KIM DOYOUNG

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-DOYOUNG POV-

-Deberías dejarme tomarte una foto para decirle a Santa lo que quiero de regalo esta Navidad.

-¡Dobby!

Teume rueda los ojos, al tiempo que yo rio por lo bajo. Esta es ya la rutina diaria al llegar al colegio: yo le dedico un piropo, ella me manda callar, y pasamos el resto de la mañana escuchando las lecciones del profesor, sentados lado a lado.

A la hora del almuerzo lo vuelvo a intentar:

-Deberíamos salir a tomar algo de aire, porque me has robado el aliento.

-No gracias, me esperan mis amigas.

Y me gano un suave golpe en el hombro, al tiempo que las amigas de Teume se apuran a recogerla, para ir a comer juntas.

-Señoritas. Estoy seguro de que tomamos clases juntos porque veo que tengo química con todas ustedes.

El grito colectivo hace que sonría, aunque el nuevo golpe que Teume me da en el hombro (ya no tan suave) hace que ría de manera nerviosa.

Teume se apura a marcharse en compañía de sus amigas, y a mí no me queda de otra más que hacer lo mismo, y reunirme con mis amigos. Aproximadamente media hora más tarde, cuando la campana que indica el fin del almuerzo suena, y debemos regresar a clases, yo me detengo (de manera discreta) en la puerta del salón, y espero haga aparición.

Apenas la veo acercarse, me apuro a deslizarme entre ella y sus amigas, y reclamando toda su atención solo para mí, susurro cerca de su oído:

-Definitivamente eres una viajera en el tiempo, porque te veo en mi futuro.

-¡Lo juro por Dios, Kim Doyoung! –dice Teume, con aquel puchero que la hace ver tan adorable, y provoca mil y un piropos más surjan en mi mente-. Solo déjame entrar y sentarme en mi banca.

El resto de las clases las pasamos así. Lado a lado. A la hora de la salida, Teume se despide de sus amigas, y yo, aprovechando vivo en su mismo vecindario, como cada tarde, me ofrezco a acompañarla en aquella caminata de escasos diez minutos, que culmina siempre en la puerta de su casa.

Teume nunca dice que no. A pesar de que no se cansa de decirme que soy increíblemente molesto y no dejo de irritarla, sé que le gusta mi compañía. Aquellos diez minutos de caminata (si logro controlar mi impulso de llenarla de cumplidos), suelen ser bastante amenos, y nos divertimos en la compañía del otro.

Sin embargo, aquella tarde, cuando cruzamos la explanada principal del colegio, y salimos a la calle, llevamos dado menos de diez pasos, cuando no puedo evitar contenerme, y digo en voz fuerte y clara:

-Me pregunto en que momento abandonamos el colegio y llegamos a un museo, porque estoy que veo una obra de arte.

-Eres increíble –dice Kim Teume, en aquel gruñido que me indica está pronta a la exasperación, lo que provoca yo ría por lo bajo-. ¿Es que acaso nunca se agota tu imaginación? ¿De dónde puedes sacar tanto piropo?

-Es lo que ocurre cuando tengo la mejor inspiración de todas –y tras mirarla detenidamente, añado-. Tú.

Esta vez es el turno de Teume de reír, pero no ríe por lo bajo, sino que es una especie de carcajada sarcástica.

-Por favor, Kim Doyoung. Le dedicas piropos a todas las chicas de la clase. ¿Qué acabas de decirle hoy a mis amigas...? ¿Cómo era? Ah, sí: "Tomamos clases juntos porque veo tengo química con todas ustedes". Con todas ustedes –repite Teume, visiblemente indignada.

-Pero tú eres especial, Teume –respondo, conteniendo el impulso de susurrarlo en su oído-. Si tú me lo pides, puedo ser solo tuyo, y mis palabras serán solo para ti.

-No puedes esperar me crea eso...

Es allí cuando no puedo evitarlo más, y me abalanzo sobre ella, aprisionándola contra el muro del edificio junto al cual íbamos caminando, en nuestra ruta diaria a casa.

-Kim Doyoung –me reprende, aunque no hace el mínimo intento por apartarme.

Haciendo mi mejor esfuerzo para dejar de mirarle los labios, clavo mis ojos en los suyos.

-Deja de llamarme Kim Doyoung, y llámame tuyo –le digo en aquel susurro-. Y si tú me das la oportunidad de dejar de llamarte Kim Teume, y referirme a ti como mi princesa, te aseguro no habrá ninguna otra damisela a la que vuelva a dirigirle la palabra, a no ser tú me lo indiques. Tus deseos serán mis órdenes, my lady.

-Eres un dramático –dice, intentando contener aquella risa. Pero la seriedad en mi rostro prontamente le hacen entender mis palabras no son una broma. No son un piropo ensayado.

Mis palabras son honestas, tal como mis sentimientos por ella.

-Si vas a ser mío, vas a ser solo mío –dice ella, mordiéndose el borde del labio, lo cual me provoca aquella necesidad de dejar de ver sus ojos, y ver su boca, para empezar a saborear aquel premio-. Lo digo en serio. Soy muy celosa.

Esta vez es mi turno de reír por lo bajo. Claro que lo eres, me contengo de decir. Y claro que es lo que más me gusta de ti, me contengo de añadir.

En vez de ello, entrelazo mis dedos en los suyos, y finalmente me dejo vencer por aquel impulso de mirar su boca, la cual me pide a gritos saborearla.

-Si me dejas robarte un beso te aseguro te lo devuelvo –le digo en aquel susurro, a lo que mi princesa se limita a cerrar los ojos, y dejarse llevar.

-Si me dejas robarte un beso te aseguro te lo devuelvo –le digo en aquel susurro, a lo que mi princesa se limita a cerrar los ojos, y dejarse llevar

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Ack! Dobby! Este niño fue de mis favoritos de escribir. Lo leo de nuevo para darle su editada y corregir errores y me vuelve a dar el cringe xdxd

De cómo TREASURE se le declaró a KIM TEUMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora