11. reasons.

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capítulo once:razones

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capítulo once:
razones.
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—Jarabe de maíz —pronunció Billy, chupándose uno de los dedos—. El mismo tipo de sangre que utilizaron en Carrie, la película favorita de Olivia. ¿No es así, Sid? —preguntó directamente a Prescott, quien seguía llorando contra una de las paredes—. Aunque seguramente no tengas ni la menor idea, teniendo en cuenta que nunca te importó. ¿Cuántas veces he tenido que escuchar quejas sobre ella? "Liv esto, Liv lo otro. No me gusta que estés tan cerca de Liv" —repitió aquellas cosas que se había cansado de oír en todos esos meses—. Sorpresa. Olivia lleva liada con Stuart desde hace mucho tiempo. No tenías motivos para estar celosa si quiera.

—Pero tú y Tatum...

—Tatum no era más que una forma de cubrirme. Así no generábamos sospechas. Acercarnos a ti fue mucho más fácil una vez entramos en tu círculo —dijo Macher. Sonreía.

Tully tenía una sonrisa en los labios por igual cuando se adentró en la casa. Stuart lo hizo también, cerrando la puerta. Echó el pestillo por si las cosas se iban de madre. Entre los dos chicos consiguieron dejar a Sidney acorralada en la cocina. Uno a cada salida tras la isla de la sala. Olivia admiraba la escena desde el otro lado, apoyada en la nevera.

Macher sacó de su bolsillo un aparato blanco, colocándolo frente a su boca.

Sorpreeeesa, Sidney —habló. La voz de Ghostface sonó a través. Se lo lanzó a Billy, quien ahora tenía el arma, e imitó la acción de su colega.

—¿Qué te pasa, Sidney? Parece que hayas visto un fantasma.

—¿¡Por qué hacéis esto!?

—Forma parte del juego, Sidney —dijo Stu con voz burlesca.

—¡Se llama "Adivina cómo voy a morir!" —gritó Loomis, con el aparato aún en su boca.

—¡Que te follen!

—No. No, no, no. Ya hemos practicado ese juego, ¿lo recuerdas? Tú perdiste.

Stu le pasó uno de los cuchillos que usaban, y Billy levantó el ápice de este hacia el rostro de Prescott, quien no podía dejar de llorar, sabiendo que no tenía nada que hacer. Temblaba. Olivia pudo percatarse de ello.

—Es muy divertido, Sidney —habló el más bajito.

—Verás, te hacemos una pregunta, y si no la aciertas, ¡PUM! Mueres.

—Y si la aciertas, mueres.

—Los dos estáis locos —negó Prescott con la cabeza. Luego fijó la mirada en su amiga—. Los tres. ¿¡Por qué no haces nada!? ¿Todo lo que hablamos este tiempo...?

—No te dirijas a mi chica. Además, preferimos el término psicótico —aclaró Stu, sin dejar de sonreír. Estaba emocionado.

—Fue todo puro teatro. Me cree un personaje y le fui dando forma. Tardé muchos meses. ¿Te gustó?

devilish ; screamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora