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Four;
Emociones con sabor a fresa.

  𝓔l sol se colaba por mi ventana, iluminando gran parte de mi cama.
Me removí unas cuantas veces, tratando de conciliar el sueño de nuevo, fallando en cada uno de mis intentos.

Miré el techo, rindiéndome.
Ayer terminé hablando toda la noche con Haewon, y gracias a ello, descubrí que mi hermana tenía razón. Éramos bastante similares. Hablamos de tantas cosas que descuide por completo preguntarle su número de teléfono.
Me contó que tampoco tenía amigos cercanos en este pueblo, pero que amaba pasar el verano aquí.

Era Inútil tratar de dormir más, por lo que me levanté arduamente de la cama, viendo como las agujas del reloj reposaban sobre las diez.
Desde mi habitación, podía escuchar las risas de mi hermana.
Jia solía levantarse más temprano para aprovechar el sol de la mañana, así que ya me había acostumbrado a amanecer por el ruido de la cocina.

Mi estómago está rugiendo.
Me dispuse a bajar finalmente a la cocina, aun con los ojos adormilados y con muchas probabilidades de caerme por las escaleras.

—Deja de hacer el tonto.— Mi hermana no dejaba de reírse.

Jia se encontraba en la cocina preparándose algo para comer durante el camino de la playa.
A su lado, una figura totalmente familiar a mí, trataba de quitarle los pedazos de fresa que cortaba.

Me quedé embobada mirando la escena; Como los dos se daban pequeños codazos mientras reían. Como se miraban.
De repente, sentía que estaba interrumpiendo.

—Buenos días, Hana.— Sus ojos toparon con los míos, y en su rostro, apareció esa sonrisa capaz de quitar el aliento a cualquiera.

—Buenos días, Hanbin.— Traté de ignorar su mirada, aunque me fuese imposible.
Me senté en una de las sillas de la barra, ojeando el diario del día.

—Mamá ha traído galletas por si tienes hambre.

—O también puedes comer lo que nos está preparando Jia.— Mi hermana pegó al chico en el hombro, pero él, ignorándola, llevó otro trozo de fresa a sus labios.

Hanbin seguía manteniendo esa estúpida, —pero preciosa— sonrisa pegada a su cara.
Tenía ese aire tan atractivo de desinterés en él. Era algo que lo caracterizaba.

Jia siempre me repetía que eran mejores amigos, pero yo nunca terminé de creérmelo.
Me acuerdo que dos veranos atrás su grupo se distanció durante un tiempo.
Una parte de mí siempre quiso saber que sucedió, por qué, aunque Jia me asegurase que no había pasado nada entre ellos, yo sabía que no era verdad.
Veía como cada mañana sus miradas se desconocían al caminar por los pasillos, actuando como completos desconocidos. Como los almuerzos a la hora del patio ya no eran en grupo, como lo habían hecho durante años. Como mi hermana ya no hablaba de sus amigos durante la cena como solía hacerlo.

—No, de todas formas no tengo hambre.— Mentí. Mi estómago pedía a gritos un mordisco de esas galletas.

—Como quieras.— Se encogió de hombros. —Nosotros bajaremos a la playa, llámame si decides venir más tarde.—

Mi hermana desapareció de mi vista justo después, dejándome a solas con Hanbin.
Dudaba preguntarle si Haewon iba a estar con ellos, pero me limité a bajar la cabeza para jugar con los anillos que llevaba, pasándolos entre mis dedos.

—Deberías venir, hace tiempo que no te veo.

¿De qué estaba hablando? Lo veo constantemente pasearse por mi casa. Demasiado, diría yo.

Seguía apoyando en el mármol de la encimera. Su ancha camiseta blanca dejaba entrever el tatuaje de su clavícula, el cual acaparaba gran parte de mi atención.
Su mirada, expectante a mi siguiente movimiento, hacía sentirme más y más pequeña.
Odiaba esa sensación que solo él era capaz de provocarme.

—Lo pensaré.

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—¿Hana?— Escuché una conocida voz aproximarse a mí.

—¡Haewon! ¿También te diriges a la playa?

Abracé fugazmente a la menor, la cual mantenía una amplia sonrisa en su rostro.

—Si, mi madre me ha dicho que estarías, así que he decidido venir también.

—¿Tu madre te lo ha dicho? Yo no pensaba venir por la mañana, pero ya sabes, mi hermana ha insistido.

No era verdad, pero no quería mencionar a su hermano.
Igualmente; nadie ha suplicado por tu presencia, Hana.

—Sí, Hanbin le ha dicho que
estarías.

¿Hanbin ha dicho eso?
Sentí una pequeña presión en el pecho al escuchar a Haewon pronunciar su nombre.
Sin saber bien qué contestar, aparté mi vista de su figura para enfocarme en la playa, la cual finalmente podíamos ver con claridad.

La arena se enredaba con los dedos de mis pies mientras mis piernas, con pesadez, trataban de avanzar hasta su interior.

Haewon se quitó la parte superior, dejando ver parte de su bañador floreado.
Su figura era naturalmente esbelta y pequeña.
Lo cierto es que Haewon era igual de guapa que su hermano. Su media melena se movía al ritmo del viento, dándome oportunidad de ver sus finas facciones.

Volví a fijarme en como el mar libre, chocaba con la línea del horizonte.
Los niños galopaban por la arena como gaviotas al ver el mar alborotado. Esa imagen me invadió de nostalgia.

—¡Ahí están!— Haewon tomó mi brazo y se apresuró hacia los chicos.

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¡Nuevo capítulo!
¿Qué tal vuestra semana? Yo ta tengo ganas de que llegue viernes, JAJAJA.
He tratado de no tardar mucho en actualizar, espero que lo disfrutéis, aunque sea un poco aburrido.
No dudéis en dejarme cualquier comentario, lo aprecio muchísimo, incluso si es respecto a algo que debo mejorar.
Dicho esto, no me enrollo más.
Escrito con mucho amor.~

𝗗𝘂𝗹𝗰𝗲𝘀 𝗱𝗶𝗲𝗰𝗶𝘀𝗶𝗲𝘁𝗲 ✿ Sung hanbin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora