Capítulo 11

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Estaba lista para salir de mi habitación cuando llamaron a mi puerta, era el secretario personal de la directora, se veía exhausto y le costaba respirar con normalidad, a juzgar por sus mejillas rojas había estado corriendo. Me informó que se me solicitaba en la entrada principal con mi uniforme formal, que no acudiera a mis clases matutinas y se retiró (efectivamente, corriendo por el pasillo).

Me vestí con el pantalón a cuadros azules, la blusa de seda a botones y el saco blanco con el logo del instituto; até mi cabello en una cola de caballo alta con un listón azul y me dirigí a la entrada principal. A unos cuantos pasillos, sentí un brazo pasarse por mis hombros y antes de girarme por completo reconocí que le pertenecía a Michael, también iba vestido con su uniforme formal.

-¿Sabes de qué se trata?- le pregunté mientras le pasaba un brazo por la espalda, teníamos ese hábito.

-Ni idea, pero parece que hay un alboroto- respondió mientras señalaba a los empleados del instituto ir y venir, algunos limpiaban efusivamente, otros daban órdenes y otros más corrían sin aliento.

Cuando llegamos a la entrada, la directora respiraba hondo tratando de tranquilizarse y apretaba una mano con la otra para dar una imagen tranquila que evidentemente no estaba logrando. Llevaba su falda de lápiz hasta las rodillas, el saco negro y el cabello recogido en un moño alto, a su lado estaban formados ocho estudiantes con su uniforme formal, que se veían tan confundidos como nosotros: los reconocí, eran los otros estudiantes que conformaban el top 10 de ese semestre, la mayoría de los últimos años.

-Benedette, Myers, ¿por qué tardaron tanto? Debe estar a punto de llegar- nos reprochó la directora nerviosa.

-¿Quién, señora?- preguntó Michael retirando su brazo de mis hombros y adoptando una postura firme. La directora resopló y estaba por responder, pero su secretario corrió a su lado y le susurró algo en el oído, lo que le hizo abrir los ojos como platos.

-En formación, rápido, todos, quiero que sean impecables, ¿escuchan? ¡Impecables!- nos vociferó apresuradamente y todos obedecimos sin chistar.

No hacía falta que nos diesen muchas instrucciones, como aprendices de Gardien estábamos entrenados para responder a emergencias y que nuestro comportamiento se adaptara a cualquier contexto. En cuestión de segundos nos habíamos formado en dos hileras paralelas frente a la puerta principal, en posiciones firmes y rostros serenos.

Pronto la puerta se abrió y un par de guardias con uniformes celestes se posicionaron custodiándola. El corazón se me aceleró, ese uniforme pertenecía a los guardias del Palacio, ¿qué hacían aquí? No tuve tiempo para preguntarme más cuando nuestro invitado de honor entró campalmente, con su traje azul marino hecho a la medida, ornamentos de oro y su cabello rubio perfectamente acomodado.

Sé que dije que estaba entrenada para responder a emergencias, pero por poco me desvanezco en ese instante. Observé a mis compañeros, todos se habían erguido al momento e incluso Michael apretaba la mandíbula tenso, recibir a tal personaje sin una advertencia previa debía sorprenderlos, pero apuesto a que ninguno estaba más pálido que yo.

-Su alteza- saludó la directora con una reverencia grácil.

-Directora Jeeks, es un placer volver a saludarla, disculpe que venga con tan poca antelación- respondió Chris con voz amable, pero todo en él era imponente.

-Para nada, su alteza, su presencia es el mayor honor para nosotros- se apresuró la directora.

-Es un alivio entonces, me entusiasma conocer de cerca el instituto, reciba saludos de mi madre y nuestro agradecimiento por su hospitalidad.

¿Hospitalidad? ¿Qué demonios hacía Chris aquí? Verlo en su papel de príncipe me embelesaba, pero el temor y el pánico de tenerlo tan cerca y revelar que ya nos conocíamos me mantenía cuerda, de hecho me estaba haciendo sudar frío.

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⏰ Última actualización: May 11, 2023 ⏰

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