Prologo: "Pos-trauma".

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—Ya no puedes ser un héroe.

Fue uno de los golpe de realidad más fuerte que he recibido desde que me enteré de que «Izuku» era mejor prospecto a héroe que yo. Fue algo completamente inesperado, hasta el punto que me tuve que piñizcar un par de veces en el brazo para asegurarme que no estaba en un sueño o una pesadilla.

—El uso de tu peculiaridad se ve limitado a leves explosiones, casi chispas.

Estaba observando mis manos con bastante shock. Pálido, con mis ojos desorbitados en lo que aun trataba de procesar la noticia. Al lado mi maldita vieja, observándome con bastante decepción. Sí, yo siempre sentía esas miradas y hacía que me ponga de más mal humor. Pero ahora era distinto.

Los pensamientos conflictivos iban y venían a mi mente. Era complicado, difícil y hasta podría admitir, que valga todo lo que me cuesta hacerlo, que quería llorar.

Lo peor es que la mirada de la vieja no ayudaba en lo absoluto. Sus dos ojos afilados se clavaban en mi cabeza, como dos dagas portadas por un vikingo iracundo.

Trataba de enfocar mis pensamientos en otro lado. Si... eso era lo que necesitaba.

—B-bueno... —aun trataba de formular mis palabras como corresponde, y suspire, tratando de relajarme—. C-como... ¿Cómo están los demás?

El doctor sentencio un silencio sepulcral que no dio pie a una conversación. La incertidumbre nació ahora en mí, y mierda, aquella mescla de sentimientos. Sentía que iba a morir en cualquier momento y el doctor parecía darse cuenta.

—Lo siento muchacho —me había dicho con claro pesar—. Eras alguien con mucho potencial.

Se iba a retirar, sin antes darle una mirada a la vieja. Luego de aquello sentí una enorme tensión cayendo sobre mis hombros. Yo ya sabía que era lo que venía.

—Espero que de ahora en adelante no te vuelvas un estorbo para nosotros —la vieja me vocifero.

Lo de siempre, y sin darme cuenta ella abandono la habitación. Me quede allí, observando a la nada misma mientras mi mente daba todo de sí para procesar la idea de que yo ya no podía ser un héroe.

Quede vacío, en blanco, sin palabras.

Desde muy pero que muy niño llevaba preparándome para ser un héroe igual o más fuerte a «All Might». Hubo momentos en los que dudé; momentos en donde aquella duda se convirtió en un hecho, y aquellos momentos en los que tuve que aceptar simplemente que nunca podría superar o si quiera alcanzar la luz de esperanza que transmitían sujetos como Izuku y All Might.

Pensar en eso me hizo llorar. Si, llore ¡¿Acaso eso importa?! No estaba en mi mejor momento.

Estaba destrozado.

Recuerdo que esa noche no dormí. Aunque estaba agotado los pensamientos no me abandonaban. Estaba hundido en mi propia mierda, como un bebe recién cagado que por no poder hablar lo único que le queda es llorar.

Estuve así durante toda la noche; hasta que la noche se convirtió en madrugada y la madrugada se convirtió en día.

Me hubiera gustado dormir algo ese día, puesto que después de un rato, estaba seguro de que mi insomnio duraría más de un mes luego de ello. Tal vez exagero, realmente no me acuerdo. Ya han pasado 3 años de eso.

*RING, RING.*

Esperen, me están llamando.

—¿Quién habla? —sentía como mi molestia formaba un ceño fruncido en mi rostro.

Dejate Llevar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora