Capítulo 8

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Era difícil explicar qué había pasado después de la hazaña que se había dado frente a Tenshukaku, Gorou no había sabido explicarle a Su Excelencia lo que había sucedido, aunque tampoco es que hubiera mucho que contar.

Después de que Aether se lanzara hacia la Shogun, hubo un rayo de luz púrpura que lo abarcó todo y dejó a todos los presentes cegados por unos momentos. Cuando recuperaron la visión, no había rastro del viajero ni de la arconte.

Gorou no le puso atención a ese detalle, pues había algo más importante frente a él: Kazuha estaba débil, al parecer se había lastimado al hacerle frente a la Shogun y no podía ponerse de pie por su cuenta.

Mientras los soldados hacían un gran alboroto por lo que habían presenciado, Gorou se colgó el arco al hombro y tomó el brazo de Kazuha para que le rodeara el cuello.

—No debes preocuparte por mí, deberías estar con tus tropas —le había dicho Kazuha con su voz aterciopelada y ligeramente tensa por el dolor.

—Y tú no deberías enfrentarte a la Arconte —replicó Gorou, asegurándose que Kazuha se apoyara sobre él para darle mayor posibilidad de caminar por su cuenta—. Pudiste haber muerto, lo sabes. El poder que ella usó en ese momento fue muy parecido al Musou no Hitotachi...

Kazuha bajó la cabeza y asintió. Gorou apretó los labios, pues estaba seguro que Kazuha había recordado la noche que había escapado.

La noche en la que lo conoció al llegar a la Resistencia, herido y delirante.

—Su Excelencia atenderá tus heridas, estarás bien. —Gorou decidió cambiar el tema cuando se percató que Kazuha estaba demasiado callado—. Después de que me asegure que estés en sus manos, volveré con mis tropas, ¿de acuerdo?

Cuando Kazuha alzó la cabeza, Gorou le dedicó una sonrisa sincera. Recordaba los días donde Kazuha y él siempre se aseguraban de estar a la par en todo, ya sea hablando de provisiones, peleas o simples detalles insignificantes. Les daba cierta sensación de alivio el saber que ambos tenían los mismos bienes, de forma que ninguno pudiera sufrir ningún tipo de desventaja cuando, por ejemplo, ellos entrenaban o peleaban juntos. Se había vuelto una especie de tradición el hacer tratos donde uno de ellos hacía una cosa mientras que el otro hacía otro para compensar.

Y Kazuha pareció recordar lo mismo, porque en cuanto Gorou terminó de decir eso, el samurai lo miró a los ojos y le sonrió como en los viejos tiempos.

Eso fue todo lo que Gorou necesitó para saber que todo estaría bien y que, quizás, todo podría volver a como era antes.

***

Hubo un cambio notorio en Inazuma después de que el viajero apareciera nuevamente junto a la Shogun y a Yae Miko. La Arconte no parecía la diosa fría que había decretado la captura de visiones; seguía igual de serena, pero había... algo. Una chispa en su mirada que no había estado ahí antes.

El decreto de captura de visiones había sido abolido gracias a la intervención del viajero y Yae Miko. Nadie estaba seguro de qué había pasado, pero era obvio que el responsable de todo ello había sido el viajero.

Y gracias a eso, la constante guerra que había entre la resistencia y el shogunato finalmente acabó. No habrían más muertes innecesarias, ya no más compañeros caídos, no más cartas informando la muerte de un soldado a sus familiares. Gorou sintió como si finalmente hubiera visto la luz del sol después de estar días en mitad de una tormenta.

Los heridos habían sido llevados a la isla Watasumi para que pudieran descansar una vez que sus heridas fueran tratadas. Cuando Su Excelencia les llevó la noticia de lo que había sucedido y que ya no habría guerra, fue como si a todos se les hubiera dado un tónico milagroso; los ánimos se dispararon al cielo y muchos mejoraron rápidamente gracias a las buenas noticias.

Hojas de Arce | Gorou x Kazuha [Genshin Impact)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora