Capítulo catorce

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-Adaliah Mckenzie-

Me encontraba sentada sobre un desnivel en el suelo, en un campo, un hermoso campo verde, liso y pacifico. Con el cielo nublado sobre mi, parecía que llovería en cualquier momento. Mis piernas estaban en mariposa y mis manos sobre mis rodillas colgantes. Observaba la hermosa vista frente a mi mientras sentía la delicada y satisfactoria brisa en todo mi ser. Adoraba este lugar. Me transmitía tanta paz, me transportaba a otro lugar, todo se sentía tan irreal; y me encantaba.

Aquí no pasaba nada, no pensaba en nada, el tiempo pasaba lentamente, no tenía señal en mi celular, podía ser libre. Podía gritar sin que nadie más se enterara, y contarle mis problemas y sentimientos al hermoso árbol torcido y tan reluciente que tenía a mi lado izquierdo. Era una gran compañía, no necesitaba de nada más que esto.

Se me había echo una costumbre venir aquí todos los fines de semana. Era la mejor terapia que podía recibir, después de toda una semana llena de estrés, corajes, deberes, peleas y toda esa mierda; venir aquí me ayudaba mucho a resistir la semana que siguiera.

Tome la mochila y saqué de esta mi cajetilla de cigarros junto con el encendedor que siempre cargaba conmigo.

No salía de casa sin ellos..

Coloqué un cigarro en mis labios e hice la pequeña casita con mi mano en la parte opuesta de este para lograr encenderlo. Guarde el encendedor cuando lo conseguí y expulsé un poco del humo luego de dar la primera calada.

Ya era una costumbre traer un cigarro en mis labios

Me sentía tan relajada, sin preocupación alguna. No me importaba morir en este momento, estaba tranquila, iba a ser una muerte deseada.. y para nada dolorosa, si no todo lo contrario, iba a ser una muerte feliz.

¿Qué más daba?

Mi paz se disminuyó, mi cuerpo se tensó, mis labios se entreabrieron dejando el cigarro entre mis dedos, mi vista seguía paralizada al frente pero no por querer, si no porque esta vez me estaba costando el reaccionar; cuando escuché su voz.

-Fumar en un campo, el mejor pasatiempo. Me recuerda a alguien

Sentí como mi corazón se aceleró.

Las personas van y vienen, entran y salen, se marchan y te abandonan. Te traicionan. Ocurre todo el tiempo. Pero no desaparecen, no realmente, solo van a otra parte. Donde quizá ya no te recuerden, pero siguen ahi y siempre cabe la posibilidad de que algún día nuestros pasos se crucen de nuevo...

Acababa de comprobar mi propio pensamiento.

-A algún idiota quizá -dije dejando salir el humo. Escuché su risa nasal-

Esa risa tan.. la hacía sonar tan..

No escuché nada por unos minutos, y ni de broma había volteado hacia él, no iba a hacerlo. Lo último que quería era darle atención. Tan solo iba a esperar a que se aburriera y se fuera de ahí.

No fue así

-Veo que te hiciste un corte.. -tragué duro al sentir como se sentaba a mi lado-

Pero no voltee a verlo..

-Si, ¿en un año? creo que si -dije irónica. Hizo un ruido con el mismo tono que el mío- Veo que lo notaste

-Lo noté exactamente hace un año, pero no suelo molestar a las personas que sé que me quieren lejos..

-Es lo más sabio que has dicho en tu vida -di una calada-

¿𝘕𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢 𝘴𝘪𝘯 𝘴𝘢𝘭𝘶𝘥 𝘮𝘦𝘯𝘵𝘢𝘭? |𝐅𝐇.Where stories live. Discover now