Mi mejor pecado

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Jisung se había obligado a no llorar más, indudablemente mañana se casaría y debía estar presentable ante su prometida y la familia de esta.

Después de todo ese sería el día en el que sentenciar la vida de los Lee y debía verse impecable e inolvidable.

Eran cerca de las dos de la tarde, la misa sería a las 4:00 pm en la parroquia de el sacerdote Bang, quien al ser amigo de la familia había accedido a prestar el recinto, mas no sería él quien los casaría, pues antes que amigo de la familia era amigo de Minho y no iba a ser partícipe de ver como la persona a la que su mejor amigo amaba se casaba con su hermana.

Jisung entró al baño desnudando su cuerpo y viendo en el espejo como aún tenia rojeces en su pecho y clavículas, mismas que había hecho Minho la noche anterior.

Las acarició con suavidad recordando todo lo ocurrido la noche anterior, la lujuria, el amor y por último la gran tristeza con la que lo había dejado, a fin de cuentas esa había sido su despedida... le decía adiós a su gran amor para entregarse a la desgracia por la venganza que el mal nombraba como justicia.

Se miró con reproche, pero sabiendo que era lo mejor...

Porque lo era, no?

Sí, para él lo era, era un mal necesario, el sería el karma de los Lee aunque eso le costase morir en vida.

Lavó su cuerpo sintiéndose prematuramente sucio, pues no quería que nadie más tocara su cuerpo, nadie más que no fuera Minho, no quería que nadie de no fuera aquel pelinegro tomara su cintura con tanta presencia y delicadeza a la vez, no quería que nadie más besara sus labios y lo hiciera subir al cielo con tan solo una pequeña mordida, no quería escuchar ningún otro sonido que no fueran los roncos gemidos de su amante o la risa cálida que este le brindaba.

Eso quería su corazón...

Pero la razón y el dolor le eran más fuertes... por muy poco.

Salió de la ducha secando su cabello con una toalla, tomó el traje que semanas antes había mandado a hacer y se lo colocó, peinó su cabello hacia atrás dejando que uno o dos mechones rebelde cayeran por su frente. Colocó sus zapatos de vestir tan relucientes que podía ver su reflejo en ellos y esperando que fuera un tiempo prudente a las 3:16pm tomó unos papeles y salió de su apartamento.

A los pocos minutos llegó a la iglesia, algunos productores que tenían convenio con su empresa le saludaron, otros desconocidos, seguramente socios de los Lee, le brindaron sonrisas hipócritas a las cuales el respondió de la misma manera para ser justos.

Entró a la parroquia persignándose, pero aquella faceta de hombre devoto no duró mucho, pues tenía la fe de que Minho estaría ahí y no tardó en buscarlo con la mirada... pero no estaba... solo hacían presencia los padrinos de boda, la madre de Mina y demás familiares de los Lee.

Algunos rostros conocidos y su mejor amigo Changbin le brindaron abrazos y palmadas en la espalda, llenándolo de buenos deseos que no le servirían de nada. Saludó al sacerdote y se detuvo frente al altar a esperar a su prometida... aunque realmente a quien deseaba ver era a Minho.

A diferencia de muchos él no tenía miedo de que la novia no llegara, pues estaba convencido de que lo haría, lo que le tenía impaciente era que no podía esperar a que llegara la hora en la que Mina firmara las actas de matrimonio y así poder destruir finalmente a la familia Lee, sin duda aquello le ponía ansioso...

◇My Better Sin◇ [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora