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Este capítulo me falta por editarlo, pero me da pereza ahora mismo xD

Si ven fallos en la redacción, perdón, los corregiré más tarde.

...

Oscuro.

Todo era oscuro.

Muy frio.

Todo, estaba, frio.

Un profundo vacío, su cuerpo era ligero, pero se sentía pesado. Los ojos cerrados, la sensación de caída... bueno, en realidad, estaba cayendo.

En el océano de pensamientos habita un abismo donde caen sus sueños, un infierno llamado mente que se enfría con la negatividad que vive en su cuerpo. Los pecados son alimento para el cerbero de la culpa, esa bestia del tártaro profundo que custodia los más grandes secretos.

Entonces cae, toca suelo, pero no está feliz, porque sabe que el show va a comenzar.

Se sienta en una silla, una silla de bebé donde sus padres le daban de comer cuando se formó su primer recuerdo, siempre fue un niño hiperactivo por lo que con 4 años aún tenía que usar una para ser alimentado. Todo a su alrededor sigue oscuro, pero escucha los pasos acercarse.

Es su silueta.

—Así que... ¿también arruinaste tu única relación? —Pregunta la figura con la voz de su primer psiquiatra.

—Vete al infierno. —Responde sin ganas.

—¿Cuándo fue la última vez que tuviste una conexión con alguien? ¿Jason White tal vez? —Sus puños se aprietan al escuchar ese nombre—Muy feo, lo sé, ver a tu mejor amigo morir definitivamente debió joder algo en ti.

—Cállate, solo cállate, no lo menciones.

—A nadie le importó mucho después de su muerte, tu fuiste el único que lloró aquella vez, incluso su familia pareció llenar el hueco de alguna manera.

—Solo cállate. —Pide, pero ahora más suplicante.

—¿Es raro no? Durante todos estos años no lo has mencionado ni una sola vez, pero cada noche te consuelas con la idea de buscar a aquel policía que lo atropelló y hacerlo pagar lo que hizo. —Da una risa—Que irónico, considerando que ahora eres igual de cobarde que aquel hombre.

—¡Cállate, solo cállate de una puta vez maldita sea! —Grita, tomando su cabello, emitiendo pequeños gemidos de angustia, sintiendo que le falta el aire, mirando el plato de verduras calientes que le lanzó una vez a su madre cuando era pequeño.

Ahora ve una luz, levanta la vista y reconoce el televisor de su difunta abuela frente a él, la señal estática poco a poco es reemplazada por una escena muy, muy conocida para él.

De pronto ya no es una pantalla, él se encuentra en aquel grotesco escenario, pero no como protagonista, si no como parte de la multitud que desesperadamente intenta evitar que siga golpeando al chico en el suelo.

—Tweek, detente.

—Por favor, alguien llame a la policía. —Escucha decir a sus compañeros.

—No, ese no soy yo, yo estoy aquí—Dice mientras intenta con todas sus fuerzas detener a la persona frente a él, la persona que no para de violentar al chico en el suelo... al menos hasta que se detiene.

—Que hice—Lo escucha decir, puede ver como el charco de sangre se extiende adelante del agresor.

—Lo mató, Tweek lo mató.

The Abyss | CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora