Love Influencer

Capitulo 18

Una hermosa cabaña nos espera. Cristo baja primero y corre para abrir mi puerta y me ayuda a bajarme.

―Es hermoso―Digo mirando hacia la cabaña.

―Lo es―Dice Cristo y ni siquiera está mirando la cabaña, sino que tiene su mirada sobre mí.

― ¿Estás hablando de la cabaña? ―Pregunto divertida.

―Ah, también es hermosa―Toma mi mano y la besa ―Pero me encuentro más maravillado admirándote a ti. No puedo que creer que estés a mi lado.

―Estoy igual que tú, me cuesta asimilar que todo esto está pasando. Solo deseo que esto no termine siendo un sueño porque si es así no deseo nunca despertar.

―Yo tampoco deseo despertar nunca si se tratase de un sueño―Toma mi rostro entre sus manos antes de besarme de nuevo.

Un beso cálido y un pequeño roce de nuestra lengua hace que todo mi cuerpo vibre con fuerza. Cristo se separa y con nuestras manos entrelazadas caminamos hacia la cabaña.

― ¿De quién es? ― Sin soltar mi mano, saca la llave y abre la puerta.

―La alquilé a un amigo― Doy un grito cuando de un momento a otro me levanta y me lleva como novia atravesando el lumbral.

― ¿Qué estás haciendo? ―Oculto mi rostro en su cuello.

―Estoy llevando a mi novia a través del umbral.

―Pero no estamos casados.

―Por ahora―Guiñe su ojo antes de bajarme con cuidado.

―Este lugar es hermoso.

―Lo es.

― ¿Puedes dejar de observarme y mirar alrededor?

―Lo siento, no puedo evitarlo. Lo único que me importa eres tú.

―Dices cosas tan lindas.

―Porque es la verdad. Es lo que siento―Da un paso hacia mí y pone un mechón de cabello detrás de mi oreja ―No sabes lo que me haces sentir―Toma mi mano y la pone en su pecho.

―Está latiendo rápido.

―Lo hace por ti.

―Hazme el amor.

― ¿Qué? ―Me mira confundido.

―Quiero que me hagas el amor.

―Yo... no quiero que te sientas presionada y no hay afán. Tenemos todo el fin de semana.

― ¿Para qué perder el tiempo? ―Me acerco pasando mis manos por sus hombros hasta llegar a su cuello ―No estoy siendo presionada, yo quiero hacerlo―Relamo mis labios ―Te deseo.

Cierra los ojos como si saboreara mis palabras.

―Dilo de nuevo.

―Te deseo, quiero que me hagas tuya.

―Mierda, ya lo eres.

Baja su cabeza y me besa.

Soy levantada y llevada entre tropezones, me aprieta contra la pared. Solo se separa de mí cuando quita la parte de arriba de la ropa. Su pecho desnudo se presiona contra el mío, sus manos amasan mis senos mientras hace fricción con sus caderas. Baja la mano y quita el botón de mi jean y lo baja junto con mi ropa interior.

Jadeo al sentir el frío recorrer mi cuerpo y mi piel se eriza.

―Joder, eres lo más hermoso del mundo―Cae de rodillas y grito cuando su aliento acaricia mi clítoris ―Y toda mía―Su lengua lame mi raja provocando espasmos.

― ¡Cris!

―Me gusta que me llames diferente a los demás―Chupa haciendo que mis piernas se debiliten y me atrape antes de que caiga al suelo.

Gruño cuando se levanta dejando con ganas de más y camina hacia la habitación sin dejar de mirar mis ojos.

Las paredes que rodea la cabaña son de cristal dándonos una estupenda vista. La habitación es hermosa decorado en madera rústica. Me deja sobre la cama y levanta mis piernas para ponerlas en sus hombros y volver a devorarme con su boca.

Me aferro a las sábanas curvando mi cuerpo.

Siento que no puedo respirar, mientras lame y chupa. Mis manos jalan su cabello y mis caderas empiezan a empujar hacia arriba formando círculos. Sus manos van a mi trasero para levantarlo mientras sigue devorándome hasta que mi cuerpo se tensiona y un grito sale de mis labios.

― ¡Christopher!

Siento que he subido al cielo y he dejado de respirar.

Mis ojos se abren de golpe mientras los deliciosos sentimientos me consumen. Cuando miro hacia abajo lo observo mirándome y puedo ver el brillo de mi esencia alrededor de su boca.

― ¿Preparada? ―Escala por mi cuerpo, no sé en qué momento se ha quitado la sudadera y la ropa interior. Toma su miembro entre sus manos y empieza a pasearla por mi raja haciendo que se sienta sensible mi vagina.

―Sí.

Su boca vuelve atacar la mía y siento como va entrando poco a poco. Me sobresalto cuando rompe mi inocencia y Cristo, sin dejar de besarme, sigue su camino hasta lo más profundo.

―Ya... tranquila. Todo va a pasar ―Hace un esfuerzo para hablar ―Te quiero.

Sus palabras hacen que las paredes de la vagina se contraigan y mi sexo se encierre alrededor de su polla. Mi novio sale despacio y vuelve a entrar, cada movimiento es una agonía entre el placer y el dolor. Me aferro a sus caderas sintiendo como empujo con el talón para que me profundice más.

―Ne... necesito que te corras ―Su frente cae sobre la mía y puedo ver la angustia en sus ojos ―No sé cuánto más soportar, tu coño está tan apretado que siento que me correré en cualquier momento.

― ¿Y qué esperar para hacerlo?

―No puedo venirme hasta que tú lo hagas―Su mano baja hasta mi clítoris y empieza a presionar mi botón.

―Crist...

Mi cuerpo se sacude y siento mis piernas temblar. Con cada empuje el placer se incrementa hasta que grito su nombre cuando el orgasmo me invade, sigue penetrándome y un grito gutural sale de su pecho arqueándose y su cabeza va para atrás como si mirara el techo mientras se corre.

Puedo ver como las venas y los tendones de su cuello se dilatan a través de la tinta.

Se desploma sobre mi cuerpo enterrando su rostro en mi cuello. Se queda ahí por un momento, como si no tuviese fuerzas para moverse.

―Lo siento―Trata de moverse y lo retengo abrazando con más fuerza.

―No te muevas―Apenas susurro cerrando los ojos.

Siento aún su polla dura dentro de mí y por alguna razón no quiero dejarlo ir.

Mientras nuestras respiraciones se regulan, acaricio su espalda desnuda.