Replicando al pecado

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Desde aquel día en el que Jeongin había acompañado a Minho a la parroquia del sacerdote Bang, para confesarse... una sensación novicia creció dentro de su puro e inocente corazón.

Algo inexplicable, un cosquilleo extraño, una temperatura elevada, una sudoración excesiva si lo veía o pronunciaban su nombre, y a medida que fue creciendo él, esta sensación también lo hizo.

Luego de que el sacerdote Lee dejase el servicio clerigal, lo dejó encomendado con el sacerdote Bang, para que Jeongin no retrocediera en su camino hacia aquel mundo de la palabra del señor, de una forma mucho más sana que la que él vivió, y que mejor que poniéndolo bajo el cuidado y enseñanza de su gran amigo, pensó él... mas Lee no contaría con que Jeongin haría de todo... menos servir a Dios en ese tiempo.

A los 15 años guiado por la cantidad de emociones extrañamente placenteras que le generaba la presencia del mayor,  Jeongin empezó a abrirse paso en el mundo sexual, experimentando así la masturbación y muy a su mala o buena suerte, descubriendo las delicias del placer autónomo, y mucho más, cuando la imagen que tenía en mente mientra lo hacía, eran las de su mayor.

Un día en el que se quedarían en la parroquia, para hacer una vigilia y noche de oración en honor a un de las madres comunitarias que apoyaban a la parroquia, por su grave estado de salud, Jeongin no desaprovechó la oportunidad de mantenerse al lado de Bang.

Y es que le era imposible no sentirse atraído por aquel hombre, cuando debajo de aquella vestimenta holgada característica de los sacerdotes, se encontraba una musculatura digna de ser llamada dios griego como aquellos que alguna vez vio el clases de teología greco-romana en la escuela.

Aquella espalda ancha, hombros prominentes y abdomen marcado, provocaban serios problemas en la pobre entrepierna del menor, y ya era tanto que, muy pocas veces podía resistirse a la necesidad de tocarse.

Aquel dia siguió al mayor hasta su casa tras la parroquia y lo espió mientras este se duchaba, claro que aquello había estado mal desde cualquier punto de vista, pero.... echenle la culpa a las hormonas.

Esta necesidad fue creciendo, ya no solo era disfrutar de la lujuria... ya ni siquiera se sentía culpable mientras lo hacía, y cualquiera de esos días empezó a cuestionarse la existencia de Dios y el por qué dejaba todo lo que pasaba en su vida a esa sola razón, si reía era por Dios, si lloraba también, las controversias de la moral divina eran enormes, así que decidió dejarlas a un lado y centrarse en aquel hombre que hacía sus mejillas enrojecer.

Ya con dieciséis años, el día que Minho y Jisung anunciaron que se casarían en Australia y que querían que él fuera quien entregara los anillos, descubrió por fin qué era o más bien qué le gustaba, recordando claramente cómo cuando su mamá siempre le hacia preguntas de si no había alguna jovencita de su clase que le llamase la atención y la respuesta era contundente...

No.

Jeongin encontraba a las chicas quisquillosas, irritables, en exceso sensibles y un poco intensas cuando
Se trataba de él, y no hablar de las varias que habían querido acercarse de otra forma, como aquella compañera de grupo que en medio de la tarea colocó su mano sobre su muslo acercándola a su entrepierna... se sintió realmente incómodo al punto de correrla de su casa.

Pero ni hablar de los hombres, pues ya sabemos que le provocan... o bueno, que le provoca Bang.

Se podría llegar a decir que Jeongin se consideraba gay solo por él.

~♤~

Luego de que la ceremonia se llevará acabo, llegó la fiesta y cuando vio a lo lejos como Bang derrama su copa de vino sobre su traje y corría hacia el baño, vio una oportunidad. Lo siguió hasta allí deleitandose con la hermosa vista del torso desnudo del sacerdote mientras intentaba desesperadamente de quitar la mancha de su traje.

–Le ayudo?‐ ofreció el menor sumamente perdido en el abdomen del mayor, viéndolo sin descaro.

Al notar la presencia del menor, Bang con sus manos intentó cubrirse no teniendo mucho éxito.

–Jeongin... gracias, estoy bien.

–Seguro?–indagó mostrando en su voz el inicio de un despertar pícaro y sensual en él, acercándose de a poco al cuerpo del mayor quien cohibido retrocedía ante sus pasos.

–S-Sí, seguro...p-por qué no esperas afuera?

–Ummm... la vista es mejor aquí adentro‐ Afirmó viéndose envuelto por la lujuria.

Tomó las manos del mayor que yacían sobre su pecho "ocultandolo", retirandolas y recorriendo ahora con sus dedos su torso desnudo, delineando con delicadeza y sensualidad su abdomen y acercando su rostro al del mayor hasta que sus respiraciones chocaron. No perdiendo más tiempo, se fundieron en un beso que desbordaba pasión y ganas a kilómetros de distancia, moviendo sus labios con frenesí y dejando a sus manos tocar a su antojo.

Ese día tomando una posición sumamente madura, Bang decidió alejarse, explicándole de inmediato al menor que no lo estaba rechazando,  pues él no era ignorante a las cosas que el menor también le hacía sentir... pero verse en aquel momento juntos sería un error, no solo por la diferencia de edad, sino por el cargo que este ejercía y como se podía mal entender esto, tanto como un caso de pedofilia, como uno de presión, manipulación y engatusamiento de una autoridad a su subordinado.

Así que haciéndole caso a su corazón y preocupándose plenamente de su mayor, Jeongin dejó de asistir a la iglesia dejando su cargo de monaguillo y desvinculándose por completo de todo lo que tenía alguna relación con la iglesia.

Bang también tomó una decisión ese día y fue la de enviar su carta de dimisión, pero su proceso fue mucho más lento a comparación del de Minho, pues no daba razones contundentes para ser aceptada, escudándose en una confusión espiritual a la que sus mayores le veían "sanación", así que insistió durante los siguientes tres años hasta que por fin la aceptaron y con toda la alegría del mundo corrió hacía la universidad donde estudiaba Jeongin y con una sonrisa en el rostro que dejaba admirar sus hoyuelos, le entregó la carta.

El menor demoró unos segundo en entender la magnitud de aquello, pero en cuanto vio aquel hermoso brillo que dejaban ver los ojos de su mayor, sonrió también y se dejó hacer en los brazos de este, besándolo frente a todos siendo víctimas de cuchicheos por lo mayor que se veía aquel hombre que con tanta posesividad tomaba la cintura de Jeongin.

Luego de un par de citas que Bang le pidió al menor, para conocerse ahora como dos hombres totalmente libre y con conocimiento de los sentimientos del otro, frente al río Han en medio de un hermoso picnic, un día de primavera en el que el sol brillaba y la brisa fresca golpeaba sus rostros, Bang le pidió al menor ser su pareja, a lo que Jeongin efusivo contestó que sí.

No fue fácil para ellos, sobre todo por la madre de Jeongin quien lo echó de la casa al minuto de decirle que estaba en una relación con un hombre y por como las personas que conocían a Bang lo miraban con desprecio por ser un "pervertido", pero con todo y aquello lograron salir adelante poniendo por encima de todo, lo que ellos sentían.

Poniendo por encima de la moral conservadora y sociedad hipócrita, sus deseos profundos de pecar.

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◇My Better Sin◇ [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora