digo entre dientes.

-Eso es lo que tú piensas Daiana pero hay mucho que tú no sabes pero yo no soy el que debe contártelo.-Lo que dice me deja consternada y confundida.

-Tú me metiste a esto, tú me cuentas.-Ladro.

Y es cuando me doy cuenta que no me dejará ir y mi corazón se oprime.

Decido irme, así que me levanto de la silla dispuesta a salir por esa puerta.
De repente me siento acorralada a la puerta y su mano apretando mi cuello sin llegar a lastimarme.

Lo miro con furia y el me mira de la misma manera, decido hablar pero las palabras no me salen al tenerlo tan cerca.

Dios mío por qué me hiciste tan contestona.

-En eso te equivocas Caperucita, tú no eliges tu destino, él te elige a ti y créeme, tú estás involucrada en esto, con o sin mi ayuda.-Me susurra en el oído y me da un beso casto en el cuello.

Mi cuerpo arde por su cercanía y no entiendo a qué se refiere con que yo estaría involucrada de cualquier manera.
Pongo mis manos en su duro pecho intentando  alejarlo de mi  pero es inútil, está inclinado y tiene su frente pegada a la mia,puedo sentir el olor varonil que emana de su cuerpo.

-Aléjate de mi.- me las arreglo para que mi voz no salga ronca por mi garganta seca.

-Caperucita te noto nerviosa.

-No lo estoy, solo estoy incómoda por tenerte tan cerca.

-Acostúmbrate.-dice y luego sale de la oficina dejándome sola y confundida de nuevo.

-Se fue y no me dijo cuándo regreso a casa, Perfecto.

Suspiro y salgo de la oficina.

Voy directo a la sala y no hay nadie así que decido salir.

La casa es como un palacio y tiene rejas gigantes con plantas trepadoras, en el patio tiene un camino de piedra que da directo a otras casas estilo cabañas que se ven acogedoras.
Hay niños jugando por la calle y mujeres charlando o tomando té en sus patios.

Mientras voy pisando el camino de piedras y salgo de la mansión, puedo ver más niños jugando.

-Disculpe señorita.- escucho una vocecita tirando de mi pijama y miro hacia abajo y
hay un niño pequeño de ojos azules y cabello castaño mirándome curioso.

Decido agacharme para escuchar mejor.

-Hola pequeño.-digo dándole una sonrisa amable.

-Nunca la había visto por aquí señorita y está saliendo de la casa del alfa.- dice con las mejillas rosadas.

-Soy...-Ni siquiera sé que decirle al niño así que miento.- soy una amiga.

-El Alfa mete a muchas amigas a su casa.-dice pensativo.

Pongo todo mi esfuerzo para no volcar los ojos ante el comentario.

-¿Cómo te llamas amiguito?.-pregunto para cambiar de tema.

WOLF OF MALICEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora