07. i don't give a shit.

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capítulo siete:me importa una mierda

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capítulo siete:
me importa una mierda.
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—¿Puedes creerte que me dejó sola allí abajo? Para morir.

Olivia caminaba por la cocina con un vaso de agua en la mano derecha. Sus padres no estaban en casa, trabajaban esa noche y no había querido llamarles para preocuparlos. Y de sus hermanos, solo uno estaba bajo el mismo techo. El otro había salido a dormir a casa de uno de los de su grupo. Negó con la cabeza y miró a Stuart, quien estaba sentado sobre uno de los taburetes. Él había ido a recogerle, aunque tardó lo suyo. Y se quedaría a acompañarla esa noche.

—La tía ha sido una completa puta —acompañó a las quejas de su mejor amiga. Ella terminó de beber y se apoyó en la encimera. Un suspiro abandonó sus labios—. Pero por suerte estás de una pieza.

Macher sonrió dirección a la fémina, quien le devolvió esa misma sonrisa. Vio como rodaba por el lado de la isla de la cocina y se colocaba delante suya. La más bajita elevó la mirada hacia sus ojos. La diferencia entre uno y otro era muy grande.

—Venganza. ¿Qué te parece si nos aliamos y creamos un plan contra ella? —bromeó. Liv agitó su cabeza, con una sonrisa en los labios.

—No digas bobadas.

Stuart miró fijamente a la chica, con su característica mueca de buen humor. Esa agradable. Le gustaba mirarla, cada vez detectaba más detalles que no sabía que tenía. Como esa pequeña cicatriz en su ceja. Ya casi se había olvidado del día en el que se la hizo. Estuvo con ella, pedaleaban cuesta abajo, y al frenar, la castaña voló contra uno de los coches. La sangre resbalaba como una cascada. Nunca antes vio tanta salir de una persona.

La menor agachó la cabeza, sintiendo cientos de cosas creciéndole en el interior. No debía mirarle como lo hacía. Alguien podría verlos y pensar cosas.

—¿Por qué has cortado con Tatum? —preguntó de la nada. Stu la observó detenidamente. Luego humedeció sus labios.

—Bueno, Tatum es... es preciosa. Es muy buena, pero no estaba funcionando. Hemos tenido unas diferencias entre nosotros y, ya sabes, queríamos cosas diferentes. Así que se acabó.

—Entiendo. Lo siento. Te hacía bien tenerla cerca.

—Está bien —restó importancia el estudiante, encogiéndose de hombros—, no es mi prioridad ahora mismo.

—¿Y has hablado con Billy?

—No me han dejado. Sigo sin entender cómo Sidney lo tacha de loco solo por tener un teléfono con él en ese momento. ¿No te parece una locura?

—Esperemos a que las aguas se calmen antes de hacer nada nosotros, ¿vale?

Stuart no pareció demasiado convencido de lo que su mejor amiga le decía. La chica movió la palma por delante de sus ojos, que miraban hacia un punto totalmente perdido.

—¿Vale? —repitió. Entonces Macher asintió.


— o —


A la mañana siguiente, Tatum vio llegar a Stuart y Olivia al centro de estudios. Nada más detectarla entre el tumulto de gente, corrió para abrazarla. Después de lo de la noche anterior no habían vuelto a hablar. Ella se había quedado con Sidney en su casa, pero Liv había preferido estar con su mejor amigo.

Los delgados brazos de la pelirroja le envolvieron, abrazándola con fuerza. Miró de reojo al más alto y le dedicó una sonrisa, antes de tomar distancia para poder verla bien.

—Me alegro de verte. Casi no he pegado ojo después de lo de anoche. Volvió a llamar a Sid, ¿sabes? ¿Te llamo a ti también?

—No —contestó la castaña, frunciendo el ceño.

—Dewey sospecha que no van a por ti, si no a por ella. Por eso el asesino pasó de largo y solo fue a por Sidney.

—¿Sabes que te digo? Que mucho mejor que así sea —habló Stu, cogiendo la mano de su mejor amiga y arrastrándola con él unos pasos. Tatum les siguió.

—¿Qué quieres decir? —le preguntó la más bajita de los tres.

—Quiero decir que mucho mejor que vayan solo a por ella —repitió Macher. Olivia fue la única que se percató de que había hablado en plural—. La dejó allí sola. Salió corriendo escaleras arriba sin importarle lo que le pasara.

Tatum miró a su ex pareja por unos segundos, antes de bajar la vista a la chica. Esta ni si quiera levantaba los ojos del suelo.

—No creo que lo hiciera a...

—Me importa una mierda —el chico apuntó con el dedo el rostro de la otra chica. Liv nunca le había visto tan enfadado. Ni fingido ni real—. Una sola vez más donde su vida corre peligro por ella y seré yo quien se encargue de joderla bien.

Sidney llegaba con la bolsa de las clases hacia el grupo de amigos. No dijo nada, pero escuchó al completo la conversación que se estaba dando.

—Livy, yo...

—Déjalo, Sid —murmuró la castaña. Su mejor amigo apretó con más fuerza su mano. Al dar la vuelta y quedar de espaldas a las dos, Stu sonrió. Nadie pudo verlo—. No importa.

El chico tiró de la joven hacia el interior. Riley y Prescott les siguieron a unos pasos de distancia. Ahora la tensión no estaba solo fuera, sino también dentro del grupo. Olivia fue directa a su taquilla para cambiar algunos libros y tomar los que usaría ese día. La pelirroja imitó su gesto, con la taquilla de al lado.

Desde el final del pasillo se escucharan vítores. Cuando Liv miró, vio a un falso Ghostface correr en su dirección, pasándoles por delante. Ni se inmutó. Se quedó inmóvil. Stuart se echó a reír. El asesino tenía fans.

—¿Por qué hacen esto? —Sidney observó molesta hacia su grupo. Liv se encogió de hombros, sin decir nada.

—¿Bromeas? Parece que ya estamos en Navidad —sonrió Stuart.

—Stu, no.

Prescott se fue corriendo por el agobio, perdiéndose. Tate soltó un bufido hacia su ex y le golpeó en el brazo, como queja. Ante esta, donde la sonrisa no se borró en ningún momento, se encogió de hombros con indiferencia. Él no fingía. No usaba caretas. Era como le nacía en cada momento ser. Y eso era lo que más le gustaba.

—Vamos a clase —pronunció Olivia, mirando a Tatum. Stuart no compartía esa asignatura con ellas dos—. Nos vemos luego, ¿vale?

—Está bien.

Las dos amigas se alejaron juntas hacia el aula donde debían estar en menos de diez minutos. La pelirroja estuvo con los ojos puestos en la castaña casi todo el camino, y cuando consiguió que la otra le mirara, le dedicó una de sus sonrisas más pillas.

—¿Y bien?

—¿Y bien qué?

—¡Stuart! ¿Qué pasa con él? —respondió obvia Tate.

—¿Debería pasar algo?

Riley miró a su amiga con expresión clara y transparente. Buscaba detalles de algo concreto. Liv frunció el ceño.

—¿Stu no te ha contado por qué lo dejamos?

—Dijo que buscabais cosas distintas. Es todo —contestó. La pelirroja le frenó, haciendo que los pasos de la contraria pararan también.

—Livy. ¿En serio no te das cuenta?

—¿Qué?

—¡Oh, por dios! —exclamó. Luego enganchó su brazo, tirando de ella. La sonrisa seguía en sus comisuras, pero decidió no decir nada más del tema—. Sois igual de estúpidos.

devilish ; screamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora