Capítulo 11 - Miedos

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Era de mañana, el sol entraba por el reducido espacio entre la ventana y la gruesa cortina que permitía oscurecer casi por completo la habitación. No había ruido fuera de casa, lo cual a Mey le parecía extraño, ya que su vecino molesto, siempre tenía su música a gran volumen, despertando a casi toda la cuadra, pero, eso no parecía perturbarla. A duras penas, Mey logró recomponerse, y armándose de ánimo, se vistió para ir a la casa de Sayho. No tenía hambre, al parecer el sueño le hacía olvidar que no había comido nada desde ayer.

Mientras probaba algunos estilos para su cita con Sayho, Mey oyó algunos ruidos provenientes de la sala principal y, con bastón retráctil en mano, y un valor del cual ella misma estaba sorprendida, bajó con cuidado de no hacer ruidos, la vieja escalera de su casa, sabía que si era algún ladrón, tendría una única oportunidad para golpearlo y sacarlo a la calle. Poco a poco, mientras se iba acercando a la sala principal, oyó unas palmadas.

Está vez, te equivocaste a lo grande, niña.

Con algo de incredulidad, y sin el mínimo intento de camuflaje ni mantener su guardia arriba, Mey rápidamente fue a la sala.

— Ni pienses acercarte con eso. Déjalo por allá.

— ¿Se supone que deba mantener la tranquilidad si estás tú aquí en mi casa?

¿No crees que si quisiera hacerte daño, lo habría hecho mientras duermes? Deja eso, no vayas a golpearte, niña estúpida.

Con algo de dudas, Mey dejó la única arma que podría serle de ayuda en caso de que dicha aparición decidiera olvidar sus modales.

— ¿Quién eres y por qué entraste a mi casa?

No hace falta que lo diga, tú sabes bien esa respuesta. Yo solo vengo a hablar de lo ocurrido.

— ¿Sobre qué exactamente? — preguntó Mey en tono agresivo.

Sobre la monumental cagada que hiciste el otro día ¿Qué se te pasó por la cabeza en ese momento? ¿Creías que sería una buena idea decirle a ella lo que sientes?

— No sé por qué debería importarte a ti.

CONTESTA LA PREGUNTA. — dijo aquella voz en un tono amenazante. — ¿Por qué crees que fue buena idea hacer eso?

— Ni siquiera sé si fue lo correcto. — dijo Mey con algo de miedo. — Pero necesitaba decirlo. Ella debía oírlo de mí… — dijo Mey esperando una réplica maliciosa por parte de su atacante.

¿Si entiendes que fue un error gigantesco hacerlo? Mostraste tu mayor debilidad, te hiciste vulnerable con alguien del que no tienes la seguridad que siente lo mismo que tú.

— Yo quiero pensar que siente lo mismo que yo. Sus ojos en el hospital me lo dijeron. — dijo Mey agachando la cabeza.

Sus ojos… — aquella voz comenzó a soltar una pequeña risa. — Sus ojos te lo dijeron… es que eres más tonta de lo que pensé.

— ¿Por qué me haces esto? Yo ni te conozco, no sé quién eres ni cómo sabes de Sayho.

Oh ¿Todavía no sabes quién soy? Creí que era bastante claro desde el principio. — dijo aquella voz volviendo a reír.

AmancerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora