\\8~Suspiros que abarcan promesas\\

4 3 0
                                    

\\Y, dejemos ir nuestros últimos suspiros a través de deseos convertidos en dientes de león; juremos que creemos en el efecto que ellos abarcan.\\

Barlon Gibran.


25 de enero de 2020:

SHAYLA VIER:

La muerte y su curso en la vida pueden resultar y suponer un tema abrumador en consciencia a otras personas.

Porque, ¿sabemos lo que es la muerte? ¿Comprendemos su significado y la magnitud que este abarca? ¿Lo aceptamos?

En lo personal, no sé lo que es la muerte. No sé cómo se siente. No sé si existe una vida después de ella.

Pero no me abrumo, porque sé que a todos nos llegará.

Tarde o temprano lo hará.

Queriendo o no, también.

Conociéndola o sin conocerla.

Queriéndola o despreciandola.

Inesperadamente o no, moriremos.

Por ello, no pienso en eso. Porque cuando sufres de alguna enfermedad capaz de exterminar a la vida misma, capaz de destruir y demoler tus últimas bocanadas de aire; solo piensas en vivir el ahora como si fuese el último lapso de tiempo antes de partir.

Porque cuando tienes a quien aferrarte, en la mayoría de los casos, lo haces.

Pero yo, nunca le temí a la muerte.

Nunca comprendí su significado.

Y, no me importó pensar y mentirme con que después de ella, existe un nuevo comienzo para personas que no han podido ser partícipes de lo que consideramos como mondo en esta vida.

Por ello, no me aferro a nadie.

Porque tengo a quien hacerlo, pese a eso, lo catalogo como un acto de egoísmo puro.

Porque prefiero dejarme caer para poder dejarle ser.

–...Shay–siento un pinchazo en mi hombro–Shay–pronuncian mi nombre con mayor profundidad–

Parpadeo varias veces y me acomodo en mi asiento. Fijo mi vista en la mujer delgada, con cabello rojizo. Vuelvo a parpadear para asimilar el echo de que me hallo frente a ella y que desde hace algunos minutos, no he prestado atención a sus palabras.

–Perdón, estaba distraída–me excuso, evitando quedarme pensativa nuevamente–

Ella me sonríe comprensiva.

–No te preocupes. Es normal que este tipo de charlas causen que tu mente divague por horas incluso,  al rededor de tus pensamientos–dice, acomodando su traje–

Le sonrío, y ella vuelve a hablar.

–Bien, te preguntaba que cómo te has sentido con respecto a lo que ha podido ocurrir en tu vida desde la última cita–

Suspiro. Juego con mis manos por debajo de la mesa, en un claro ejemplo del nerviosismo que se extiende por toda mi anatomía.

–Yo...me siento bien. Me siento verdaderamente bien. No...no lo sé, es...no me he sentido deprimida. Nisiquiera he pensado en ello. Mi enfermedad y la realidad que ella trae consigo no me ha estado atormentando como normalmente lo hacía–la veo a los ojos–Simplemente, me he sentido bien–

Ella sonrió ampliamente y colocó sus manos entrelazadas en la mesa.

–Bien, me alegro por tí, Shay. Ahora, dime ¿alguien ha tenido algo que ver con este progreso?–preguntó–

Limerencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora