capítulo trece:
asesina.
————————— ✦ ——————————¡No me puedo creer lo que has hecho! ¡Qué humillante!
Ahí iba Tara, avenida abajo, con su hermana Samantha detrás suya y el resto del grupo de amigos persiguiéndolas también. Chad y Mindy eran los que más pendientes estaban de la discusión que tenían, mientras que Anika, Ethan y Robin tan solo caminaban a su rollo. Solían tener discusiones por el estilo de normal, no era algo muy raro o excepcional.
El alcohol ya había rebajado lo suficiente como para volver a tener los problemas latentes rondándole en la cabeza. Su padre podría estar buscándola. Un completo desconocido.
La pareja intercambió gorros en la entrada de la fiesta, justo unos segundos antes de que la cosa se liara y alargara a ese extremo. Ethan llevaba la boina de Robin, y esta se había colocado la parte de arriba del disfraz de robot.
Chad intentó hacer que dejaran de pelear, pero las dos hermanas continuaron a lo suyo, ahora detenidas a un lado de la calle.
—¿Y si habláis de esto en un sitio más privado? —sugirió la rubia, con las manos dentro de los bolsillos de su abrigo.
—Cállate, Robin —habló Tara. La nombrada levantó las palmas en señal de rendición, sin decir nada más.
—No le hables así a Rob —defendió Samantha.
El rostro de Ethan se transformó en una mueca ante la brusquedad con la que su amiga se dirigió a su novia. La miró de reojo y calmó sus pensamientos cuando ella le sonrió, entrelazando sus dedos con los contrarios.
El grupo de cuatro se había mudado a Nueva York después de varios días horribles donde un tipo enmascarado les había estado cazando. Rob no conocía mucho de los detalles, pero tampoco preguntó. Eso hizo que la mayor tomara postura sobre protectiva. Robin era una persona que por lo general quisiera sacar mucha información de las cosas. A excepción de su propia vida. Esa era una batalla que nunca había dejado de pelear.
Saber quién era su padre, saber de qué murió su madre. Ni si quiera había podido ver una foto de ellos. Sus abuelos habían quemado todos los recuerdos. Era como si nunca hubieran existido.
Ella había conocido a las personas que en ese momento le rodeaban en el campus. Fue gracias a Ethan y Chad, a quienes se cruzó cuando fue a comprar un café a principio de curso. El de rizos le tiró toda la bebida encima, de una forma que pareció incluso a propósito, y luego empezó a disculparse al punto de casi echarse a llorar.
Le causó tanta ternura que cuando le pidió el número de teléfono con las mejillas rojas, incitado por Chad, acabó dándoselo. A partir de ahí la historia se cuenta sola. Desde el principio les unía algo, fue como una conexión invisible, un hilo. De verse todos los días durante algunas horas, y hablar constantemente por mensajes, terminaron encajando como pareja.
—¡Eh! —gritó una chica, que se acercaba junto a sus amigas. Vació todo el contenido de su vaso sobre Samantha y volvió a gritar—. ¡Asesina!
—¿¡Pero a ti qué coño te pasa!? —Sam empujó a la que acababa de pringarle, con dos móviles enfocándole directamente. Aquel vídeo estaría en internet antes de acabar la noche. Chad y Tara sujetaron a Carpenter para que no hiciera algo que pudiera perjudicarla.
Desde atrás, Robin se sacudía las mangas y el largo del abrigo. Aquel líquido había pringado su ropa. Qué mala suerte el haber estado detrás de ella. Bufó, con cierta molestia. Al final no le había caído un puñetazo inmerecido, pero sí una oleada de Whisky mezclado con vete tú a saber. Frotó con el puño de la manga su cara y maldijo por lo bajo. Eso se quedaría pegajoso. Lo odiaba.
—Tengo pañuelos, si quieres —Ethan sacaba de su bolsillo un paquete empezado. Quiso tomar solo uno, pero salieron los tres que quedaban. Robin sonrió mientras sus manos temblorosas le pasaban el papel—. En plan, tres pañuelos —dijo con vergüenza. Tan pequeño.
La rubia los cogió y comenzó a limpiarse mientras el resto del grupo reanudaba la marcha hacia el piso de tres de sus amigas. Landry esperó hasta el último momento para caminar junto a su chica.
—Menuda forma de terminar el día —murmuró decaída.
—No pasa nada, luego te das una ducha.
—Sí, eso seguro —dijo. Su tono de voz fue suave, por lo bajo. Casi imperceptible. Ethan la miró, algo preocupado.
—¿Todo bien?
—No del todo —Robin respondió con media sonrisa. Cogió su mano y apretó la misma, como si el gesto le calmara—. Lo hablamos luego, ¿vale?
— o —
—Sigo alucinando. Dios, ¿cómo voy a volver a clase ahora?
—A mí me pareció guay lo que hizo —habló Robin, llevándose un puñado de palomitas a la boca. Ethan coló la mano en el cuenco también. El grupo estaba repartido en el salón, cada uno a su gusto.
—Claro, porque no es tu hermana y no eres tú a la que ha avergonzado —Tara bufó.
—Siento que te hubieras arrepentido en la habitación —añadió la rubia, sabiendo de qué hablaba. Gustaba de su amigo, pero aún no le dijo. Le pasó la comida a su novio, sentado entre sus piernas, a los pies del sillón, y coló las manos previamente limpiadas entre sus rizos, como gesto inconsciente—. Y luego seguramente no te habría dejado salir. Tenía cara de loco.
—Rob, que tú no quieras hacerlo no significa que yo no quiera follar, ¿vale? Era mi decisión acostarme con él o no. Lo entenderás cuando te la dejes meter.
Hizo una mueca conforme decía eso. No pretendía sonar hiriente, pero lo fue. Mindy y Anika se miraron entre ellas y luego pasaron su vista desde la hermana menor hasta su amiga. Esta se había quedado callada, con la cabeza gacha. No pelearía.
—Eh —pronunció Landry, con el ceño fruncido. Sus orbes apuntaban a Tara—. ¿Qué te hace pensar que no quiere hacerlo? Igual follamos un montón.
—Que digas la palabra "montón" detrás de follar ya nos deja en claro que ella no es la única virgen de la relación —bromeó Mindy, levantando las cejas. Buscaba rebajar la tensión, Rob le agradeció con la mirada. Ella se encogió de hombros como si no fuera nada.
Robin acogió la cara de su chico desde detrás, inclinándose para dejarle un beso en la mejilla. Luego se acercó a su oído, susurrándole un "gracias" por haber saltado a defenderla. Cogió un par más de palomitas y llevó la vista a la televisión, justo cuando Quinn se dejaba caer en el sofá junto a los demás. Chad volvía de la cocina con un vaso de agua.
—No me jodas... —murmuró Mindy, al ver la noticia que salía en pantalla.
Ghostface atacaba de nuevo.
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devilish ; scream
أدب الهواة⸻ act one. she's hell, he's the devil. the demons see no end to this love. ⸻ act two. her angel eyes saw the good in many devils. ⦊ scream fanfic. ⦊ act one. fem!oc x stu macher & billy loomis. ⦊ act two. fem!oc x ethan landry. ⦊ puede contener len...