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Sin embargo, en cuanto Yeonjun puso un pie en la oficina al día siguiente, su corazón se desmoronó al ver a Soobin esperándolo pacientemente en aquella silla asignada. La noche anterior, las ideas discutidas con Beomgyu le habían aclarado la mente, pero esa mañana las decisiones volvían a ser borrosas y no sabía qué hacer. Ver a Soobin ahí, tan apacible, le revolvió el estómago, especialmente cuando sus miradas se encontraron. Se sintió como una eternidad hasta que su noona Soyeon se le acercó y le dio una palmada en el hombro.

—Te ves un poco pálido, corazón. ¿Te encuentras bien?

—¿Ah? —Yeonjun la miró desconcertado, luego asintió lentamente— Sí, estoy bien... Sólo tuve una mala noche.

—Si necesitas descansar puedo hablar con Jeon...

—No, no... Estoy bien, noona, descuida.

Yeonjun se dirigió de inmediato a su escritorio y colocó su bolso en la silla. Se mantuvo en silencio, igual que Soobin a su lado, hasta que volteó a verlo con timidez. El pasante estaba serio, con sus ojos felinos fijos en él, pero enseguida le sonrió.

—Buenos días, sunbae.

—Buenos días, Soobin.

—Sí se ve bastante cansado... ¿Necesita algo?

—No, estoy bien, gracias...

Yeonjun se sentó de inmediato. Estar junto a Soobin en ese momento se sentía íntimo, y todo en torno al pasante lo ponía nervioso. Quizás era la brecha consigo mismo que había concluido la noche anterior con Beomgyu, pero le daba tanta vergüenza por muchos aspectos, entre ellos, haberse mostrado así ante el menor. Resultaba hilarante pensar que un hombre adulto había llorado en los brazos de un pasante universitario. ¡Qué vergüenza! Ahora sus demonios internos lo estaban carcomiendo, tenía la sensación de que Soobin tenía una sospecha de lo que planeaba, ¡Y ni siquiera estaba planeando nada! Eran más bien los sentimientos llenos de incertidumbre y la alternativa que Beomgyu le planteó antes. ¿Cómo iba a coquetear con el chico? Era absurdo pensarlo, no se diga ya hacerlo.

Pudo sentir cómo Soobin lo observaba con mayor curiosidad, cómo analizaba sus nerviosos movimientos de manos encendiendo el equipo y poniendose manos a la obra, pero ¿qué le iba a decir? estaba nulo de pláticas, moría de nervios y el corazón le latía frenético.

—¿Durmió bien anoche?

La voz de Soobin sonó como un jodido susurro en su oído, para su desgracia así fue, pues pudo sentir cómo la sensación del cuerpo del otro se le asomaba, el pecho de Soobin se sentía duro y cálido contra apenas el borde de su brazo y por ese instante sintió que la respiración le faltaba. Estaba jodido, hasta ahora, ningun acercamiento con el pasante se le hizo mayor estimulación, pero luego de hacer catarsis con Beomgyu y llegar a esa definición de atracción por Soobin no podía creer que fuera tan tímido con ese tipo de cosas, se sentía de nuevo un adolescente sin experiencia.

—¿Qué? —apenas formuló.

—Si durmió bien.

—Sí... Ah... Más o menos.

—¿Necesita ayuda en algo? ¿O comer? ¿Voy por algún café para usted?

—Bin...

Con suavidad se giró y colocó su mano en su hombro. Le estaba aturdiendo toda esa atención del menor en él, la sensación era parecida a lo que montaban en las caricaturas cuando caían en algún encanto o se rodeaban de muchísimo perfume. Se sentía abrumado y agobiado. Era conmovedor, pero su corazón latía frenéticamente y estaba seguro de que su rostro estaba completamente ruborizado.
Apenas se dio cuenta de lo cerca que estaba de Soobin hasta que sintió su aliento mentolado chocar contra su mejilla. Abrió los ojos de par en par y miró a Soobin con total aturdimiento. El pasante estaba tenso, aunque trataba de mostrarse tranquilo.

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⏰ Última actualización: Jun 10 ⏰

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Mamá  |  SoojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora