C A T O R C E

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—¿Seokjin? ─Namjoon susurró suavemente, arrodillándose cerca del hombre atado sobre la cama. Suavemente soltó la mordaza de la boca de su compañero y empezó a trabajar en los nudos que agarraban sus muñecas y tobillos─. ¿Estás bien? — preguntó, hurgando con urgencia para desatar a su compañero.

─Sabía... ─Seokjin tosió ásperamente, su boca obviamente seca por la mordaza —. Sabía que vendrías ─susurró con voz ronca, girando a ciegas hacia el sonido de la voz de Namjoon.

─Deberías desear no tenerme por un tiempo ─Namjoon dijo gravemente soltando el último nudo, y así los brazos y piernas de Seokjin estuvieron libres. Su compañero se estiró cautelosamente y probó sentarse, pero falló.

—¡Eh!, permanece quieto hasta que la circulación vuelva otra vez. ─Ordenó Namjoon. ─Se inclinó sobre su compañero, masajeando los brazos y piernas de Seokjin hasta que empezaron a recobrar el color y la sensibilidad─. ¡Hijo de puta!, amarrarte como si...

─Él va a hacer algo peor que atarme si nosotros no descubrimos una manera de salir de esto, Nammie ─dijo Seokjin─. Aquí, quisiera... ─Subió una mano para jalar el vendaje de los ojos y siseó por la súbita invasión de luz cuando se liberó de la seda negra─. ¡Maldita sea, esto es brillante!

—¿Escuchaste algo de lo que dijo? ─preguntó Namjoon tratando de mantener su nivel de voz— Acerca de lo que...

─Sí, escuché ─lo interrumpió Seokjin, estaba fuera de la cama, explorando los confines de su cárcel de cristal. Desde dentro, Namjoon podía ver que debía estar hecha del mismo tipo de vidrio de un espejo de dos cara. Parándose en el escenario el podía ver hacia el interior de la caja. Ahora, desde dentro, el podía ver solamente reflejos de sí mismo, de su compañero y de los muebles del dormitorio.

─Bastardo, me dejó vendado y amordazado, pero no le hizo nada a mis oídos — continuó Seokjin gravemente─. Se supone que quería que yo escuchara lo que estabas por hacerme en detalle.

─Seokjin, no hablemos de eso ─Namjoon suplicó tratando de no mirar los múltiples reflejos de la forma fuerte y desnuda de su compañero, mientras Seokjin continuaba rondando la habitación, buscando una forma de escape. Él no se atrevería a admitir cuan odiosa era la idea que le rondaba. Cuánto quería sentir ese dorado y compacto cuerpo contra sí mismo, retorciéndose debajo de él.

─Kim, tenemos que hablar de esto. No veo una forma fácil de salir de aquí — Seokjin se sentó al fin y le dio una impenetrable mirada.

—¡No, yo no acepto eso! ─Namjoon giró de los insondables ojos verdes y echó mano de una pesada lámpara de latón de la mesita de noche cercana a él. Con toda su fuerza, él arrojó la pesada lámpara a un lateral de la prisión de cristal. Rebotó indemne con un impotente estruendo a los pies de la cama, ni siquiera se rompió el bombillo.

使命 [ NamJin | JinNam ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora