使命 [ NamJin | JinNam ]

E X T R A

Fuegos Artificiales

04 de Julio de 1981.

─No, De ninguna manera usaré eso, nunca, ni aún en el infierno ─El detective Lee Seokjin miraba hacia la ropa de cuero negro que estaba al costado de la gran cama negando con la cabeza.

─Lo harás. ─El detective Kim Namjoon, su compañero, mejor amigo y por más de un año y medio su amante, pasaba una mano sobre su espeso cabello negro mientras fruncía el ceño. Había traído un disfraz para Seokjin y otro para él. Mientras hablaban, Namjoon ya se había puesto unos pantalones negros ajustados y unas botas de motociclista que hacían juego, en tanto su compañero no quiera ni tocar el disfraz.

─¿Por qué tengo que usarlo?, ¡Demonios!, Namjoon, hoy es 4 de Julio, no Halloween, Además, ¿por qué estamos pelando por esto, ahora?, Pensé que iríamos al parque a ver los fuegos artificiales, es nuestra tradición.

─Luego nos hartaremos de los fuegos artificiales, ahora, solo ponte la ropa ─ contestó Namjoon.

Frustrado Seokjin miró a su compañero con sus ojos verde mar. Recién había regresado de visitar a sus padres y, al parecer, no había llegado de muy buen humor. Incluso había rehusado darle un abrazo a Namjoon. Habían pasado dos largas semanas desde que se habían visto. Namjoon lo había extrañado como el demonio y quería sentir el cuerpo de su compañero presionando contra el suyo. Así que, el rechazo de Seokjin había dolido. Dolido mucho. ¿Acaso su compañero no lo echó de menos tanto como él lo había hecho?; ó tal vez Seokjin había cambiado de parecer. Era obvio que algo lo estaba molestado pero no estaba listo para hablar. Namjoon suspiró y decidió regresar hacia el plan actual.

─Ya te lo expliqué ─dijo, tratando de ser paciente─. Vamos a hacer un servicio de vigilancia en The Castle, el capitán Im recibió la noticia de un asunto de drogas muy importante que se supone debemos desbaratar. Si no usamos esas cosas, vamos a sobresalir como un par de dedos adoloridos.

─¿The Castle? ¿Ese endemoniado club de Cuero?

─Ese mismo ─contestó Namjoon secamente.

─Demonios, gracias por preguntar antes de aceptar la misión, compañero ─la voz de Seokjin sonaba con ácido sarcasmo.

Todavía rezongando, tomó cuidadosamente el montón de ropa de cuero negro, como si pensara que al tocar algo de eso por mucho tiempo pudiera quemarse.