Imperator sabía que Mercury no cumpliría ni la mitad de sus espectativas, es por eso que lo separó de sus acompañantes, que ahora le pertenecían. Estaba dándole a su empleado una razón para cumplir con su misión de una vez o retirarse. Y como era de esperarse, volvió para renunciar.
Ahora todo su plan estaba sufriendo un severo retraso, así que no dudó en hacer todo lo que tenía que hacer por ella misma, empezando por Nihil, a quién acababa de darle veneno en su bebida la noche anterior. Ahí fue cuando el pánico dentro del Ministerio no se hizo esperar, aunque fuese un pánico discreto y silencioso. Ahora ella caminaba por los pasillos acompañada de Sulphur y Salt, mientras recibía las condolencias de sus conocidos y en general, todo aquel que se la cruzara; Cerca de la salida, vio a Mercury, que se estaba yendo, pero no podía permitir tal cosa, no teniendo el riesgo de que este hablara de lo que sucedía al Clero, él sabía demasiado.—Mercury, espera.
—Señora Imperator—El rubio fue con ella enseguida —Realmente lamento lo que sucedió...— Fue interrumpido por un golpe de la Hermana—Ay...
—Estúpido, yo lo maté—Replicó en voz baja.—Ya que tú no puedes cumplir con la tarea más simple, yo me encargaré del linaje Emeritus.
—Perdón, señora, mi error.
—Pero bueno, he estado contemplando la idea de que te quedes a trabajar aquí—Claramente había otra intención en sus palabras, pero, eso significaba que iba a poder estar cerca de Terzo, ¿No?
—¿D-de verdad?—Miró por un momento a Salt y Sulphur, tratando de descifrar si estos habían tenido algo que ver, pero ellos ni siquiera se molestaban en mirarlo, eso lo desalentó un poco.
—Claro, sin embargo—Su mirada se alteró de repente —Primero obtendrás un castigo por tu error. Esa parte es obligatoria.
—Uh...—Se encorvó un poco—S-saben... Realmente aprecio la oferta, pero...
—Salt. Sulphur. Llévenselo al subsuelo y enciérrenlo—Los ghouls respondieron de inmediato a su orden y atraparon a Mercury sin darle chance a nada—Azótenlo, y asegúrense de que no moleste en un buen rato.
—E-esperen ¡No!—Rogó con horror en él tono de su voz—¡Por el amor de Lucifer! ¡No me hagan esto, por favor!
—Oh, Mercury... Debí saber que siempre fuiste un cobarde—Estiró la mano para agarrarlo de la cara—Si vas a hacer algo, debes aguantar las consecuencias luego, es una lección que debes aprender. En ese sentido, debo admitir que te pareces un poco a Jonnathan.—Lo soltó—Espero que ya no me causes más problemas, de lo contrario, el próximo que morirá serás tú, dulzura.
Luego de que se llevaran a Mercury, Imperator fue a la oficina y citó a Viktoria, quien no tardó en llegar. Vino pálida y con una expresión de que nada andaba bien, se notaba que la reciente noticia la había impactado, perfecto, esto podía llegar a facilitar el proceso.
La monja cerró la puerta con cuidado y sin decir nada se sentó frente a su superior, ahí fue cuando su expresión cambió a una difícil de descifrar.—Te preguntarás por qué te llamé—La menor de los Emeritus asintió—Quería encargarte unos trabajos a tí y a Swiss, ya que te habrás enterado de la renuncia de Mercury.
—Sí,—Contestó con una voz átona—Él mismo me comentó que renunciaría pronto.
—Bien, entonces...
—Pero no aceptaré esos trabajos—Se apresuró a decir, sabía o al menos se imaginaba que se trataba de una trampa—Ya tenemos bastante por hacer en el Ministerio.
—Niña, te recomiendo que no desperdicies esta oportunidad—Imperator se paró y apoyándose en el escritorio, se inclinó hacia la más joven, viéndola a los ojos—¿Crees que no sé que andan en algo raro? Te advierto que me he enterado de que ustedes y Secondo entraron a mi oficina cuando yo no estaba—Vio un atisbo de miedo en Viktoria—Así es, Sunshine los vio y me lo notificó.