Capítulo 5: "¿Vamos a por un helado?".

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—¡¡Me voy, no me esperen para cenar!!

Que tal. Otra semana más hablándonos. Hoy voy a ver que quiere Jirou, desde que recibí la tarjeta no he parado de sentir cierta curiosidad. Así que en la mañana me pregunte: "¿Por qué no?" y pues, salió esto. Ahora estoy camino a su apartamento a ver que puede salir de esto.

Ya llegando al lugar reviso la nota y luego el edificio. Es un pequeño complejo de apartamentos para solteros casi vacío. No sé ustedes pero para mí probablemente sea el lugar perfecto para vivir. Si al menos me puedo salvar del estridente bullicio de mi vieja pues no está mal.

Cuando llego al tercer piso camino por el pasillo hasta detenerme enfrente de una puerta. Finalmente llegue. Guardo la tarjeta y toco la puerta tres veces. Mi pie golpeaba el suelo en espera, pero no abrieron asique volví a tocar la puerta.

Me estoy comenzando a enojar.

—¡¡Oye, abre la puerta!!

—¡¡Ya voy, ya voy!!

La somnolienta voz de Jirou resonó en el interior, entonces saque mi teléfono para ver la hora.

15:47 PM.

Antes de preguntarme a mí mismo porque durmió hasta tan tarde la puerta se abrió, y mis ojos atraparon rápidamente la figura de Jirou, quien con solo un abrigo cubría gran parte de su cuerpo. Fuera de eso, denote las grandes ojeras debajo de sus ojos, además de una mirada recién despierta casi desorientada.

—¿Qué quieres?

—¿Qué que quiero? ¡¡Tú me llamaste!!

—Ah —se dio la vuelta comenzando a caminar al interior de su hogar—. Cierra la puerta al entrar. No te esfuerces en ponerle llave, la chapa no funciona.

Suspire haciendo caso. Adentrándome al departamento vi como todo estaba hecho mierda. Mierda era poco seguro estoy. Creo... creo que acabo de ver como su ropa interior estaba moviéndose por allí.

—¿Cuándo fue la última vez que limpiaste?

—Un mes, dos meses... seis meses.

No valía realmente la pena molestarme por eso. No es mi departamento de todos modos. Cuando pase a la habitación de Jirou no pude evitar sorprenderme. Su cuarto es todo lo opuesto al resto del apartamento. Todo tan bien ordenado que probablemente podía ser con facilidad un espacio completamente distinto. Me abofetee, no había razón por la que debía analizar tanto este lugar.

—¿Para qué me querías aquí? Auch... —repentinamente dos cosa que parecían de madera golpearon mi cabeza. Me sobe la frente en lo que fruncía el ceño, para luego mirar el suelo y ver en el suelo dos baquetas—. ¿Y eso...?

—Necesito que toques la batería para mí —se sentó enfrente de su computador y me observo con simpatía—. La última vez que te vi tocar fue en el festival cultural, y realmente no lo hacías para nada mal.

—Yo ya no hago eso.

—Kirishima me dice que no haces nada con tu vida todavía —ese bastardo, ¿Tan mal me ve?—. Pensé que tal vez podíamos, no sé, impulsar algo.

—¿Me estas llamando necesitado?

—Tómatelo como quieras señorito ofendido —ella había carraspeado, su ceño frunciéndose por el mal humor—. Te estoy considerando porque reconozco tu talento. De ahora en adelante queda en ti la decisión.

Dejate Llevar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora