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──¿Qué fue lo que te hizo ese mal nacido?──Esta vez no podía escapar de Hurrem y Mahidevran, parecían saberlo.
──¿De que me estan hablando?──Pregunte nerviosa.──¿Sobre la explosión? Eso si fue idea mía.
──Sobre lo que dijo Aslan.
Palidecí al escuchar eso, ¿Qué había dicho este hijo de puta ahora? ¿Él le habría gritado a alguien todo el infierno que me hizo vivir? No, eso era imposible, no era tan estúpido, creo.
──¿Mehtap?──La voz de Mahidevran me saco de mi trance.──Hija, dinos la verdad.
──Yo no se de que me estan hablando.──Mentí nerviosamente.
──Aslan le grito a Mustafá diciendo que a pesar de todo tu seguías siendo suya, que eras su mujer todavía, después de tantas noches y los años que habían estado juntos.──Explico Hurrem.
──Yo no lo sé...
──Mehtap.──La voz de Sah capturo la atención de todas.──Ya no puedes seguir ocultando esto, tienes que hablar.
──¿¡Tu lo sabes?!──Pregunto Mahidevran con molestia.
──Desde hace mucho, pero nunca me he atrevido hablar, muchas veces quise contárselos, pero no es algo que a mi me corresponda, Mehtap, es tu momento.
Solté un suspiro y las mire directamente a los ojos, comencé a relatarles todo, les explique por que había desterrado a Aslan del trono Húngaro, de todo lo vivido en ese infierno, la mirada de Hurrem parecía no creérselo, mientras Mahidevran se tapaba la boca con cada palabra que yo decía, las estaba destrozando al contarles todo.
Por una parte deseaba que ellas nunca se hubieran enterado, mientras que por otra, sentía que una parte de mi sanaba y me quitaba un peso menos de encima, me hacia sentir extrañamente bien.
Llego un punto de la historia donde las tres empezamos a llorar, cuando sentía que ya no podía seguir, Sah me acariciaba cariñosamente la espalda y me daba una sonrisa, una sonrisa que me decía que todo iba a estar bien, pasara lo que pasara.
Era como si me dijera que todos iban a creerme, algo que realmente esperaba.
También les conté sobre lo mío con Mustafa, quería explicarles que Kerem no era producto de un abuso para que dejaran de quererlo como lo hacían ahora, quería que supieran que Kerem era producto de un amor desenfrenado.
Cuando termine de contarles todo, las dos corrieron a abrazarme, el llanto se intensifico con esta acción, ambas me pedían perdón y se echaban la culpa por no haberse dado cuenta antes, de como podían haber sido tan ciegas como para no darse cuenta de lo que estaba viviendo.
Se preguntaban: ¿Por que no nos dimos cuenta cuando volvimos a verte? Era evidente que lucia apagada por algo, si el brillo de mi mirada ya no existía.
Sobre lo de Mustafá, no dijeron nada, simplemente dijeron que hablaríamos de eso en una situación más normal, después de que esto haya acabado.
Por mi parte no dije más, simplemente me dedique a dejarme abrazar y acariciar por las dos increíbles mujeres que tenía frente mío.
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──¿Y Mahmud?──Pregunte a Kösem.
──Debería estar llegando ahora.──Dijo mientras nos escondiamos en una parte de la habitación.
Pude ver como el cuerpo muerto del Sehzade entraba en la habitación, los verdugos iban a su alrededor, el grito de Mükerrem se hizo presente, gritaba con fuerza.
Raziye abrazaba el cuerpo inerte de su hermano y lloraba sobre él, mientras que Hatice intentaba alejar a Mükerrem de su hijo, pidiendole que no se hiciera daño.
Huricihan le acariciaba la espalda a Raziye, le pedía que se tranquilizara, que acabarian con quién le hizo esto a Mahmud.
Ninguna de las dos necesito ver más, salimos sigilosamente de la habitación y tras caminar unos pasillos nos encontramos con Mihrimah y Nurbanu.
──¿Quién sigue?──Pregunto Nurbanu.
──Repartamonos a la Víctimas.──Hablo Mihrimah.──Yo voy por Raziye.
──Me pido a Ayse Hafsa.──Kösem nos miro.
──Lo mío con Cihan es personal.──Nurbanu sonrio.
──Me toca encargarme de Hatice.──Dije con una pequeña sonrisa.
Mi pequeña sonrisa se borró cuando vino Sumbul hacia nosotras y nos dijo algo que ninguna hubiera deseado escuchar.
Sus palabras se quedaron clavados en nuestras mentes y el color nos abandono por completo, ninguna se esperaba esto.
