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—¿Escuchas algo? —preguntó Soyeon en un susurro, recibiendo la negativa por parte de Yeonjun.

Ambos intentaban escuchar algo pegando sus orejas a la puerta marrón que los separaba de la oficina del jefe Jeon que entrevistaba a Soobin repentinamente ahí dentro.
No tenía sentido. Na sólo estaría ahí casi como si fueran horas sociales, siendo un pasante, la función viniendo a entender el trabajo y comenzando a prepararse para un futuro exitoso; el que Jeon lo estuviera entrevistando como si fuera a darle trabajo resultaba novedoso y hasta aterrador.

—No tiene sentido —mencionó Yeonjun preocupado.

No era su problema pero Soobin le pareció un buen chico, talentoso y que le había ayudado eficientemente en su trabajo. Pero es que no le parecía coherente que de repente lo sobrecargaran de esa manera sin tan siquiera haber terminado su carrera.
Es verdad que él lo hizo pero fue una prueba pequeña, un pequeño tropezón personal que lo había estancado y que le ayudaría pero, era como un favor, nada mayor, nada que fuera a responsabilidad compleja.

—¿Te imaginas que lo contrate? —los ojos de Soyeon brillaron con emoción por su propuesta, pero Yeonjun sintió frustración.

—Ni siquiera está graduado. Conociendo al jefe no es beneficioso para su preciada ganancia.

—Deberían dejarse de rodeos y regresar al trabajo —mencionó Juyeon desde su escritorio indiferente, llamando al instante la atención de Yeonjun y Soyeon—. El niño debe aprender de una vez, si la oportunidad se diera para él, qué bueno, pero si no, así deben ser las cosas. No sean entrometidos. Además, ¿No es ya la hora de pasar a recoger a Wonyoung, Yeonjun?

—Eres un malcriado —se quejó Yeonjun ante la falta de honoríficos. Era un año mayor a Juyeon—. Pero gracias por recordármelo, tengo que ir a traer a mi hija.

Sin meditar más fue a recoger sus cosas a su escritorio, guardando papeles de borradores y demás, Soyeon siguiéndole dificultosamente entre quejas por los tacones rojos -ya no los volvería a usar sin duda alguna-.

—¿Ya le mandaste el informe a Heeseung? —preguntó ella.

—Sí, de hecho le mandé ambos. El extenso y el que Soobin me ayudó a resumir. Por si acaso, digo. Tal vez cambian de opinión y deciden poner el largo.

—Bien, entonces nos vemos mañana, Junnie. Por favor trae algún día a Wonyoung, tengo tiempo de no verla.

Yeonjun sonrió y asintió— Nos vemos. ¡Adiós a todos!

Y tomando su bolso salió de la editorial recibiendo despedidas de sus compañeros y a la salida del guardia. No iba a meditar más, llegaba tarde a recoger a la niña. Condujo con rapidez pero sin perder el cuidado, y por suerte llegó a tiempo porque justo al grupo de Wonyoung estaban despachando. Kamal en la entrada guiando a los niños y sonriéndole sugestivo cuando lo vio bajar del auto. Su hija se encontraba al lado del profesor, esperando paciente a la llegada de su padre porque su turno de escoltarse había pasado y al no ver a Yeonjun aún tuvo que quedarse a un lado. Sin embargo corrió a sus brazos mucho antes de que Yeonjun se acercara por completo y fue alzada al aire por los brazos de su padre.

—Lamento llegar tarde —se disculpó con ella besando muchas veces su mejilla y escuchando una risilla que endulzó sus oídos.

—No importa, ya viniste.

Dispuesto a tomar rumbo, fue detenido al ser tomado del brazo nomás se dió la vuelta con ella en brazos, volteó desconcertado y sus ojos miraron a los ojos del profesor de su hija, Kai Kamal le miraba muy bonito y siempre a la expectativa de no ser rechazado nuevamente. Yeonjun se cansaba cada vez más de ese hombre, pero era lamentable también no corresponderle.

Mamá  |  SoojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora