\\Prólogo\\

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¿Alguna vez os habéis detenido a pensar que las personas, más que emociones, colores y etapas pueden significar palabras?

Esas que observas en cualquier lugar pintadas con cualquier otro objetivo pero, si le encuentras significado, te recordarán a solo una persona.

Shayla Vier lo sabía, pero lo corroboró cuando todas las palabras que buscaba podían describirlo fácilmente a él, a una sola persona.

Exasperante, ¿Verdad?

Barlon nunca fue bueno con las palabras, con los recuerdos sí; sobre todo a la hora de crear nuevos.

Pero, a pesar de sus diferencias, la chica y él nunca serían polos opuestos, compartían el pensamiento de que ambos se encontraban demasiado lejos el uno del otro como para que ese tipo de comparaciones tuviera cavida entre ellos.

Más bien serían estrellas, serían todo lo que quisieran ser porque ambos se lo habían propuesto desde el principio.

¿Y eso estaba mal?

Para ellos no, claro que no.

Pero personas externas a ellos no compartían su pensamiento. De hecho, si la realidad y el destino se personificaran y pudiesen alegar, lo harían pero en contra de todos los principios que los mantenían unidos; o eso parecía a simple vista al menos.

Pero, ¿por qué crear debates si incluso Vier fue capaz de corroborar que tal vez las palabras no siempre fueron rutas de escape, y que hubieron muchos recuerdos por recrear?

La historia ya yace contada y no por mí, por personas valientes y decididas que tal vez no tuvieron otra vía de escape que no fuese la realidad.

La Limerencia a la que se sometieron no siempre fue buena.

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