—Yeonjun, ya van a ser las doce —mencionó Soyeon volteando a ver al subsodicho quien revisaba un escrito de Soobin. Éste volteó a verla y revisó la hora en su celular.
—Gracias, noona.
Entonces comenzó a guardar documentos en el procesador de texto por excelencia y miró al pasante con duda. Na lo miró con ojos serenos.
—Esta vez puedo pasar a almorzar a algun local cerca de aquí, sunbae.
Aquello desconcertó a Yeonjun— ¿No quieres acompañarme hoy?
—No quiero causarle molestias, usted tiene que almorzar con su hija y sé que está bastante estresado con todo este trabajo.
—No me molestas —soltó quejista—. Ven conmigo, almorcemos juntos.
Incluso si fueran simples palabras por cortesía o invitación, habían hecho que tanto Soobin como la muy pendiente de Soyeon miraran con ciertos nervios a Yeonjun, quien tras analizarse a sí mismo se encontró sintiendo vergüenza y pánico por sus propias palabras. No era como que quisieran darle un significado extra, tampoco estimulante o malinterpretar todo como adolescentes precarios de fundamento; pero la pabara "juntos" sonaba suceptible o quisquilloso... Y era algo que como adultos podían sentir perfectamente. Lo extraño en ello que se turbaran siendo ambos dos hombres.
Era deber de Soobin para sacar ese ambiente maligno que se generó. La mirada de Soyeon era en parte molesta, no porque les juzgara, sino porque demostraba que la situación no era para nada común y disimulada. Yeonjun tenía las orejas rojas de repente, Soobin se dio cuenta que estaba conteniendo el aire y las miradas en los ojos de ambos solo eran un incentivo para salvarse a sí mismos. Era extraño. De alguna manera sentían que compartir palabras como esas era malo y que no debían hacerlo, y que Soyeon estuviera ahí siendo testigo de ello les hacía sentirse bajo riesgo.
—Esta bien —soltó Soobin con voz nerviosa—. Será agradable volver a ver a Wonyoung.
Quizas fue el tono breve, la respuesta breve o la sonrisa por cortesía fingida para no sonreír con nervios lo que convenció al ambiente de calmarse. Soyeon sólo elevó las cejas con ojos de bambi y siguió moviendo el mouse tras clavar su mirada en la pantalla, Yeonjun suspiró dejando caer sus hombros aliviado y Soobin volvió a respirar. La mirada que los dos hombres intercambiaron de nuevo solo demostró en ambos algo del miedo disiparse y el alivio llenarles, pero ¿Por qué? Si lo que Yeonjun dijo no fue nada.
Luego, cuando ambos en el auto ya iban en busca de la pequeña Wonyoung, sintieron que tenían que hablar sobre algo que no tenían del todo claro que era. Yeonjun honestamente sentía que se ahogaba un poco en tan reducido espacio, que las paredes del auto se hacían cada vez más pequeñas y hasta podía sentir su brazo rozar con el de Soobin. Sabía que algo estaba mal pero no entendía qué era lo que podía ser. Según él, estaba siendo amable con Soobin, sacando de su garganta palabras que no procesaba bien pero era un alivio que no fueran extremistas o mirándolo de más e incluso acercándose precipitadamente; Yeonjun no era ese tipo de persona que maldecía en voz alta, siempre pensaba sus palabras pero cuando se trataba de Soobin hablaba sin pensar al dirigirse ante él, ¡y eso que no soltaba ninguna barbaridad! Así que no comprendía porqué el sólo hecho de intercambiar palabras con Soobin se sentía mal. Era hasta cierto punto inexplicable la sensación que le daba cuando se sentía mal hacerlo pero aún así lo hacía, sobre todo estando frente a otros individuos que les miraran o los escucharan. Como si estuviera con las manos en la masa... ¡Y Soobin es la masa!
—Sunbae... —la voz de Soobin le cayó de lleno, sonaba rasposa y cortada. Apenas le respondió con una interjección— ¿Usted está bien?
A decir verdad sentía que no, pero no entendía porqué. Se limitó a callar hasta parar en un semáforo, parecía que solo si no estaban en movimiento podía responder.
ESTÁS LEYENDO
Mamá | Soojun
Fanfiction[Pausada temporalmente] Repentinamente, Yeonjun muestra dificultades tras la llegada de un pasante a su oficina, y la relación que mantenía con su hija ejerce una brecha ante sucesos que aún no comprende. La vida le juega en contra y mientras intent...