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En el sur de la galaxia, en una pequeño lugar apartado de la civilización, cubierto por la vegetación y los grandes arboles, había un laboratorio escondido en lo más profundo.

Las luces tenues iluminaban hasta cierta parte del camino, mientras que lo demas estaba totalmente oscuro, sin iluminación alguna que guiará el camino correcto.

Sin embargo, aunque la luz afuera era débil, por dentro era otra cosa.

Los pasillos estában siendo iluminados fuertemente, y los investigadores que usaban batas de color azul y blanco, venían e iban de un lado a otro con laboriosos papales entre sus manos y tabletas holograficas fijas flotando frente a sus ojos.

En el centro del laboratorio había un enorme tubo con líquido azul burbujeante, sin embargo, sea lo que fuese que hubiera habido dentro, había desaparecido.

Un hombre con bata blanca sin arruga alguna, yacía frente el monitor que estaba conectado al tubo enorme, su entrecejo estaba severamente marcado.

Un joven beta se acercó. —Señor, el experimento 764 fallo la prueba y fue incinerado inmediatamente.

El hombre arrugo más -como si fuese mas posible- su entrecejo y masageo el puente de su nariz, había una mirada hastiada en su rostro.

— Cuál fue el error esta vez? Estabamos tan cerca de lograrlo... —Murmuro lo último.

El joven investigador beta también tenía una mirada melancolica en su rostro androgeno.

— Cuando se intento emparejar con la feromona del alfa experimental 7, el experimento 764 comenzo a sangrar por los cuatro orificios hasta convulsionar y morir. —Informó.

El hombre guardo silencio y luego suspiro. —La pureza en su sangre era casi igual a las de sus ancestros... ¿por qué siguen fallando? No puedo entender.

El joven beta también guardo silencio y luego dudo en si decir o no lo siguiente, sin embargo su intuición gano ante su raciocinio.

— Señor, la sangre que hemos usado es algo antigua, ¿sera que con el pasar de los años a perdido su pureza y por eso no hemos podido llegar hasta el final en nuestro trabajo?

El hombre se quedó en silencio y llevó sus manos hacía sus ojos, aparto los lentes un poco y masajeo la parte inferior de sus pestañas.

— Entiendo lo que quieres decir, pero aunque ese sea al caso, no podemos desperdiciar nisiquiera una sola gota —Dijo con voz llena de impotencia—. Después de todo, ¿dónde podriamos conseguir una sirena para recolectar más muestras de sangre? Han dejado de existir desde hace cien años.

El joven asintio en silencio. Si tan solo esas maravillosas criaturas volvieran a la vida, ellos podrían continuar felizmente con los experimentos y asi su señor no tendría ese semblante tan agotado después de tantaa decepciones, con los experimentos fallidos.

El Lobo Y La Sirena ; ©YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora