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Por que las flores no están solo para adornar.
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Jiang Cheng estaba bástate fascinado con todo, la verdad es que hasta lo más minúsculo era encantador. Era como recordar su niñez cuando visitaba el pueblo con sus hermanos, comiendo en el puesto de la Señora FenJu, jugueteando cuando era temporada de ferias y cuando iban a nadar al lago, eran momentos que lo hacían feliz.
Entre toda la variedad de lugares había uno que de cierta forma desencajaba con la atmósfera que daba ya la noche y era el puesto de bordado que invitaba a las jóvenes enamoradas a bordarle algo a su pareja y contra todo pronóstico el puesto estaba bastante lleno. Había doncellas por doquier, haciendo fila, otras más sentadas en las mesas con su material y otras incluso paradas sonriendo y riendo con alegría. Caminó hacia el lugar recordando cuando su JieJie le enseñó a bordar, y era gracioso porque no eran actividades que hiciera un hombre, sin embargo, su JieJie deconstruyo todo lo que se supone que un hombre no hace, en el.
Aún recuerda la mirada llena de cariño de su hermana bordando un pañuelo para Jin Zixuan, el cariño y la devoción con la que ella lo hacía era extraordinario, en ese entonces WanYin no entendía porque lo hacía, porque tenía que hacerle algo que él no apreciaría, y Jie Jie siempre le respondía "Cuando estás enamorado incluso si esa persona no lo aprecia, tu corazón se reconforta al saber que hiciste algo por esa persona, incluso si a veces eso resulta doloroso, cuando lo das de verdad no esperas recibir nada a cambio". Era algo estúpido si lo ves de manera realista, donde está la gloria en el dolor, sin embargo, todavía recuerda la sonrisa que le dio después de aquella declaración, tan feliz y sin dudar, incluso sabiendo el desprecio del contrario. Su corazón duele al recordarlo, duele saber que ambos pudieron ser felices y las circunstancias no se los permitió.
Observa como con calma una doncella empieza a bordar algo que parece un pañuelo, es bastante bonito, tiene un color perlado y con vistas brillosas, mira la tierna sonrisa que tiene al utilizar la aguja, sus manos delgadas y pequeñas bordan con el hilo, y al parecer su amado, está con ella observándola pacientemente. A veces, a veces se suele preguntar si sus padres tuvieron algún momento como ese. Un momento en el que pudieron amarse, o algún momento de paz en el que no estuviera relacionado los celos y los maltratos. Si en un punto ellos algunas vez compartieron algún sentimiento positivo por ellos mismo.
Jiang Cheng quiere creer que debió de existir, algún momento que dijeron, todo valió la pena, y si no es así , ¿No entiende como es que pudieron vivir 18 años así?
—¿Quiere intentarlo Joven? —le pregunta una señora quien parece ser una trabajadora del lugar, está acomodando unas tablas fuera del establecimiento.
Sin darse cuenta terminó casi en el porche del lugar.
—No tengo a quien darle lo que haga —dice Jiang Cheng mirando a las jovencitas despampanantes que decoran la entrada y otras más dentro de lugar.
La algarabía de la avenida hace que Jiang Cheng no escuche lo que murmura la anciana, sin embargo, ella le sonríe y asiente.
—No necesariamente se lo tienes que dar a alguien, hazlo solo por el mero placer de hacerlo.
Jiang WanYin asiente aún dudando, observa que no muy lejos de ahí está Wei ChangZe observando instrumentos, y Jiang Cheng siente una punzada, voltea nuevamente al lugar y ve que la señora está esperando a que le diga que si, así que el decide entrar a la casa de bordado, siendo sincero consigo mismo, la gente estaba empezando a abundar y el ruido que había era mayor que el que había en la casa de bordado.
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Cuando se marchite el Loto
FanfictionJiang FengMian tiene diecinueve años cuando conoce a su hijo, no sabe, que pensar, no sabe que decir, solo 𝙣𝙤 𝙥𝙪𝙚𝙙𝙚 𝙙𝙚𝙟𝙖𝙧 𝙙𝙚 𝙢𝙞𝙧𝙖𝙧𝙡𝙤. Segundo libro de la serie "Las almas errantes son fácilmente olvidadas, como los ocasos de...