Capitulo XI

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El eco que no se escucha

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Wei ChangZe ha estado bastante tiempo mirando al dormido Segundo Joven Maestro Jiang. Es la primera vez que mira su rostro tan sereno, no tiene la arruga en su ceño y sus labios están relajados, sin la característica mueca que tiene siempre en ellos. Ve como con paciencia Jiang-Duren limpia una de las heridas que tiene su cuerpo. Pasando la gasa por el corte del hombro. No parece representar algún dolor en el, el sedante que tenía su cuerpo actuó lo que hizo que cayera inconsciente.

Jiang-Duren  le había dicho que era un sedante barato, que no tardaría en quitarse, gracias a los cielos no había sido algún tipo de veneno o algo que afectara su salud. Por lo que el azabache pudo descansar y no sentirse con una posible desviación de Qi.

—¿No tiene nada entonces? —pregunta ambiguamente el menor, ya por tercera ocasión, escucha como la médica suspira con algo parecido al enfado.

Deja su traste en la mesa que esta aún lado de la camilla, ya por fin terminado sus curaciones en el tranquilo y apacible WanYin, se quita la sangre tallando sus manos en el trapo que tomó con rapidez con una contenida molestia, consecutivo a eso lo voltea a ver.

—¿Cuántas veces he respondido esa pregunta ya ChangZe?

El aludido se queda en silencio, sin responder, avergonzado.

—No me mal entiendas, aprecio tu preocupación por  este niño, pero el peor de los peligros ya lo pasó hace tantas lunas, que a comparación, —señala al dormido WanYin —esto solo es un raspón de rodillas —dice un poco fastidiada. —en este momento solo debe reposar, no se ha roto ningún hueso, pero se desgastó espiritualmente, así que es necesario descanso. Y si no mal recuerdo, tú también necesitas aliviar tus heridas, irresponsable—le señala la mayor.

ChangZe resopla a estas alturas de su existencia le es difícil guardar la compostura. Sus ojos se sienten pesados y su cuerpo parece haber agotado toda la adrenalina que tenía. En este momento se siente como la mierda. Así que no arruga tanto el rostro cuando ella menciona la palabra descanso. Y con seguridad puede decir que no se contraria tanto en abrazarla con facilidad. Sin embargo, todo sus pensamientos son interrumpidos cuando alguien abre la puerta.

Wei ChangZe voltea por inercia y lo ve, a su Maestro y Líder de Secta. Ambos se ven funcionales, aunque su Líder no parece flaquear de cansancio como él o como FengMian.

—Jiang Shui—llama a modo de saludo su Líder de Secta, deja que FengMian entre y después el cerrando la puerta con algo de estruendo. —¿Cómo se encuentra? —le pregunta señalando con su cabeza a Jiang WanYin, quien está relajado durmiendo.

—Estable, no tiene ningún hueso roto pero se ha drenado completamente. Gracias a GuanYin no tuvo una desviación de Qi pero estuvo a punto de—le informa con seriedad,  sus manos están a sus costados descansando, su postura es algo tensa.

Y no es para más, no habían tenido el suficiente tiempo de hablar y Jiang Liu solía ser algo severo con ella cuando hacía algo en su contra, lo cual  por desgracia no era infrecuente.

—Liu-ge —ella le llama, el arruga el entre cejo molesto. FengMian observa la interacción de su A-Die y su TangJie, ambos con tensas posturas.

Cuando se marchite el LotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora