-POV 3ra PERSONA-
Se había entretenido durante casi una hora secando unos negativos en el salón de fotografía de la escuela. Era por ello que, al caminar por la explanada principal del colegio, ésta se encontraba prácticamente vacía. Todos habían ya marchado rumbo a casa. Lo que se podría esperar de una tarde de viernes. Fue por ello que fue fácil (y una sorpresa) el verla de pie frente al tablón de anuncios.
Kim Teume.
Ligeramente nervioso, Asahi se apuró a acercarse. Eran compañeros de clase, y habían compartido banca en varias ocasiones, pero la verdad es que a él le gustaría ser mucho más que eso. Conversaban de vez en cuando, puesto que vivían cerca y de vez en cuando caminaban juntos de regreso a casa (especialmente cuando él no se entretenía en el club de fotografía), pero la verdad era que él se moría por tomarla de la mano y nunca separarse. Aunque, por más que a Asahi le gustaría mínimo el poder llamarla amiga, la verdad es que apenas y pasaban de ser conocidos. Si tuviese un poco de valor, podrían cruzar aquella barrera que parecía separarlos, y volverse cercanos, amigos, quizá inclusive tras confesar sus sentimientos pudiesen convertirse en algo más...
Pero tenía miedo. ¿Qué haría si Teume lo rechazaba? Cualquier intento de amistad se perdería para siempre, y se volvería nada. Escondido en aquel anonimato de ser un simple compañero de clase era su mejor opción. Desde allí, escondido al otro lado de la lente, Hamada Asahi podía callar sus sentimientos por su compañera de clase, y tener a salvo a su corazón.
-¿Encontraste algo interesante? –preguntó Asahi una vez se detuvo a su lado, intentando actuar normal, el típico saludo cubierto con plática trivial para indicar que esperaba poder caminar juntos rumbo a casa. Kim Teume lo miró de reojo, pero se apuró a contestar.
-No realmente.
-¿Qué dices de ese? –apuntó Asahi a un volante de color rojo brillante-. Una exposición fotográfica.
-Olvidaba te gusta mucho todo lo relacionado a la fotografía –respondió Teume.
-No entiendo de dónde sacas esa idea –dijo Asahi, mientras jugaba con el cordón de la cámara que llevaba al cuello. Ambos no pudieron evitar reír.
Y entonces, sin saber por qué decía aquello, Asahi no puedo evitar contenerse, y agregar:
-Entonces, ¿qué dices? ¿Me acompañas?
Teume no encontró motivo para decir que no.
Así fue como aquel fin de semana se reunieron en aquel centro de exposiciones, en el centro de la ciudad. Asahi se encargó de comprar las entradas, y con ello, se adentraron a la exposición fotográfica, donde procedieron a admirar las piezas exhibidas.
-¿Por qué me miras? –preguntó Kim Teume, cuando iban por la tercera fotografía, y había captado la penetrante y silenciosa mirada de Asahi sobre ella.
-Solo quiero saber tu reacción.
-Bueno, mi reacción es que no le entiendo –respondió Teume, apuntando a la fotografía exhibida-. Esto del arte no es lo mío...
-El arte puede ser para todos. Solo es cuestión de mirar. A decir verdad, el arte se trata sobre uno mismo. Sobre lo que ves, y lo que te hace sentir.
-¿Lo cual significa...?
-Que me gustaría saber qué es lo que piensas y sientes al ver esta fotografía –y apuntó a la pieza que Teume miraba hacía unos instantes.
La chica hizo su mejor esfuerzo. Asahi se limitó a escuchar. Repitieron el proceso con un par de fotografías más, hasta que Teume preguntó:
-¿Estoy dándote las respuestas correctas? ¿Las respuestas que esperabas?
-No hay respuestas correctas en el arte –fue la respuesta del chico-. Y, a decir verdad, me gusta que tus respuestas no sean lo que yo esperaba, puesto que eso me dice muchas más cosas sobre ti. Cosas que no conocía.
-¿Y eso es bueno? –insistió Teume. Asahi se tomó su tiempo para pensarlo detenidamente.
-Definitivamente sí –fue su respuesta. Aunque en realidad, acababa de responderse a sí mismo.
¿Qué importaba la respuesta de Teume? Si Asahi finalmente tomaba aquella oportunidad, y confesaba sus sentimientos, ¿qué importaba si Teume lo rechazaba? Él habría finalmente abierto su corazón, y sin aquel peso, igualmente podría superarlo. Quizá inclusive podría crear arte con su pena y sanación.
-Teume... -dijo ligeramente nervioso, una vez hubieron salido de la exposición-. Hay algo que necesito decirte.
Kim Teume no contestó. Se limitó a mirarlo, directamente a los ojos, y esperar. Sintiendo su corazón palpitar a toda velocidad dentro de su pecho, y haciendo eco en sus oídos, Asahi finalmente dijo:
-Me gustas mucho. Y me gustaría saber si sientes lo mismo que yo...
No pudo continuar. Teume acababa de inclinarse sobre él, y tras sujetar su brazo con ambas manos, depositó un suave beso en su mejilla. Separándose de él apenas por unos cuantos centímetros, la chica procedió a sonreírle cálidamente.
-Pensé nunca lo dirías –fue finalmente su respuesta. No necesitaba decir nada más para dar a entender que efectivamente ella sentía lo mismo que él.
Teume deslizó sus manos por el brazo de Asahi, hasta llegar a su mano, claro indicio de que quería tomarla y entrelazar sus dedos con los suyos.
-Espera –dijo Asahi, apurándose a tomar la cámara que llevaba al cuello, y apuntarla hacia la chica-. ¿Puedo?
Teume se limitó a sonreírle a la lente, y dedicarle una delicada pose. Tras tomar aquella fotografía, Asahi no pudo evitar sonreírle a la pantalla, mientras admiraba el resultado.
-¿Y bien? –preguntó Teume, intentando usar sus palabras en su contra-. Me gustaría saber qué es lo que piensas y sientes al ver esa fotografía.
Asahi se limitó a apagar la cámara y volverla a dejar colgar de su cuello, mientras se aseguraba de sujetar suave pero firmemente la mano de Teume.
-Cuando vuelva a verla dentro de cincuenta o sesenta años, me recordará la vida que pasé a tu lado. Me recordará de todas las alegrías que provocaste en mí, todos los buenos momentos que vamos a acumular. Me recordará de cuánto y porqué te amo. Y me hará amarte más.
Teume volvió a besarlo en la mejilla.
Asahi se apuró a besarla en los labios.
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De cómo TREASURE se le declaró a KIM TEUME
Fiksi PenggemarSerie de one-shots para activar el delulu interior.