Nueve Las preocupaciones de Harry Potter

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Nueve

Las preocupaciones de Harry Potter

El Profeta: Harry Potter y su nueva relación romántica con Olivia Barnes

La feliz pareja fue fotografiada luego de una cita romántica un día por la tarde.

Adjuntaba una foto de la feliz pareja en la salida de lo que parecía ser un café en medio callejón Diagon. Scorpius, sin mirar a su amigo, leyó otra vez la frase feliz pareja con todo el sarcasmo posible, porque en la foto, la única que sonría y se sonrojaba era la tal Olvia Barnes. Jamás había oído hablar de ella ni del apellido Barnes. Miró otra vez la foto, Harry Potter tenía el ceño fruncido, y colocaba, ante el primer flash de los periodistas, las manos en los bolsillos de sus pantalones. Entonces, miraba a su novia de una manera que dejaba poco a la imaginación de los espectadores y empezaba a cambiar de dirección opuesta. La foto termina allí y volvía a empezar. Estaba editada a propósito, porque claramente si no la detenían, ya no podría llamarse feliz pareja. El artículo seguía con unas palabras por parte de Olvia Barnes: "Nuestra relación apenas comienza, pero lo amo muchísimo"

Finalmente, levantó la vista para mirar a su amigo. Albus ya había dejado el periodico a un lado y ahora ataca los huevos sobre su plato como si fueran los causantes de todo.

—¿Al? —preguntó suave—. No le hagas caso al titular, es obvio que...

—Lo sé, lo sé. Vi la foto. Estoy seguro que papá ya terminó con ella. Odia cuando ellas salen a hacer público sus encuentros... —levantó la cabeza y miró para todos lados. Sólo entonces Scorpius se dio cuenta que todo Slytherin, no, todo el colegio le dedicaba miradas, y pudo ver que a James también el colegio lo miraba de reojo.

—Desayuna tranquilo —decidió decirle—, si quieres podemos hablar más tarde —propuso.

—Sí. Desayunemos.

El camino a su clase de Encantamientos hablaron un poco sobre el asunto.

—Odio enterarme de toda la vida privada de mi padre. Puede salir con quien quiera, sé que amaba a mamá, sé que la ama —aclaró—. Sé que los adultos a veces buscan cosas físicas... —Scorpius abrió los ojos como platos, sabiendo que sus mejillas estaban tan coloradas como las del mismo Albus con esas palabras—, pero odio enterarme —entonces, Al cambió la expresión de su cara y lo miró como a la defensiva—. No es que no quiera que sea feliz. Si encuentra a alguien.. bien por él —luego dudó y siguió—. Una sola vez nos presentó a alguien ¿sabes? Después no lo hizo más. Fue un desastre. Se hizo la buena y después de vernos por segunda vez intentó convencernos de pedirle a papá que nos enviara a un internado muggle lejos del país. No sé si hay una mujer suficientemente buena para él y para nosotros.

Scorpius asintió. No sabía qué decir. Sus pensamientos entonces se fueron por otro camino. Cuando su madre se fuera, cuando su cuerpo le dijera que ya no podría seguir peleando para mantenerse en este mundo, y su padre se quedará solo ¿Haría lo mismo? ¿Buscaría otras mujeres para... cosas físicas? ¿Le presentaría a alguien? Bueno, estaba seguro que su vida tal vez no fuera expuesta de esa manera por El Profeta, pero... Se mordió el labio. No le gustaría a nadie más que a su mamá para su papá. Sin embargo, Albus tenía razón en algo, como hijo, él tampoco quería la infelicidad para su padre. No estaría solo, claro. Su mamá una vez le contó qué lo había tenido a él con la esperanza de dejar algo por lo que vivir a su padre, para que no se cayera a la oscuridad, para que fuera la luz.

Honestamente, no quería pensar en eso. Su madre tenía que quedarse con ellos un poco más. , se dijo. Su padre encontraría la cura a la maldición de su mamá. Su padre después de todo era increíble.

El Legado de Potter #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora