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"¿Porque no hablamos de todo mientras hablamos de nada?"

𝓛a casa de Haewon se encontraba a una calle de la nuestra, por lo que no tardamos más de cinco minutos en estar ahí.
Mi estómago se retorcía mientras adelantaba el paso para llegar a la altura de mi hermana.

Mientras caminaba, una ola de ansiedad me invadía. El peso del secreto que descubrí en el viejo diario de Jia recaía sobre mi pecho, amenazando con derramarse y destrozarlo todo. Mi corazón latía con más fuerza a cada zancada que daba.

En mi mente se repetía la frase; "¿Es que no se da cuenta de que estoy enamorada de él?"

¿Qué pasa si Jia descubre que conozco sus sentimientos? ¿Y si se da cuenta de que yo también tengo sentimientos por Hanbin? Es una red enredada de emociones, y estoy atrapada justo en el medio.

Al acercarme a la casa de la playa, el sonido de las olas rompiendo el aire proporcionó una distracción momentánea de mis pensamientos acelerados. De pronto, la brisa salada del mar acarició mi rostro, tranquilizándome al instante.

Tomé una respiración profunda, tratando de calmar mis nervios.

Con el sol dorado empezando a descender, ahí estaba, frente a la encantadora casa de Haewon. Los suaves matices de la luz del día que se desvanecían, iluminaban débilmente su exterior desgastado, otorgándole una calidad de ensueño.

Era una casa simplemente hermosa. Casi podía imaginar mis sueños más románticos ahí.

Haewon abrió la puerta para invitarnos a pasar mientras me regalaba una cálida sonrisa.

—¡Hana!— Envolvió sus brazos en mi cuerpo. —Bienvenidas, pasad, mi madre está en la cocina. Jia, creo que mi hermano está en la terraza, si quieres ir.— Dirigió las últimas palabras hacia mi hermana, ganándose una sonrisa por parte de esta.

Llevaba un vestido veraniego que encajaba a la perfección con su dulce personalidad. Su cabello castaño oscuro caía en cascada sobre sus hombros en ondas sueltas, enmarcando su rostro con un toque de gracia despreocupada. No era muy largo, pero tenía la longitud adecuada para realzar su adorable apariencia.

—Haewon, no me dijiste que tu casa era tan bonita.— Mis labios se entreabrieron debido a la belleza del comedor.

Las ventanas blancas bordeaban la casa, enmarcando las vistas pintorescas del océano y el cielo mientras se transforman en un lienzo de rosas, naranjas y morados. Miré la hora en la pantalla de mi teléfono; eran las nueve y media y sin embargo no había anochecido por completo.

—Y todavía no has visto la mejor parte.

Sin añadir nada más, tomó mi brazo y me atrajo hasta una puerta abierta de par en par, la cual conectaba con la terraza.

Mis ojos se abrieron con asombro. Estaba decorada con sillas cómodas y luces de hadas centelleantes que nos invitaban a relajarnos y disfrutar de la noche. Podía oler el delicioso aroma de la comida que habían preparado y escuchar las risas provenientes de la cocina.

Cuando salí la terraza, mi corazón dio un vuelco. Hanbin y Jia, enfrascados en una animada conversación, completamente inconscientes de mi presencia. Verlos juntos, riendo y compartiendo bromas internas, envió una punzada de incomodidad a través de mí.
Jia se veía absolutamente deslumbrante, como era costumbre. Su cabello fluía libremente con el viento, agregando un toque extra de encanto a su ya hermosa apariencia.
No podía dejar de notar la forma en que tocaba el brazo de Hanbin. Su conexión era simplemente natural.

𝗗𝘂𝗹𝗰𝗲𝘀 𝗱𝗶𝗲𝗰𝗶𝘀𝗶𝗲𝘁𝗲 ✿ Sung hanbin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora