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La reina vino a hacerle compañía. Era tradición que la esposa del príncipe heredero pasara el día siendo preparada por la reina para su próximo papel en el reino, explicó.

La reina mentía mucho mejor que cualquiera de sus hijos. Fingió ser agradable, pero no exageró como lo había hecho el Príncipe Jihyun. Así debería haber sido pasar el día de su boda con un de extraño, y JiMin se alegró de que al menos otra persona aquí supiera cómo se suponía que debía actuar.

Sintió una tensión creciente. No en el matrimonio en sí o en el acto de la boda, sino en la consumación que iba a seguir. No le habían permitido tener sexo. Sabía que mucha gente no había tenido relaciones sexuales a su edad, pero para él era diferente porque quería hacerlo pero no se lo permitían. Habría perdido su virginidad hace años, si la elección hubiera sido suya. A estas alturas, no sólo sabría lo que estaba haciendo, sino que sería bueno en ello. ¿Qué pasaría si el Príncipe Jeongguk quisiera a alguien con más experiencia?

Tan pronto como tuvo ese pensamiento, resopló internamente. Hasta ahora, el príncipe Jeongguk solo se había molestado porque JiMin tuviera experiencia. Mencionó que fue él quien entreno y cuido de Winter esta mañana durante el desayuno, un evento más formal que de costumbre, pero el no hablo para coincidir con el día programado de los preparativos de la boda, y el Príncipe Jeongguk se había quedado completamente quieto y no lo miro de nuevo por el resto de la comida.

El hecho de que él no tuviera ni idea sobre el sexo probablemente sería lo que más le gustaba al Príncipe Jeongguk de él.

–¿Su Majestad?– preguntó JiMin, después de que los sirvientes se fueron para ir a traer su traje de boda.

–Puedes llamarme Hyen cuando estemos en privado– ofreció– Estamos a punto de ser familia. O Madre, si lo prefieres. Siempre quise otro hijo– agregó con una pequeña sonrisa en su dirección.

JiMin iba a tratar esa oferta de la misma manera que había tratado la oferta del Príncipe Jihyun de llamarlo solo Jihyun. También iba a retractarse de sus pensamientos anteriores acerca de que ella era la única otra persona razonable aquí. Claramente, el Príncipe Jihyun lo había obtenido de alguna parte– ¿Puedo preguntarte algo? ¿Sobre el Príncipe Jeongguk?

–Por supuesto, cariño

Necesitaba tener cuidado con la forma en que redactaba esto. Demasiado acusatorio, y ella se ofendería. Demasiado abierto y no obtendría la respuesta que necesitaba– ¿El príncipe Jeongguk ha tenido muchos amantes antes que yo?– dijo, añadiendo una pequeña sonrisa autocrítica

Ella vaciló visiblemente– Algunos– dijo ella diplomáticamente, de una manera que significaba que él había tenido más de lo que ella se sentía cómoda revelando.

–¿Debería preocuparme de que alguno de ellos esté celoso?– No era por eso que había preguntado, pero no había nada de malo en alejar a la Reina de la verdadera razón por la que había preguntado.

–Oh, para nada. Todos en el reino sabían que él se iba a casar. Las relaciones nunca fueron serias y siempre terminaron amigablemente

Si JiMin hubiera estado preocupado por eso, esa respuesta no lo habría hecho sentir mejor en lo más mínimo. Por supuesto, si eso era lo que le preocupaba, nunca le habría hablado a la Reina al respecto. Pero ella no lo sabía, así que era inofensivo. Además, obtuvo la respuesta que buscaba: el príncipe Jeongguk tenía experiencia. Supuso que eso era mejor a que ambos no tuvieran ni idea, aunque se preguntaba por qué diablos se le permitía al príncipe Jeongguk acostarse con él, pero JiMin había sido forzado a un acuerdo de castidad unilateral. Oh bien. No es como si pudiera cambiarlo ahora.

La ceremonia de la boda fue sustancialmente más corta en Seula de lo que habría sido en Manhattan. Una ceremonia más corta y una celebración más larga a continuación. Todavía no estaba seguro de cómo se sentía acerca de todo el paquete, pero hasta ahora, prefería la ceremonia que no lo tuvo de pie durante seis horas.

Los Príncipes • GgukminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora