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Two;
Perdida entre las olas del mar.

  𝓐l fin podía oler el mar. Bajé la ventanilla para dejar que la suave brisa marina inundara mi rostro.
Al fondo, una pequeña línea azulada se dibujaba en el paisaje.
Cerré mis ojos mientras dejaba que el viento me enredase el pelo sin miedo.

En mis auriculares sonaba "Cruel summer".
¿Podía ser más oportuno?

Eché un vistazo a mi hermana, la cual parecía concentrada chateando en el móvil.
Como si me hubiese leído el pensamiento, bajó el teléfono de su vista para mirarme.

—El bar de la playa organiza una fiesta esta noche, tenemos que ir, ¿No crees?

Me quité uno de los auriculares de la oreja para poder escucharla bien.

—No lo sé.— Volví a fijar mi mirada en el cielo perfectamente despejado.

No es que no me guste salir de fiesta, pero sabía que todos los que asistirían conocerían a mi hermana. Probablemente, empezarán a hablar de gente de su curso, que obviamente no conozco, y finalmente terminarán por jugar algún estúpido juego que involucra alcohol.

Oh Hana, siempre vamos juntas.— movió un poco mi brazo para captar mi atención.

—No he dicho que no. De todas formas puedes ir sola, ¿Por qué quieres que venga?

—¿No es obvio? Quiero estar con mi hermanita.

—Ya, claro.— La miré de reojo. Mantenía esa sonrisa tan suya, impecable.

Las pequeñas casas finalmente se asomaban por la ventana.
Este pueblo guardaba mis recuerdos más preciados como una caja de música que al ser abierta, desvela toda su magia.

Aquí tuve mi primer beso. Tendría solo doce años, pero me encantaba juguetear por las estrechas calles del pueblo, escondiéndome de otros niños los cuales no sabía su nombre, pero que de alguna manera eran mis amigos.

Añoraba esa facilidad para hablar con quien fuese. Supongo que la vergüenza es un sentimiento que se intensifica con los años.

A mis diecisiete años, todavía me siento muy perdida.

Vi como la figura de mi abuela dejaba de ser una simple visión borrosa.
Ahí estaba, moviendo las dos manos de manera entusiasmada desde el portal de su casa.

Una amplia sonrisa se formó en mi rostro, incapaz de ocultar mi alegría.
Amaba tanto a mi abuela. Era como una segunda madre para mí, ya que de alguna manera ocupaba el hueco que dejó mi padre tras su muerte.

El golpe más duro de mi vida fue perder a mi padre, la persona que más he amado.
Incluso después de cinco años, me sigo culpando por su muerte. ¿Qué culpa iba a tener una niña de doce años? Los accidentes automovilísticos son algo común, ¿Verdad?

Bajé del coche y sin cerrar la puerta del coche, me lancé a los brazos de mi abuela.

—¡Hana!, no sabes cuanto te he echado de menos.— Tomó con suavidad mi cara entre sus manos mientras apretaba mis pálidas mejillas. —¿Quieres dejar de crecer? Mira que pelo tan bonito.—

Mi pelo era largo y liso. Recientemente, me había teñido de castaño claro.
No sé en que momento decidí hacerlo, pero la gente suele mencionar lo bien que me queda cuando me ve. No estoy segura de si es un pensamiento honesto o es puramente cortesía. De todas formas, me da igual. A mi me encanta.

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Me senté en mi cama mientras miraba el letrero colgado en mi puerta; "Hana".
Llevaba ahí desde que tengo memoria.
A su lado, el largo espejo dorado me hizo pensar en lo que me había dicho mi hermana en el coche.
"Fiesta en la playa"

¿Debería ir?
Desenchufé el móvil de la corriente y me tumbé por completo en la cama.
De manera casi inconsciente, entré a Instagram.
Mientras deslizaba entre las publicaciones de las personas que seguía, vi que mi hermana había subido una con la frase; "Para un verano infinito" en el pie de foto. En ella se mostraba a Jia con unas gafas de sol en la cabeza y su maleta abierta al lado de su cama.
No pude evitar entrar en los comentarios.
Todos sus amigos y gente conocida habían dejado algún mensaje.

"Le gusta a Sung Hanbin"

Mi corazón dio un inesperado vuelco. Me había olvidado de que él iba a pasar el verano aquí. De repente, tenía las palmas de las manos sudadas.

Sung Hanbin es, en cortas palabras, la persona más perfecta que ha existido en este planeta.

Alargando un poco la historia, se trata de uno de los mejores amigos de mi hermana y obviamente, otro chico popular de su curso.
¿Mi mayor problema estos 4 años de instituto? Él.
Ni las clases de física se comparaban a lo que era soportar su presencia a diario.
Aunque bueno, estar enamorada de Hanbin no es nada espectacular, de hecho, nada fuera de lo común en mi instituto.
Soy una simple mortal más que ha caído irremediablemente ante sus encantos.
¿A quién vamos a engañar? Su apariencia física es más que suficiente para hacerte tropezar, pero la realidad es que la manera en que mira a cualquier individuo es capaz de provocar la muerte inmediata.
Y no me apetece morir joven.

Detestaba que se apoderase de mis pensamientos con tanta facilidad, así que no tardé en cerrar el móvil y déjalo tirado por algún lugar de mi cama.

Pasé mis manos con desesperación por toda mi cara. No pensaba asistir a esa fiesta.

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¡Segundo capítulo!
Que ganas de que llegue el verano. La verdad es que escuchar "cruel summer" mientras releo lo que he escrito me trae muchísima felicidad.
Espero que disfrutéis la lectura, aunque sea un poco aburrida.
Como siempre, escrito con mucho amor.~

𝗗𝘂𝗹𝗰𝗲𝘀 𝗱𝗶𝗲𝗰𝗶𝘀𝗶𝗲𝘁𝗲 ✿ Sung hanbin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora