I. El día de la transformación

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Hoy es viernes y mi cuerpo lo sabe, a mí generalmente me gusta ir de fiesta los fines de semana, así que esta tarde me bañé y empecé a arreglarme temprano para tener suficiente tiempo.

Me tarde horas escogiendo un outfit que me agradara, esto sí que es una tarea difícil, me frustra no encontrar ropa que me quede perfecto, cada vez que me pongo algo siempre tiene un defecto — ¡No tengo ropa! – grito frustrada, desesperada por no tener nada que ponerme, aunque no es del todo cierto, porque mi closet está lleno de ropa.

Me maquillo tratando de verme natural, para que las criticonas no digan que soy puro maquillaje, me contorneo muy bien la cara, odio mis facciones, quisiera tenerlas como Dove Cameron o Angelina Jolie.

Me delineo los ojos para que se vean un poco más grandes, mis ojos son almendrados y no me gusta, quisiera tenerlos grandes y de color gris o verde, pero me toco tenerlos de color café oscuro, lo más común de este planeta.

Me pongo un poco de blush, para verme fresca, natural y un poco inocente.

Mis amigos ya vinieron por mi  y aún no estoy lista, me paré frente al espejo varias veces, no me gusta lo que veo.

De último momento decidí cambiarme y por fin el resultado me agradaba un poco, tomé mi bolso y me fui sin decirles nada a mis padres.

Hoy iremos a una fiesta de cumpleaños del amigo de un conocido de mis amigos, no conozco al cumpleañero, pero eso no es lo importante, lo que buscamos es diversión y alcohol.

Cuando llegamos al lugar había un guardia que no quería dejarme pasar, pero cuando mi amiga llego, le sonrió muy pícara, solo la vio de pies a cabeza y nos dejaron pasar rápido.

Me sentía indignada, no entendía porque a ella la dejaron entrar así de rápido y a mí no, que de malo tenía yo, me sentí invisible ¿es que acaso soy tan fea para que las personas me desprecien de esa manera? le pregunte eso a mi amiga y su respuesta no fue de mucha ayuda.

— Hay amiga, voy a ser sincera contigo, no estas fea, es solo que eres un poco reservada, tu forma de vestir es un poco anticuada, no muestras nada, las personas, en especial algunos hombres se fijan en ti por tus atributos ¿me entiendes? – Dijo mirándome de arriba hacia abajo

— No me siento segura vistiéndome de otra forma, que hay de malo en eso – Dije para intentar defenderme

— No hay nada de malo, pero es muy aburrido. Tengo que decirlo, ese no es el único problema, tienes que hacer un poco de ejercicio estas pasadita de peso, y estas plana – Eso fue lo que Aisha dijo.

Nunca consideré que estaba pasada de peso, si me había dado cuenta de que no tengo el cuerpo perfecto, pero no lo veía tan mal, pero empezaba a creer que mis ojos me engañaban, Aisha lo dijo de una manera cruel, que algo en mí se rompió, la poca imagen positiva que yo proyectaba se derrumbó por completo.

Horas mas tarde  un chico guapo llego a nuestra mesa, me gustó, pero él llegó a invitar a mi amiga a bailar, todos fueron menos yo, nadie llegó para invitarme, no soy lo suficientemente valiente como para ser yo la que invite a un chico.

Fui al baño para intentar relajarme, al entrar había un gran espejo, me vi en él, me di cuenta de algo que no había visto antes, mis hombros son anchos, lo que hace que me vea un poco gorda, y mi cintura no es tan marcada como el de otras chicas, me quede mirando mi reflejo, y me dije, no tengo la culpa de tener los huesos anchos, pero me frustra que la gente no lo entienda, y solo quiera ver a chicas con cuerpo de modelo, que hasta  me convencí de querer un cuerpo así.

Regrese a sentarme, vi como todos reían junto a sus amigos, se abrazaban y se contaban chistes, cuanto daría por ser una de esas chicas que estaban con sus novios, a mí me ha tocado puro patán que solo me quieren para un rato, me sentía tan mal que empecé a beber mucho hasta perder la conciencia, no recuerdo nada de lo que paso después.

Cuando desperté sentía mucho frío, no quería abrir los ojos, pero tuve que hacerlo cuando mis manos tocaron arena y mis pies estaban mojados y helados, vi a mi alrededor y me asusté, estaba en medio de la nada, solo podía ver árboles y más árboles, era un bosque, y lo peor es que casi la mitad de mi cuerpo estaba dentro de un río, estaba mojada y temblando de frío.

Gracias a Dios no me paso nada malo, no entendía que estaba haciendo en ese lugar, afortunadamente mi teléfono funcionaba y tenía pila, le marque a Aisha, lo primero que escuche fueron sus gritos insultándome.

— Eres una perra, como te atreves a hablarme después de que te metiste con el chico que me gustaba, te atreviste a besarlo, eres una zorra – Después de todo eso, me colgó furiosa y no me dejo hablar.

Me dolía mucho la cabeza y con los gritos de Aisha más, me lavé la cara y me extrañó la textura que tenía, es como si mi rostro se hubiese llenado de bellos.

Miré mi reflejo en el agua, y grité, lo que vi me asusto. Pensé que estaba alucinando, así que con la cámara de mi teléfono me vi el rostro, era horrible, era un monstruo, mi cara estaba lleno de pelo café, mis ojos eran grandes y mi nariz era como la de un gorila, tenía dos colmillos grandes y mis labios eran negros, no creía lo que estaba viendo, miré mi cuerpo y en todas partes tenía pelos cafés, mis piernas son muy grandes, no tenía zapatos en los pies, y pude ver lo enorme que estaban mis pies, con dedos llenos de pelos.

— No, no, no, esto tiene que ser mentira, ¡no puedo ser un monstruo! — Grite con las manos en la cabeza.

Pensé que aún estaba ebria, así que decidí dormirme un rato debajo de un árbol, conciliar el sueño, no fue tarea fácil, tenía mucho frío.

Empecé a tener una pesadilla, todo estaba oscuro, escuchaba gritos de miedo, había mucha gente viendo a una esquina de lo que parecía una habitación, sus caras eran de pánico, vi hacia la dirección en donde tenían la mirada fija, y vi a ese monstruo en el que me había convertido, la cara del monstruo me decía que estaba aterrado, me acordé que se trataba de mí y empecé a gritar hasta que me desperté.

Al despertar vi mi rostro nuevamente con la esperanza de que todo estuviera normal, pero no fue así, todo seguía igual, mi horrible rostro seguía así, caí en cuenta de que todo era real.

Me dolía la garganta y estaba temblando de miedo por la pesadilla que acabo de tener, como extraño a mi mamá, cuando era pequeña y tenía miedo, ella me abrazaba para calmarme, en sus brazos me sentía segura, pero ahora no la tengo a ella ni a mi padre, no los había valorado hasta este momento, en el que me encuentro sola, sin ayuda de nadie, sin escuchar que alguien me diga "Todo va a estar bien".

Que se supone que deba hacer ahora, me senté frustrada con los codos en las piernas, tocándome la cara con frustración, tratando de pensar que debía hacer, estaba claro que no podía dejar que nadie me viera así, mucho menos mis padres, así que no podía volver a casa.

Estuve dándole vueltas al asunto, intentando dar una explicación a lo inexplicable, no entendía por qué termine convirtiéndome en este monstruo, que fue lo que hice, acaso me tome algo raro en la fiesta.

No recuerdo nada de lo que paso, y eso me hace sentir aún más mal, llegue a la conclusión de que quizás esto es un castigo por portarme tan mal.

Pensé, "estoy sola como siempre, pero ahora con una pequeñísima diferencia, me había transformado en monstruo y no sabía por qué, y otro pequeñísimo detalle, estoy en medio del bosque, lleno de animales salvajes, aparte de mí, claro está"


De mujer a monstruo, problemas + problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora