\\Quedate y haz que los indicios del colapso de nuestros corazones, nos dediquen esa última pieza; esa, que tanto ansiabamos dedicarnos.\\
Barlon Gibran.
31 de enero de 2020:SHAYLA VIER:
El frío es esa sensación que podemos describir y relatar como el claro ejemplo del hilillo de la muerte; sabemos que aún permanecemos vivos gracias a la sensación que su contacto emana, pero somos partícipes del enajenamiento que este nos produce con respecto a la realidad.
El frío, bien puede hacerse pasar tanto por una figura familiar, monda y limpia; como puede traer pensamientos mortíferos y escalofriantes.
No hay distinción para la creencia de lo que llamamos helado, templado o frío.
En mi vida, he aprendido a lidiar y ser una fiel compañera de él. Se hace presente en mis festividades favoritas, en mi día cotidiano, en los procesos médicos que muchas veces suelen practicarme; incluso, en la persona que también catalogo como el chico de ojos templados y cabello blanco.
Mis pies descalsos se arrastran por el frío suelo que la habitación del hospital resguarda para sí sola. Mis manos juguetean con un hilillo suelto de mi polerón, frustradas por no poder encontrar nada más en qué descargar la ansiedad de la que son partícipes.
El pequeño cuadro, ya terminado, que plasma y escuadriña los azules ojos de Barlon, permanece posado contra la pared.
Había soñado tanto con poder entregárselo, que, tras haberme encerrado herméticamente en mi recámara por cuatro días completos, no he querido y tenido la oportunidad de concentrarme en lo que sería, entregarle ese pequeño detalle.
Suspiro con frustración y dirijo mi mirada hasta posarla en el portátil que, con la ventanilla de notificaciones abierta; se empeña en revelar los miles de mensajes y llamadas no respondidas del chico hacia mí.
No he tenido el suficiente coraje como para dirigirle la palabra, así sea para, tan solo, decirle que estoy bien. Sé perfectamente que eso desencadenaría el tener que contestarle muchas más preguntas, creando una conversación como las que muchas veces hemos mantenido mediante dicho aparato tecnológico.
Sinceramente, no tenía ganas de saber de nadie. Luego de la decisión que, drásticamente el doctor Allan había tomado junto al consejo directivo y mi mamá; habían llegado a la conclusión de que lo mejor, más sensato he indispensable habría sido operar.
Querían realizarme algunos estudios de acuerdo a dicha operación, pues, todos sabemos que una operación a corazón abierto no es nada sencilla de realizar.
El problema era que, no había mucho tiempo con relación a la fecha que habían predestinado, por lo que cambiaron de fecha a una más asequible y, en ella nos estábamos apoyando.
No quería, ni podía decirle nada a Barlon, porque aunque injusto, no quería que viviera estas últimas semanas preso de la desesperación y la angustia.
No quería martirizarlo.
No quería afrontar libremente la realidad que me abrumaba.
No quería contar con que estos serían nuestros últimos recuerdos.
Pero sobre todo, no quería que Barlon me viese como mamá lo había estado haciendo desde que supimos la noticia.
Cuando la cofosis comenzara su cuenta regresiva, sería tiempo de volver a la realidad y afrontar a Barlon con ella.
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Limerencia
РомантикаLos sueños pueden hacerse realidad. Las esperanzas pueden convertirse en un acto derrochante de verdad. La realidad puede convertirse en lo que llamamos el acto ensimismante. La mentira la podemos reflejar como la verdad de las personas que buscan n...