Once Fin de las vacaciones

183 18 9
                                    

Once

Fin de las vacaciones

Harry no podía creer lo mucho que en pocos días había tenido que hablar con James, y darse cuenta, lo mucho que aprendió a desconfiar de sus "entiendo" o "ya lo entendí" sumado al "no volverá a pasar". Aún le costaba aceptar que James había empujado de forma brusca a su hermano bajando por las escaleras. Hermione le comentó que esas podrían ser cosas de chicos, pero Harry argumentó que James tenía que entender que todo tenía un límite. Su amiga aceptó que tenía toda la razón.

Era apenas mitad de semana y Harry solo quería escapar de casa. Las horas en el Departamento de Aurores no le estaban ayudando a deshacer su frustración y ésta no dejaba de crecer y crecer.

¡Carajo!

Estaba seguro que lo que necesitaba era una buena sesión de sexo. Casi desesperado, dos días antes de año nuevo, le pidió a Hermione si podía invitar a sus tres hijos a quedarse en su casa por una noche. Con Kreacher solo lo dejaba cuando era una emergencia de Auror durante la noche. Jamás como niñera. Hermione se había reído de él pero aceptó.

—De paso —agregó—, puedo conversar con él.

Harry sintió algo cálido en su pecho.

—¡Oh, Hermione! ¿Harías eso? Por favor... a veces pienso... —suspiró—. Tal vez, necesitan una madre...

—Harry —le advirtió ella—. Sabes lo que pienso.

—Está bien —dijo—. U otro padre.

—No me refería a eso —se defendió su amiga—. ¡Y no es gracioso!

—Lo sé, lo sé. Lo siento. Estoy siendo un imbécil. Ya sé que no necesitan a alguien si no es quien nos haga feliz a todos. Lo sé, pero es difícil. Ha sido horrible darme cuenta que...

—Harry —Hermione volvió a pronunciar su nombre. Merlín, estaba desvariando—. Respira. James es un niño aún, no es un caso perdido. Solo necesita que lo guíen. Y sí, lo haría, lo haré, porque puedo y porque quiero. Es mi sobrino y ahijado, Harry.

—Gracias.

—De nada. Y espero de verdad puedas sacarte algo de frustración.

Harry rió, ahora algo avergonzado pero lo necesitaba.

—Yo también lo espero. Aunque espero que no salga en El Profeta mañana.

***

Draco lo notó en cuanto sucedió. La vida que había adquirido Astoria estaba agotándose, otra vez. Sabía que tener esperanza de que la poción volviera a funcionar era escasa, pero decidió creer. Muy poco Slytherin diría la pequeña Merlina. Ya no estaba seguro de si podría llamarse Slytherin. Su esposa y él estaban en su cuarto, cada uno en pijama, sentados con la espalda contra la cabecera de su cama. Pese a que los colores ya no eran tan brillantes en su esposa, aún le quedaban estelas. Él iba a mirarlas y atesorarlas todas. La miró y sonrió, diciéndole que se recostara contra él y ella lo hizo, sonriendo.

—Eres muy hermosa —no pudo evitar decirle.

Ella le sonrió otra vez.

¡Oh, Merlín! Conocía esa sonrisa. Era muy Slytherin, de esas que soltaba cuando quería algo y haría todo por conseguirlo. Gruñó en respuesta. No podría negarse jamás a esos deseos. Estos días habían sido como si hubieran recuperado meses y meses de poca intimidad entre ellos, todo por aquella maldita maldición. Llevó una de sus manos a la barbilla de ella y elevó su rostro, logrando que sus ojos lo vieran. Sí, desbordaba en deseo. Sintió de inmediato la dureza entre sus piernas. La deseaba y la amaba tanto. Inclinó su rostro, cerró los ojos y la besó.

El Legado de Potter #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora