Estaba lista para salir de mi habitación cuando llamaron a mi puerta, era el secretario personal de la directora, se veía exhausto y le costaba respirar con normalidad, a juzgar por sus mejillas rojas había estado corriendo. Me informó que se me solicitaba en la entrada principal con mi uniforme formal, que no acudiera a mis clases matutinas y se retiró (efectivamente, corriendo por el pasillo).
Me vestí con el pantalón a cuadros azules, la blusa de seda a botones y el saco blanco con el logo del instituto; até mi cabello en una cola de caballo alta con un listón azul y me dirigí a la entrada principal. A unos cuantos pasillos, sentí un brazo pasarse por mis hombros y antes de girarme por completo reconocí que le pertenecía a Michael, también iba vestido con su uniforme formal.
-¿Sabes de qué se trata?- le pregunté mientras le pasaba un brazo por la espalda, teníamos ese hábito.
-Ni idea, pero parece que hay un alboroto- respondió mientras señalaba a los empleados del instituto ir y venir, algunos limpiaban efusivamente, otros daban órdenes y otros más corrían sin aliento.
Cuando llegamos a la entrada, la directora respiraba hondo tratando de tranquilizarse y apretaba una mano con la otra para dar una imagen tranquila que evidentemente no estaba logrando. Llevaba su falda de lápiz hasta las rodillas, el saco negro y el cabello recogido en un moño alto, a su lado estaban formados ocho estudiantes con su uniforme formal, que se veían tan confundidos como nosotros: los reconocí, eran los otros estudiantes que conformaban el top 10 de ese semestre, la mayoría de los últimos años.
-Benedette, Myers, ¿por qué tardaron tanto? Debe estar a punto de llegar- nos reprochó la directora nerviosa.
-¿Quién, señora?- preguntó Michael retirando su brazo de mis hombros y adoptando una postura firme. La directora resopló y estaba por responder, pero su secretario corrió a su lado y le susurró algo en el oído, lo que le hizo abrir los ojos como platos.
-En formación, rápido, todos, quiero que sean impecables, ¿escuchan? ¡Impecables!- nos vociferó apresuradamente y todos obedecimos sin chistar.
No hacía falta que nos diesen muchas instrucciones, como aprendices de Gardien estábamos entrenados para responder a emergencias y que nuestro comportamiento se adaptara a cualquier contexto. En cuestión de segundos nos habíamos formado en dos hileras paralelas frente a la puerta principal, en posiciones firmes y rostros serenos.
Pronto la puerta se abrió y un par de guardias con uniformes celestes se posicionaron custodiándola. El corazón se me aceleró, ese uniforme pertenecía a los guardias del Palacio, ¿qué hacían aquí? No tuve tiempo para preguntarme más cuando nuestro invitado de honor entró campalmente, con su traje azul marino hecho a la medida, ornamentos de oro y su cabello rubio perfectamente acomodado.
Sé que dije que estaba entrenada para responder a emergencias, pero por poco me desvanezco en ese instante. Observé a mis compañeros, todos se habían erguido al momento e incluso Michael apretaba la mandíbula tenso, recibir a tal personaje sin una advertencia previa debía sorprenderlos, pero apuesto a que ninguno estaba más pálido que yo.
-Su alteza- saludó la directora con una reverencia grácil.
-Directora Jeeks, es un placer volver a saludarla, disculpe que venga con tan poca antelación- respondió Chris con voz amable, pero todo en él era imponente.
-Para nada, su alteza, su presencia es el mayor honor para nosotros- se apresuró la directora.
-Es un alivio entonces, me entusiasma conocer de cerca el instituto, reciba saludos de mi madre y nuestro agradecimiento por su hospitalidad.
¿Hospitalidad? ¿Qué demonios hacía Chris aquí? Verlo en su papel de príncipe me embelesaba, pero el temor y el pánico de tenerlo tan cerca y revelar que ya nos conocíamos me mantenía cuerda, de hecho me estaba haciendo sudar frío.

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Gardien
Teen FictionEn el reino de Rockeville, Louise Benedette se prepara en su penúltimo año de instituto para convertirse en una Gardien, aquella élite de personas que son entrenadas en ciencias, artes y combate para proteger a la familia real y los habitantes del r...