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Té caliente
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Jiang Cheng esta sentado en el pasto observando el agua del estanque, pensando detenidamente todo lo que ha pasado. El hecho de que sus padres estén vivos, ver a sus abuelos y para agregarle, ver a los padres de Wei WuXian, es difícil de digerir, tanto que a veces se despierta pensando que es otro dia en su Lotus Pier, sin embargo, se da cuenta por el simple aroma, por las personas, incluso en el bordado de la ropa que no está en casa; es ahí cuando vuelve a la realidad, donde el sentimiento no es nada de lo hubiera esperado sentir.
No hay alegría, no hay nada, solo vacío.
Quiere que ellos vivan de manera diferente a lo que el vivio, quiere que sus padres puedan tener una historia menos amarga de la que el conoció, quiere que Wei WuXian no pase las penurias que vivió y que su gente se salve de un final denigrante, sabe que en su caso su presente no cambiará, el seguirá ahí con las mismas heridas, con la reconstrucción, con las cadenas arrastrando, pero si el hecho de haber vivido lo que ha vivido hasta ahora sirve para que ellos sean y vivan diferente, para el es suficiente.
A-Ling también, tendrá un futuro distinto, en esta línea, así que eso es suficiente, tiene que ser suficiente.
Jiang Cheng levanta la vista para ver a su sobrino quien esta persiguiendo alegremente a una libélula, parece encantado, extasiado, como si no hubiera nada más magnífico que eso, quiere eso, la simpleza de un niño, quien puede ver lo mejor en lo más insignificante, pero no puede codiciar cosas que el no posee, aquella naturaleza tan sencilla la adquirió de Jie Jie, el esta demasiado podrido.
—Jiu Jiu, Jiu Jiu— Llama Jin Ling corriendo hacia el con algo en las manos.
—¿Que pasa?
—labelua —agita sus manos, como si quisiera enseñarselo, y aunque diminuto, sonrió, porque con Jin Ling es más fácil, es menos pesado.
Jiang Cheng observa a su sobrino, quien va feliz hacia el, magnificado por aquello que tiene, todo estara bien mientras cumpla su propósito, lo único que tiene aquí como destino en la tierra es guiar a Jin Ling a una mejor vida, cumplir con ayudar a sus padres más jóvenes a que no tenga un final trágico y poder hacer que Wei WuXian viva con sus padres.
Porque tiene que expiar sus pecados.
Y así como alguna vez hubo una sonrisa, así rápidamente se esfuma, porque Jiang Cheng no tiene permitido reír, ni sonreír, ni siquiera sentirse bendecido, el es un pecador, algo como sonreír, es solo para personas que no están tan podridas como el, Jin Ling logra que pueda reír y sonreír, que olvide todo eso... pero muy dentro de el sabe que el no es digno de si quiera sonreír.
—Labelua —repite Jin Ling y abre sus manos, dejando que aquel insecto se vaya volando y rie fuertemente agitando sus manos al cielo.
Jiang Cheng suspira y al menos eso le trae tranquilidad, Jin Ling tiene que ser feliz.
—Labuelua Jiu Jiu, labelua —chilla emocionado.
—Si la mire A-Ling —responde al niño mientras el sigue brincando. —Calma mocoso, parece que quieres romper el piso— se levanta sacudiendo las partes que tiene pasto, —ven A-Ling —estiró sus brazos en espera de que el se acercara.
Aun más emocionado corrió hacia su Jiu Jiu quien gustoso lo recibió.
—Vamos a ducharnos, pronto llegará alguien y no quieres estar feo ¿verdad?
Jin Ling hace una cara demasiado dramática que hace que Jiang Cheng quiera burlarse, es como si el hecho de que el luciera mal fuera abominable, «tan parecido al pavo real » pensó con amargura, haciendo una mueca. Si tan sólo todo fuera diferente, no sería tan difícil ver a los ojos a Jin Ling cuando llora por sus padres, no sería tan difícil dar la cara hacia delante. Habría muchas cosas que no fueran difíciles, sin embargo, todo es una mierda, al final Jiang Cheng solo es un idiota, que pensó que todo saldría bien, cuando nada salió bien. Pudo haber esforzado más, incluso el idiota de Jin ZiXuan lo pudo hacer, dejar el orgullo de lado y decir lo que en verdad sentía a Jie Jie, no habría perdido el tiempo y hubiera disfrutado más al lado de ella. Wei WuXian pudo esperar un poco más, para ver qué se podía hacer con los remanentes, aunque odiaba a todo lo que tuviera que ver con los Wen, pudo buscar algo por el, sabía que era imposible pero, las cosas podían ser diferentes si el no fuera tan parcial.
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Cuando se marchite el Loto
Hayran KurguJiang FengMian tiene diecinueve años cuando conoce a su hijo, no sabe, que pensar, no sabe que decir, solo 𝙣𝙤 𝙥𝙪𝙚𝙙𝙚 𝙙𝙚𝙟𝙖𝙧 𝙙𝙚 𝙢𝙞𝙧𝙖𝙧𝙡𝙤. Segundo libro de la serie "Las almas errantes son fácilmente olvidadas, como los ocasos de...