99.

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Lionel parecía estar ya en ambiente con la familia de Memo. Los tres hablaban animadamente y hasta se sentía excluido de la plática, pero ver a su fresita tan feliz ahí lo hizo querer morir de amor.

Al ver el reloj supo que ya era hora de llevar a Messi a casa.

— Lamento interrumpir su plática, pero necesito llevar al mamón a su cantón. — Se paró del sofá.

— Uy, cierto. Mañana tengo clases temprano. — también se paró.

— Está bien, mijo. Te cuidas, y ya sabes que estás totalmente invitado a la boda. — repitió la acción de los contrarios.

— Muchas gracias. — Estrecharon sus manos.

— Pues ahorita vengo, ama. — Caminó y Lionel lo siguió.

Ya estando en el patio de la vecindad, memo sacó la moto a la calle.

— Vamos, mamón. — se rió un poco al ver la cara de susto de Messi al volver a ver la moto. — No te va a comer, mi niña te tiene más miedo a ti que tú a ella. — acarició con dulzura el vehículo.

El argentino solo rodó los ojos y espero que Guillermo se subiera para poder montarse en esa bestia.

Se acomodo y de nuevo abrazo al mexicano, pero esta vez sintió una calidez hermosa en su pecho. El cielo estaba cubierto de estrellas y las calles completamente solas, solo eran él, la luna y Guillermo.

Se estaba quedando dormido y tal vez no se dió cuenta cuando lo dijo, pues en su cabeza él solo estaba soñando.

— Te quiero... — Soltó sin una pizca de vergüenza o sarcasmo.

Por su parte el mexicano no sabía si contestar o simplemente hacer como que nunca lo escuchó, pues sabía perfectamente que Lío se estaba quedando dormido, a parte de que le había dado un traguito a una cerveza. ¿Esto era una broma cruel hacia su persona? ¿Tenía que decir lo que él sentía?

— Yo a ti... — Salió de su boca tan involuntariamente que dejó de pensar en lo que pasaría después y simplemente se dedicó a disfrutar la compañía de quién quería.

《 ¡Nac🍓! 》 「MECHOA」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora