Quince Avances

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Quince

Avances

La historia de como Scorpius, por segunda vez en el ciclo escolar, había salvado la vida de Rose se extendió como pólvora en todo el castillo. Fueron protagonistas de largas ediciones en el Profeta y Corazón de bruja, donde, sin saber cómo, aparecieron fotografías suyas conversando por aquí y por allá, aunque siempre cortadas, dejando a Albus afuera, haciendo ver de esa forma que andaban solos Scorpius y Rose todo el tiempo cuando no era cierto. Incluso empezaron a recibir cartas de diferentes personas en diferentes lugares del país. Albus, en vez de sentirse excluido, parecía aliviado de estar fuera del radar de tanta atención.

—¡Por Merlín! ¿Te imaginas si yo estuviera en tu lugar, Scorp.? Habrían largas listas de las diferencias que tengo con papá —las continuas comparaciones, que aparecían menos estos días, seguían haciéndole algo de daño, por lo que agradecía no tener ese tipo de atención. A veces, Albus se sentaba con ellos a leer las cartas que Scorpius y Rose ignoraban.

A Scorpius no le disgustaba la atención, más contando con que era positiva, pero sí lo hacía sentirse terriblemente tímido y vergonzoso el hecho de que todo fuera romántico. ¡Merlín, Rose era su amiga!

Albus se destartalaba de risa cuando Scorpius se ponía todo tímido y rojo, pero estaba muy contento ya que había dejado de tener la atención de su hermano, que ahora se metía con Rose por alguna razón. Scorpius tampoco lograba entender a James. Una tarde, el Potter mayor se le acercó y le agradeció haber salvado a su prima, pero se notaba que le seguía cayendo mal. Estaba claro, a esta altura, que por más que haya salvado a Rose, James pensaba que él era el culpable. Scorpius a veces pensaba que James tenía razón de alguna manera, pero la chica pelirroja llena de rulos era su amiga. Punto.

De vez en cuando, sin embargo, salía algún artículo buscando hacerlo quedar como culpable y mente maestra de todos esos accidentes, en su mayoría eran teorías retorcidas de los lectores del diario que publicaban en una sección nueva en el Profeta. Rose una tarde de Abril les aseguró que todas estaban escritas por la misma persona y que ya le había mandado una carta a su madre explicando y fundamentando su teoría. Scorpius y Albus se habían mirado, porque ellos apenas leían los titulares del periodico.

—Estás loca, Rose —le dijo Albus una tarde. La chica se ofendió tan feo que no les habló por una semana.

Para cuando llegó Mayo, la historia aún estaba tibia, pero sus teorías de quién podría ser el culpable de tal ataque al azar se congelaron. Rose había querido unirla al accidente de la Bludger, pero ni Scorpius ni Albus le siguieron la corriente, por lo que se ganaron otros dos días de silencio de su parte. Dos días donde Rose había estado muy conversadora con Vincent, después descubrieron que era porque él parecía creer la conexión entre ambos sucesos. Sophie por su parte, se mantenía al margen de todo aquello. Scorpius lo consideraba mejor así, ya que su prima no había vuelto recibir ataques de ningún estudiante, y cada vez se burlaban menos de ella. Sí, Sophie parecía haberse olvidado de aquellos hechos y se veía más feliz con otras niñas de primero.

Para finales de Mayo, Rose debió darse por vencida y aceptar que no avanzaría jamás sobre el misterio del chocolate envenenado. Más cuando el mismo Harry Potter confesó al periodico que no tenían pistas, y el caso oficialmente se enfrió.

—Mi padre no va a estar muy contento —lloriqueó Scorpius una tarde cuando iban camino a una clase que tenían con Ravenclaw, mirando con perdón a Albus—, mi padre quiere un culpable.

—Yo también quiero uno, pero si papá no lo ha encontrado, nosotros menos. Y no te disculpes, si tu papá se enoja con el mío, son cosas de ellos, no nuestras.

El Legado de Potter #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora