Capítulo 6

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  Azula yacía dormida en el suelo descansando alfin libre tras un año de estar encerrada, un año entre la oscuridad, la humedad y la mugre, volvía a sentir lo que era libertad o almenos con eso estaba soñando. Todavía debía dejar el barco en el que se encontraba y dirigirse a un lugar seguro donde poder refugiarse, curar sus heridas, recomponerse y pensar como vengarse.
  “Venganza” era lo único en lo que pensaba no podía soportar la idea de su hermano en el trono, de una paz entre las naciones. Deseaba el poder que sentía cuando todos se postraban ante ella o caían muertos atravesados por su rayo, el temor que causaba en los demas. Todo lo que había perdido, lo que algún día tubo regresaría a ella o eso planeaba.
  En sus sueños veía su mundo ideal, un mundo ardiendo bajo el fuego de su nación, donde las demas se encontraban postrados ante el calor y el azote de las llamas, un mundo gobernado por ella, un lugar sin su hermano o su madre, libre de todo rastro del Avatar o alguna de sus vidas tanto pasadas como futuras.
  Un movimento la despertó, apresuradamente se levantó y observó su alrededor se encontraba en el barco el cual al parecer se había detenido. Habían llegado al primer punto de su trayectoria.
  Azula avanzó por los pasillos sigilosamente hasta salir a la superficie, observó el lugar al llegar a la cubierta y se dió cuenta por las estructuras que podía ver que se encontraba en un puerto del Reino Tierra, el personal del barco cargaba más cajas provenientes del puerto. Por lo que pudo intuir que esta solo era una escala y no el destino final de la embarcación por lo que tenía que apresurarse a dejar el barco. Escabullendose de los tripulantes logró llegar hasta el pueblo. Recordó que aún llevaba puestos los arapos de la prisión y que debía de cambiarselos para no levantar sospechas o atraer a las personas. Avanzó entre las calles del poblado hasta que tropezó con una persona que venía crusando la esquina y por el impacto tumbó al suelo la cesta con verduras que traía esa persona.
- ¿Te encuentras bien jovencita? - Preguntó la persona con la que había chocado, una señora mayor de unos cincuenta y tantos años canosa ya por el paso de los años pero se observaba bastante fuerte.
  Azula no respondió a la pregunta de la anciana.
- ¿Te hiciste algún daño? - Volvió a preguntar amablemente la señora pero la chica se mantenía callada mientras se levantaba del suelo.
- No te ves muy bien, quieres acompañarme hasta mi casa para darte un baño y comer algo - Dijo la señora - Almenos tómatelo como una disculpa por haberte chocado.
  Azula quedó confundida por la propuesta de anciana ¿Cuáles serian sus inteniones? Pensaba, podía ser una trampa pero no estaba en condiciones de negarse necesitaba lo que esta mujer le ofrecía, ademas no creía que una anciana supiera quién era o que ya hubiese llegado informacion de su fuga tan rapido a otros rincones de las cuatro Naciones.
  Con un movimiento de cabeza Azula asintió y la anciana la guío hasta su casa. Avanzaron un poco por los alrededores del poblado hasta llegar a casa de la anciana quién amablemente le ofreció pasar.
- Ponte comoda querida - Dijo la anciana mientras buscaba un vaso de agua y un plato con comida los cuales le ofreció a la joven - Toma no tengas pena come.
  Azula miró descofiada el plato y a la señora pero llevaba días sin probar algo de comida, se abalanzó sobre el plato y empezó a comer apresuradamente.
- Con calma querida - Dijo la señora asombrada - Buscare mas comida que por lo que veo parece que llevas días sin comer.
  Despues de que Azula terminó de comer la anciana la llevó hasta el baño para que esta pudiera limpiarse de toda la suciedad que tenía encima. Azula entró al baño y empezó a estrujar fuertemente todas las partes de su cuerpo, veía como la mugre le salía y se escurría de su cuerpo. “Que bien se sentía el hecho de volver a estar limpia” pensó Azula.
- Te dejare aquí cerca de la puerta un poco de ropa limpia - Dijo la anciana desde fuera mientras se retiraba. 
  Una vez terminado su baño Azula se acercó a la puerta y estiró el brazo para alcanzar la ropa que le había dejado aquella señora. La ropa consistía en un bestido clásico del Reino Tierra con los colores tradicionales de su cultura, esto a Azula no le agradó mucho pero no tenía de otra era eso o volver a los arapos sucios que había estado usando por más de un año. Se colocó el bestido y se dirigió hacia donde la esperaba la anciana quién al verla quedó sorprendida por la belleza de la joven.
- Te ves hermosa con esa ropa - Elogió la señora a Azula.
- Gra...gracias - Le respondió la joven, sorprendida por las palabras que acababan de salir por su boca.
- Por nada querida, pero sabes te verias aún más hermosa si arregláramos tu pelo -
Le dijo la anciana.
  En ese momento recordó el día del combate contra su hermano y la campesina, ese día en un momento de desliz psicológico y temor cortó su hermoso pelo dando paso a un manojo de mechones mal cortados y todo desorganisados.
- Sabes quieres que te cuente algo en mis tiempos más jovenes trabaje como peluquera, vamos te ayudare con tu pelo - Le dijo la anciana.
  Azula asintió con la cabeza y se colocó donde la señora le indicó y esta empezó a arreglarle el desastre que tenía por pelo en la cabeza.
- Me llamo Tenja y tengo cincuenta y ocho años y soy originaria de un poblado al noreste del reino tierra - Se presentó la anciana y le contó parte de la historia de su vida.
  La señora hablo de como la nacion del fuego había quemado su hogar, asesinado a sus padres y ella había sido esclavisada y vendida. Luego de años de trabajo había sido comprada por un hombre que la liberó y le ofreció matrimonio y habian tenido una vida hermosa juntos hasta su fallecimiento hace dos años, desde ese entonces había estado viviendo sola.
- ¿Y tú?, por lo que parece no has tenido una vida muy sencilla tampoco - Le preguntó la anciana a Azula.
  Sin saber que responder, Azula se mantubo callada por unos instantes hasta que pensó en algo para decirle.
- Si no te sientes comoda no tienes porque hablar de tu pasado, te entiendo - Dijo la señora.
- No, esta bien - Dijo la joven - Mi nombre es Aluz y soy de la nacion del fuego y desde pequeña mi madre y yo fuimos maltratadas por mi padre, luego del trágico fallecimiento de mi madre cuando solo tenía nueve años fui forzada a realizar trabajor forzosos y otra clase de cosas desagradables que no me gustaban hasta que pude escapar.
  La misma Azula se sorprendía de lo que había inventado en tan solo unos minutos, una historia que sin dejar de ser trágica tenía algunos matices de verdad entre sos palabras.
- Debe de haber sido duro para ti pasar por todo eso - Dijo la anciana - Pero ya todo estará bien, si deseas puedes quedarte aqui junto conmigo aunque sea por un tiempo y hacerme compañía, ademas vivo sola no tengo hijos y el espacio me sobra.
  Azula  se sentía confundida ¿Por qué esa señora estaba siendo tan amable con ella? Ni siquiera la conocía ni sabía quién era. La mente de la muchacha no podía comprender la compasión y la amabilidad,  simplemente eran valores que no habían sido impregnados en ella, luego de haber llevado años viviendo como un ser calculador, frío y cruel ese choque con otra realidad la mantenía confundida.
  Pasaron unos minutos de silencio donde Azula solo pensaba en lo que acavaba de suceder hasta que la señora hablo.
- Hemos terminado - Dijo la señora mientras se estiraba para alcanzar un espejo y entregárselo a la chica - Ten obserba como quedó.
  Azula tomó el espejo que le ofrecían y lo alzó frente a sí  misma y se asombró al verse, ya su cabello no se veía maltrecho y desorganisado en su lugar su pelo estaba un poco por encima de la altura de los hombros mucho más corto que lo que estaba acostumbrada a usar y sus dos caracteristicos mechones de pelo  habían sido acomodados junto a los demas. Parecía otra persona.
- Gra...gracias - Volvió a intentar agradeser pero con dificultades.
- No tienes nada que agradecer querida - Dijo la anciana - Ya se esta haciendo algo tarde porque mejor no me sigues para mostrate una habitación donde puedas dormir que de seguro debes de estar muy cansada.
  Azula asintió y continuó detras de ella, estaba cansada y necesitaba dormir mañana pensaría en que sería de su futuro.
  

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